El lado curioso es que muchas de estas personas piensan que la felicidad está a la vuelta de la esquina. Es decir, creen que si algo cambiara serían más felices. Piensan que la felicidad llegará si se ganan la lotería, o cuando terminen de pagar la hipoteca, o si pudieran mudarse a vivir a otro país ...
El problema es que detrás de estas creencias se esconde la idea de que la felicidad se puede alcanzar cuando se eliminan el dolor y el sufrimiento. Es como si la felicidad se escondiera debajo de una piedra. Pero ese no es el caso, eliminar el dolor o el sufrimiento no significa necesariamente ser más feliz.
La felicidad es una decisión personal
Subordinar la felicidad a una condición significa pensar que ese estado de ánimo depende de las circunstancias y no de nosotros mismos. De esta manera automáticamente nos convertimos en marionetas del destino, esperando alcanzar las condiciones ideales. Por tanto, esto también significa que si no se dan las circunstancias adecuadas, nunca seremos felices.
Sin embargo, quienes han viajado por el mundo y han explorado y experimentado otras culturas, se han dado cuenta de que la felicidad no depende necesariamente de "circunstancias perfectas", sino que es una decisión personal.
Las personas felices no viven en un paraíso, no son inmunes a los problemas, pero han decidido centrarse en los aspectos de la vida que les dan alegría y satisfacción. Las personas felices han decidido cambiar las gafas a través de las cuales observan el mundo y en lugar de centrarse en los aspectos negativos, prefieren dar importancia a las cosas positivas.
Hay personas que se han criado en una cultura que les ha dado esta actitud, o quizás sus padres han sabido inculcarles esta forma de ver la vida. Otros aprendieron esto por sí mismos. Pero de una cosa no hay duda, no es una actitud innata, todos podemos aprender a ser felices.
Evidentemente, si has pasado muchos años de tu vida con una actitud derrotista y negativa, no será fácil cambiarla de la noche a la mañana. De cualquier manera, hay algunas preguntas que pueden ayudarlo en el camino hacia el cambio.
Preguntas que conducen a la felicidad
1. ¿Por qué debería sentirme agradecido? La gratitud es uno de los pilares de la felicidad. Por supuesto, es de esperar que sea fácil encontrar razones para sentirse agradecido, pero lo importante es encontrar esas razones incluso frente a la adversidad. Cuando todo lo que te rodea parece teñido de negro, todavía hay motivos para estar agradecido. Cuando sientes gratitud desde dentro, el mundo cambia de color de inmediato.
2. ¿Qué me hace feliz? Sorprendentemente, esta es una de las preguntas más difíciles de responder, porque la mayoría de las personas se concentran en evitar las causas del dolor, pero desconocen qué las hace felices. Sin embargo, debes pensar en aquellas actividades que te llenen de alegría, que te den satisfacción real y te hagan sentir vivo. Estas son las actividades en las que debes concentrarte.
3. ¿Qué progreso he logrado? A menudo nos desanimamos y perdemos la alegría de vivir porque nos centramos en los fracasos, en lo difícil que ha sido el camino hasta ahora o en lo mucho que nos queda por hacer. Sin embargo, es aconsejable de vez en cuando mirar hacia atrás y reconocer lo que hemos logrado. Todos hemos avanzado, pero es que a veces los subestimamos o no los reconocemos. Mire hacia atrás y concéntrese en lo que ha construido.
4. ¿Quién me ama? Pocas cosas en la vida dan más satisfacción que el cariño y el amor de los demás, puede ser la pareja, un padre, un amigo o incluso un maestro con el que tienes una relación especial y se ha convertido en tu mentor. Cuando te sientas solo, recordar a esas personas te ayudará a recuperar la alegría.
5. ¿A quién puedo ayudar? Una de las razones por las que la felicidad se nos escapa es porque nos centramos demasiado en nosotros mismos. Sin embargo, también se encuentra la felicidad al ayudar a los demás. La mejor parte de nosotros mismos está escondida en el compromiso y la compasión, la que nos da más satisfacción. Hacer felices a los demás también significa hacernos felices a nosotros mismos.
6. ¿Qué puedo hacer por el mundo? Varios estudios han demostrado que las personas que eligen involucrarse en causas que las superan como individuos también se sienten más realizadas y felices. Todos podemos contribuir a un mundo mejor, sin importar cuán grande o pequeño sea. A través de este simple acto uno encuentra un sentido de vida que hasta entonces había permanecido oculto.
7. ¿Qué opciones tengo disponibles? Una de las cosas que a menudo olvidamos es que siempre tenemos el poder de decidir. Por tanto, por muy negro que sea el horizonte, siempre podemos evaluar otras opciones. Puede que no los veamos al principio porque nos sentimos mareados y atrapados, pero si persistimos, podremos ver múltiples alternativas. El simple hecho de elegir un camino diferente al predeterminado puede ser una fuente de verdadera felicidad.
Recuerda que la felicidad no se trata de esperar circunstancias perfectas, sino de poder descubrirlas incluso en medio de una tormenta.
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