¿Cómo encontrar tu propio camino en la vida? Muchas personas a menudo asocian el éxito con la suerte. De hecho, la mayoría de nosotros, frente a un emprendedor, solo vemos los resultados y rara vez pensamos en las cosas que esta persona tuvo que sacrificar y cuánto tuvo que trabajar para llegar a ese punto.
Precisamente en este detalle, aparentemente irrelevante, radica la gran diferencia que separa a una persona que ha tenido éxito de aquellas que lo han intentado, pero se han detenido a mitad de camino: es la capacidad de emprender y superar obstáculos, sobre todo cuando aparecen. Como un muro infranqueable. .
Nadie dijo que el camino del éxito sea fácil, pero en cuanto empiezan a aparecer los primeros contratiempos, empiezas a pensar: “No tuve suerte”, lo que significa que ya nos hemos rendido. Sin embargo, el éxito no es cuestión de suerte, es cuestión de compromiso, sacrificio y coherencia. Se trata de saber gestionar los fallos y aprender de los errores para salir fortalecidos y volver al trabajo lo antes posible.
¿Cómo sabes cuando hemos perdido nuestro camino?
Hay algunas señales de que no estamos en camino del éxito y que debemos reconsiderar algunas cosas antes de continuar. Es posible que haya perdido el rumbo cuando:
1. Planea demasiadas tareas que no podrá completar. Los objetivos importantes incluyen muchas etapas intermedias, esto no es un secreto para nadie. Sin embargo, el problema comienza cuando no podemos estructurar lógicamente estas fases según su nivel de complejidad, el tiempo y los recursos de los que disponemos. Cuando no eres capaz de establecer una jerarquía puede generar un estrés que pondrá en riesgo el proyecto, por lo que te sentirás agotado, como si las fuerzas no fueran suficientes para alcanzar la meta predeterminada.
¿La solución? Planifique pasos pequeños que aumenten gradualmente la complejidad hasta alcanzar su objetivo final. Calibre su tiempo y recursos y establezca prioridades. Sin metas pequeñas no podrás avanzar.
2. Quieres hacer todo tú mismo. Algunas personas, cuando se embarcan en un proyecto, piensan que no necesitarán la ayuda de nadie, se sienten autosuficientes. Por suerte o por desgracia, detrás de los grandes éxitos siempre ha existido un grupo de personas que los ha apoyado. Cuando se trata de un proyecto ambicioso, debe confiar en los demás, aunque solo sea para alimentarse de nuevas perspectivas y aprovechar nuevas ideas. Para desarrollar un proyecto no solo es necesario abrirse a los demás, sino también aprender a confiar en ellos y delegar tareas.
3. Pregunte a los demás pero no siga sus consejos. El ejemplo clásico es la persona que reúne a su equipo para evaluar las ideas de los demás, pero luego concluye que ninguna fue buena y continúa con su plan original, no porque sea el mejor, sino simplemente porque es suyo. Esta es la forma más directa de fracasar, porque a menudo estamos tan involucrados emocionalmente con nuestro proyecto que no pensamos objetivamente. Escuchar a los demás siempre es útil porque cuando menos lo esperas puedes encontrar una idea que trae un cambio radical a tu proyecto.
4. Siempre tienes la razón. Un proyecto implica trabajo en equipo, no es una lucha de poder ni una batalla campal. Cuando te enfrentas a otros obsesionados con tener razón te estás poniendo a la defensiva, pensando que tus ideas son siempre las mejores, condenándote así al aislamiento: y de aquí al fracaso es un paso. Recuerda las palabras de Winston Churchill: "el éxito es aprender a pasar de un fracaso a otro sin desesperarte". Esto implica reconocer que no siempre tenemos la razón y que podemos equivocarnos.
5. Siempre tienes una buena excusa para no seguir adelante. Puede que no sea el momento adecuado, su situación financiera no sea buena o tenga problemas personales que le impidan concentrarse en su nuevo proyecto. Todas estas son buenas razones para posponer tu proyecto, pero recuerda que personas exitosas se han enfrentado a situaciones similares y las superan aprovechándose de ellas para fortalecerse, y no como excusa para rendirse. Después de todo, la elección es siempre tuya.