¿Alguna vez se sintió tan nervioso que sintió como si su corazón estuviera a punto de salir de su pecho? En este caso, es probable que haya sufrido taquicardia de ansiedad, un problema bastante común, aunque no fácil de diagnosticar, que puede resultar alarmante. De hecho, un estudio realizado en el Hospital General de Massachusetts reveló que una de cada tres personas experimentará dolor de pecho no cadiaco y palpitaciones causadas por la ansiedad en algún momento de su vida.
Las arritmias funcionales son un trastorno fisiológico caracterizado por reacciones repentinas de frecuencia cardíaca, sin motivo aparente y sin una lesión orgánica. Tienden a cruzarse con altos niveles de ansiedad y la frecuencia cardíaca puede alcanzar entre 160 y 200 latidos por minuto, aunque no se encuentran anomalías cardíacas en los exámenes clínicos. Por eso se refiere a un trastorno funcional.
Las taquicardias de origen ansioso pueden ir acompañadas de dolor en el pecho inducido por la ansiedad, sensación de dificultad para respirar, sudoración profusa, náuseas e incluso mareos por ansiedad.
¿Cómo reconocer la taquicardia de ansiedad?
La taquicardia de ansiedad puede llegar a ser tan intensa que la persona crea que está sufriendo un infarto, aunque los cardiólogos le han asegurado que no padece una enfermedad cardiaca. De cualquier manera, las palpitaciones son tan intensas que la persona cree que se está muriendo, lo que aumenta aún más la ansiedad y, por tanto, la taquicardia.
Después de estar expuestos a un estímulo que nos asusta de alguna forma, es normal que nuestro ritmo cardíaco aumente.
Pero si tenemos miedo y pensamos que estamos perdiendo el control, nuestro cuerpo reaccionará como si fuera una verdadera emergencia aumentando aún más la frecuencia cardíaca. A su vez, este aumento de la frecuencia cardíaca nos asustará aún más, creando un círculo vicioso en el que cuanto más aumenta el miedo, más rápido latirá el corazón.
La taquicardia de ansiedad suele ser el resultado de la exposición a una situación estresante, angustiosa, aterradora o extremadamente triste. Pero a veces, solo recordar o anticipar tales situaciones puede ser suficiente para desencadenar la taquicardia. Incluso un pensamiento o una emoción pueden desencadenar palpitaciones, así como una conexión inconsciente con algunos estímulos que consideramos peligrosos.
De hecho, la taquicardia de ansiedad puede ser una respuesta aprendida cuando se activa un determinado tema en la mente que nos preocupa o un estímulo que se hace presente en distintas situaciones, aunque estos no son en sí mismos amenazantes.
Dado que la taquicardia de ansiedad no siempre es el resultado directo y apreciable de un evento estresante, a veces es difícil establecer la conexión. Por lo tanto, es importante que se concentre en analizar su entorno y sus pensamientos. Solo entonces podrá identificar los desencadenantes de la ansiedad. Luego, puedes activarlos en tu mente y notarás como se activan las palpitaciones. Esto confirma que se trata de una taquicardia de ansiedad.
Esta situación puede tornarse enormemente invalidante porque, debido al miedo, la persona se ve llevada a aislarse para evitar cualquier tipo de estímulo nuevo o que pudiera escapar a su control, esto reducirá cada vez más el umbral frente al cual se desata la respuesta ansiosa, generando un círculo vicioso.
¿Por qué la ansiedad causa latidos cardíacos rápidos?
Hay dos áreas clave del cerebro responsables de procesar la ansiedad: la amígdala y el hipocampo. La amígdala es un verdadero centro de comunicación entre las diferentes partes del cerebro que procesan las señales sensoriales entrantes y las áreas que interpretan estas señales. Puede alertar al resto del cerebro de que existe una amenaza y desencadenar una respuesta de miedo o ansiedad.
En el hipocampo, en cambio, se almacenan muchos de los recuerdos relacionados con experiencias pasadas que son negativas, estresantes o ansiosas. Su tarea es codificar eventos amenazantes transformándolos en recuerdos.
Cuando el cerebro se encuentra con una amenaza (real o percibida), libera una oleada de neurotransmisores, como cortisol y norepinefrina. Estos nos dan un impulso extra, mejoran nuestra percepción, reflejos y velocidad para hacernos seguros si es necesario.
Estos neurotransmisores también hacen que los vasos sanguíneos se contraigan, por lo que nuestro corazón tiene que bombear más rápido para hacer circular más sangre y oxígeno por el cuerpo. Básicamente, entramos en "modo de supervivencia". Se activa nuestro sistema nervioso simpático, que actúa como una especie de acelerador.
Cuando la situación que generó esta respuesta de activación desaparece, el hipotálamo, otra estructura del cerebro, debe ordenar que todos los sistemas vuelvan a la normalidad. Entonces es cuando se activa el sistema nervioso parasimpático, que actúa como retardador y nos ayuda a relajarnos y a ralentizar nuestro ritmo cardíaco (descubre la relación entre el nervio vago y la ansiedad).
Efectivamente, el aumento de la frecuencia cardíaca tiene un valor funcional y no es perjudicial, pero si se activa en exceso puede acabar provocando daños físicos. Si nuestros sistemas no vuelven a la normalidad o no se encienden todo el tiempo, tenemos un problema.
¿Son peligrosas las palpitaciones de ansiedad?
La taquicardia de ansiedad no suele ser peligrosa, aunque sí molesta. Pero si el problema persiste en el tiempo y reaccionas con ansiedad ante más y más situaciones, es probable que tu coherencia cardíaca acabe siendo afectada.
Los científicos de la Universidad de Harvard concluyeron que "cuando la ansiedad ocurre con frecuencia o durante períodos prolongados, se considera perjudicial para la salud mental y general". La ansiedad se ha asociado con una mayor incidencia y, en algunos casos, con la progresión de la enfermedad cardiovascular.
Los mecanismos de acción de la ansiedad que pueden suponer un riesgo para la salud cardiovascular son múltiples.
- Disfunción autonómica. La alteración de la homeostasis autonómica cardiovascular, en particular con respecto a la capacidad del cuerpo para mantener la estabilidad de los latidos del corazón y la presión arterial constante, es un factor que afecta la salud cardiovascular y aumenta el riesgo de mortalidad. Las personas con antecedentes de enfermedad cardiovascular e hipertensión que tienen una capacidad reducida para mantener la estabilidad autónoma tienen un mayor riesgo. También se ha demostrado que las personas con trastornos de ansiedad tienen mayor dificultad para regular la función autónoma.
- Vías inflamatorias. Las vías inflamatorias juegan un papel clave tanto en el desarrollo como en la progresión de la enfermedad cardíaca. Los trastornos de ansiedad provocan precisamente un aumento de diversos marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva, el factor de necrosis tumoral alfa, la interleucina-6, la homocisteína y el fibrinógeno.
- Disfunción endotélica. La ansiedad también está relacionada con cambios en el endotelio vascular. El endotelio vascular juega un papel clave en la salud y mantenimiento del sistema circulatorio a través de la regulación de la actividad plaquetaria, trombosis, tono vascular y adhesión de leucocitos. Su disfunción conduce al desarrollo de aterosclerosis. Se ha observado una mayor disfunción endotelial en personas con un trastorno de ansiedad.
- Disfunción plaquetaria. Además, se ha demostrado que el aumento de la actividad plaquetaria y la activación por desencadenantes inflamatorios desempeñan un papel clave en la aterotrombosis y la isquemia miocárdica. Las personas que sufren de ansiedad aguda o estrés también muestran un aumento de la agregación plaquetaria.
Todo esto indica que si bien la taquicardia de ansiedad no provoca directamente un infarto, puede tener un efecto perjudicial sobre la salud cardiovascular a largo plazo, por lo que es importante remediarla lo antes posible.
¿Cómo eliminar la taquicardia de ansiedad?
Existen varias formas de tratar la ansiedad y así eliminar la taquicardia que produce. La técnica de detección y tratamiento de la consecuencia temida es muy efectiva porque se enfoca en detectar los desencadenantes que causan ansiedad y encontrar soluciones para aliviar los síntomas, tanto física como emocionalmente.
Para aplicarlo es necesario entender que el malestar persiste al intentar evitar las temidas consecuencias. En otras palabras, el primer paso no es tratar de evitar esas sensaciones molestas.
Básicamente, debe comprender que, aunque son molestas, las taquicardias no son peligrosas en sí mismas. Así rompes el círculo vicioso, calmas el miedo y reduces la ansiedad. Para lograr esto, debe buscar pensamientos o comportamientos alternativos:
- Ejercicios de respiración. La respiración profunda acompaña los latidos del corazón, generando una sensación de tranquilidad y bienestar que te ayudará a eliminar las palpitaciones. Por ello, se recomienda aprender ejercicios de respiración para aplicar en cualquier situación.
- Técnicas de relajación. La técnica de relajación muscular progresiva es uno de los ejercicios más efectivos, porque no solo aprenderás a relajarte, sino también a notar la tensión corporal que precede a los episodios de ansiedad, para que puedas detenerlos a tiempo.
- Pensamientos positivos. No significa caer en un positivismo ingenuo, sino desarrollar pensamientos más racionales y adaptativos. Cuando sienta las palpitaciones, en lugar de pensar que va a morir o que va a sufrir un infarto, piense que es una reacción de miedo y que tiene el control.
Sin embargo, en algunos casos, cuando la ansiedad se ha prolongado durante años, se necesita terapia psicológica. Además, siempre es recomendable realizar un examen cardiológico minucioso para descartar una patología subyacente.