Pero lo interesante es que cuando decidimos tomamos en consideración solo los factores más obvios, cuando en realidad, detrás de una decisión hay muchos factores. Evidentemente, centrarnos solo en los aspectos más visibles puede llevarnos a tomar decisiones de las que podamos arrepentirnos.
¿Cómo tomar mejores decisiones?
No existe una varita mágica que nos ayude a tomar buenas decisiones, nunca estaremos 100% seguros, pero sí somos capaces de poner en práctica algunas estrategias que ampliarán nuestra perspectiva, nos harán pensar y nos permitirán decidir de forma más informada. .
1. Piense en términos de oportunidades. Cuando vamos de compras, por ejemplo, pensamos en términos de "compro" o "no compro". Esta perspectiva conduce inevitablemente a comprar algo. Sin embargo, todo cambia si pensamos en términos de ahorro, si pensamos que el dinero no gastado en comprar un objeto lo podemos invertir en algo que nos dará una mayor satisfacción. Entonces, al tomar una decisión, es mejor no pensar en términos de "todo o nada", sino que debemos pensar en términos de oportunidades futuras.
2. Gestionar diferentes opciones. Las grandes empresas, cuando tienen un buen proyecto en sus manos, no apuestan por el jugador único sino por el contrario, aumentan las oportunidades encomendando la misma tarea a distintas personas, para que sean capaces de tener distintos puntos de vista sobre el problema. . Como resultado, pueden elegir la solución más rentable. También podemos aplicar este razonamiento a la vida cotidiana y, en lugar de simplemente tomar las decisiones obvias, debemos aprender a ampliar nuestra perspectiva.
3. Pídale a alguien que solucione el problema. Los problemas suelen venir acompañados de una carga de emociones, en estos casos nos cuesta encontrar diferentes soluciones. Sin embargo, un observador externo tiene una mente libre y menos contaminada por prejuicios y por lo tanto puede darnos ideas valiosas que ni siquiera hubiéramos considerado. Recuerde que a menudo las mejores ideas provienen de personas completamente ajenas al contexto del problema, de tal manera que vale la pena valorar cada opinión.
4. Utilice analogías. Es difícil liberarse de los propios patrones de pensamiento, que a menudo se convierten en una prisión que limita nuestras perspectivas. Para romper estereotipos y tomar una buena decisión, podemos recurrir a analogías. Por ejemplo, los fabricantes de trajes de baño de Speedo tenían la tarea de crear una prenda que ofreciera menos resistencia en el agua. Cuando se sintieron estancados, recurrieron a analogías y empezaron a pensar en cosas que se mueven muy rápido en el agua como torpedos y tiburones. De esta forma encontraron su inspiración.
5. Considere una alternativa radicalmente diferente a sus propias creencias. Cuando nos enfrentamos a un dilema y necesitamos decidir, las opciones en el horizonte están profundamente influenciadas por quiénes somos, nuestros valores, creencias y metas. Pero imagina por un momento que eres una persona completamente diferente, ¿qué elegirías? No se trata de adoptar una solución en la que no te sientas cómodo, sino que al considerar alternativas tan alejadas de tu forma clásica de pensar puede que encuentres un término medio que no habías considerado.
6. Aplicar la técnica 10/10/10. Este es uno de mis trucos favoritos a la hora de tomar decisiones. Antes de decidirse, piense en cómo se sentirá durante los próximos 10 minutos, 10 meses o 10 años, dependiendo de la magnitud de la decisión a la que se enfrente. Para que pueda liberarse de las emociones que está sintiendo para concentrarse en las consecuencias. Si una decisión te hace sentir mal o culpable en el futuro, lo mejor es seguir otro camino.
7. Limite sus opciones. A veces, el problema con la toma de decisiones es que tenemos demasiadas opciones. De hecho, varios estudios han demostrado que cuando tenemos muchas alternativas disponibles, a menudo nos sentimos desorientados y, por lo tanto, aumentamos la probabilidad de tomar la decisión equivocada. Por lo tanto, a veces es aconsejable limitar la cantidad de opciones disponibles para que pueda concentrarse en los pros y los contras de cada una.
8. Verifique las alternativas. En lugar de saltar al vacío, se debe avanzar paso a paso, con toda la seguridad y tranquilidad que ello conlleva. Una idea es iniciar pequeños experimentos que permitan vislumbrar cómo funcionan las distintas opciones y cuáles son sus consecuencias. Por ejemplo, antes de elegir una carrera sería recomendable pasar tiempo con un profesional para evaluar los pros y los contras de la profesión.
9. Imagínese el peor de los casos. No se trata de adoptar una actitud catastrófica, pero antes de tomar cualquier decisión conviene estar también preparado para el fracaso. Entonces, imagina el peor escenario posible. ¿Cuáles son las posibilidades reales de que suceda de esta manera? Si no puede hacer frente a estas consecuencias, es mejor tomar una decisión más prudente. A veces, no correr riesgos es un ganador.
10. Cumpla con sus prioridades. Independientemente de la decisión que tome, lo más importante es sentirse satisfecho. Esto se logra alineando las decisiones con sus prioridades. Antes de decidir, considere si el siguiente paso lo acercará o alejará de sus principales prioridades.
Sin embargo, la regla de oro a la hora de tomar decisiones es una: tú decides, no dejes que otros decidan por ti.