Todos queremos adquirir hábitos saludables. Nos lo proponemos, de hecho, de forma cíclica. Sin embargo, los datos indican que en la mayoría de los casos este deseo se reduce a uno o dos intentos fallidos. ¿Cómo?
Última actualización: 23 de mayo de 2022
¿Por qué no comemos frutas y verduras todos los días si sabemos que son buenas para nosotros? ¿Por qué no hacemos ejercicio con frecuencia si se conocen los beneficios? ¿Por qué nos cuesta beber al menos dos litros de agua al día? Desarrollar hábitos saludables no es tarea fácil, ya que requiere tiempo, dedicación y esfuerzo.
La verdad es que a la mente humana no le gustan los cambios, porque implican un gran gasto de energía. Prefiere quedarse en lo conocido, en lo predecible. Procura que todo se mantenga estable, que no haya imprevistos ni novedades.
Piensa en aquella vez en el aeropuerto cuando los altavoces anunciaron que nos habían borrado la cara. ¿Cómo nos sentimos? Probablemente estresado, porque esta nueva información requiere que el cerebro haga un trabajo extra que no esperaba
A la luz de esto, tendemos a huir de los cambios. Veamos por qué adquirir y mantener un hábito no es fácil y qué hacer para lograrlo.
¿Qué es un hábito?
Un hábito es un comportamiento que se repite de forma sistemática. Muchas de las acciones que realizamos se fortalecen al final del día, al punto de ser interiorizadas y asumidas como una forma de vida.
Una vez que la acción se convierte en un hábito, la mente ya no necesita esforzarse. Automatizará todo lo que traduzca en recompensa, es decir, que provoque placer.
¿Por qué suele ser difícil adquirir hábitos saludables?
Hay varias razones por las que no logramos consolidar e integrar algunos hábitos saludables en nuestra rutina. En las siguientes líneas te presentamos las más comunes.
1. Porque nos enfocamos en los resultados
En la mayoría de los casos, cuando nos marcamos un objetivo, tendemos a centrarnos en los resultados: perder peso, ganar masa muscular, conseguir un cutis perfecto, etc.
Adquirir un hábito saludable haciendo hincapié en lo que se quiere conseguir suele generar el efecto contrario, pues muchas veces se adoptan estrategias restrictivas, como las dietas, o excesivas, como la actividad física intensa, por lo que es difícil mantenerlas en el tiempo. el largo plazo
Cuando nos enfocamos en los resultados, el efecto rebote es más probable, que te hace recuperar el sedentarismo y los kilos perdidos. En su libro Atomic Habits, James Clear afirma lo siguiente:
“La alternativa adecuada es perseguir hábitos basados en cambios de identidad. Con este enfoque, empezamos por centrarnos en quiénes queremos llegar a ser”.
2. Estamos convencidos de que no podemos hacerlo
Todos tenemos ciertas creencias que creemos que son ciertas. Estos guían nuestro comportamiento, pueden ayudarnos a alcanzar metas o limitarnos y actuar como obstáculos. Nuestras acciones reflejan lo que creemos que somos.
“El ser humano siempre actúa, siente y se desarrolla de acuerdo con lo que imagina que es verdad de sí mismo y del medio que lo rodea. Actuamos y sentimos no según la realidad, sino según la imagen de nosotros mismos que creemos refleja. Los hábitos, ya sean saludables o no, se forman de la misma manera”.
-Maxwell Maltz-
Si una persona ha pensado toda su vida que es buena para el deporte, le será mucho más fácil hacer actividad física que alguien que piensa que el deporte no es para ella.
En ambos casos, la acción está en sintonía con lo que creemos ser: hay armonía entre conducta e identidad. Sin embargo, mientras beneficia a uno, limita al otro.
Hacer un trabajo profundo para cuestionar creencias y reconstruir el diálogo interno. es un camino valioso para adquirir hábitos saludables y dejar atrás los nocivos
3. Adquirir hábitos saludables es difícil porque perdemos la motivación
Nuestra mente ama la simplicidad; está muy atento a la relación costo-beneficio. En este sentido, no obtener resultados inmediatos, sobre todo si te esfuerzas mucho, suele ser desmotivador y una de las principales excusas que encontramos para desistir. Nos motiva a conseguir objetivos con el menor esfuerzo posible.
Para que un comportamiento sea automático, necesitamos repetición y tiempo. ¿Qué es mejor que hacerlo fácil y atractivo?
Cuando definimos un plan de acción simple, especificando cómo, cuándo y dónde es menos probable que pierdas la motivación ante una situación adversa.
Es más probable que consumamos fruta si la guardamos en una cesta sobre la mesa o bebamos más líquidos si llevamos una botella de agua en la mochila cada vez que salimos. Para adquirir hábitos saludables, debemos hacer que todo sea más fácil, por lo tanto, más llevadero.