Los antiguos alquimistas buscaban una sustancia llamada Piedra Filosofal para convertir el plomo en oro. La alquimia espiritual, en cambio, tiene como objetivo transformar las dificultades y debilidades en recursos positivos.
Última actualización: 20 de marzo de 2020
Supongamos que hemos terminado presos de una ensoñación peligrosa, de esas en las que hay que trabajar para construir una vida sin problemas, contradicciones o hechos dolorosos. Un ensueño arriesgado, que nos puede llevar a luchar por algo que no existe más que por lo que es posible, que es la alquimia espiritual.
El nombre de alquimia espiritual es solo metafórico. Recuerde que hace siglos, los alquimistas eran eruditos que habían buscado durante mucho tiempo el método para transformar el plomo en oro. Pero todo esto también se puede ver desde una perspectiva simbólica. En otras palabras, convertir algo de poco valor en un objeto precioso.
“Si no está en tu poder cambiar una situación que te causa dolor, siempre puedes elegir la actitud con la que afrontar este sufrimiento.”
-Viktor Frankl-
Los antiguos alquimistas creían que esta transformación mágica podía lograrse por medio de una sustancia llamada piedra filosofal.. Obviamente, era otra fantasía.
Sin embargo, nos ofrece una imagen explicativa de lo que llamamos alquimia espiritual. Es un camino simbólico, posible de realizar tal como sucede en nuestra mente.
Alquimia espiritual y plomo
Empezamos diciendo que a veces, aunque no seamos conscientes, pensamos que algo en nuestra vida no va por el buen camino, ya que no es perfecto como nos gustaría. Experimentamos problemas o nos enfrentamos a contradicciones internas pensando que está "mal", que no debería estarlo.
De esto deducimos que en lo más profundo de nosotros imaginamos la existencia de una vida en la que todas estas dificultades están ausentes.
Sin embargo, es autoengaño: la vida misma es un problema a resolver, pero también una oportunidad para crecer. Al nacer, pero incluso antes, llevamos con nosotros el peso de los problemas no resueltos de nuestros padres y de las generaciones que les precedieron. Además de los problemas de la sociedad en la que venimos al mundo.
Así, a medida que crecemos, nos enfrentamos a nuestros defectos, necesidades y paradojas. No podría ser de otra manera. Aunque nuestra vida está salpicada de situaciones armoniosas, tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a la pérdida, al dolor físico y emocional, a la enfermedad, a la muerte. Este es el "plomo".
Alquimia espiritual
Cuando finalmente comprendemos que la vida perfecta no existe y que por la misma razón no es razonable esforzarse por buscarla, entonces damos un paso importante. Renunciar a esta idea es un punto de partida extremadamente importante, no solo para corregir nuestras expectativas, sino para comenzar el largo viaje de aprendizaje de la alquimia espiritual. Convirtiendo el plomo en oro. O más bien, transformar los problemas, las dificultades y el dolor en un recurso positivo.
Hacer insoportables algunas experiencias o situaciones en las que estamos inmersos, no son esas realidades en sí mismas. Es lo que se encuentra en nuestra mente, o más bien en la perspectiva que adoptamos frente a todo, en la lectura que damos de esas realidades.
Incluso la experiencia más hermosa puede convertirse en un episodio negativo si decidimos verlo de esa manera.. Esto sucede, por ejemplo, cuando "amamos" con egoísmo, miedo y afán de control. O cuando trabajamos de manera perezosa y apática. O incluso cuando enfatizamos los defectos de los demás y del mundo entero.
La piedra filosofal
Necesitamos la piedra filosofal para convertir el plomo en oro. Dolor, privación o contradicciones. La piedra filosofal existe en el mundo de la mente, corresponde a nuestra forma de organizar las ideas y percepciones para interpretar la realidad. Una piedra se puede usar para golpear otra, para construir una casa, para crear una escultura o se puede patear. Todo depende de la mente de quien lo encuentre.
Siempre estaremos expuestos al dolor, al rechazo, al fracaso en la obtención de lo que deseamos, al desencanto… Ningún ser humano puede escapar de estas experiencias, de una forma u otra. La diferencia radica en la capacidad de elaborar constructivamente cada historia. Los que no hacen esto tienden a repetir situaciones dolorosas.
La alquimia espiritual es un camino de transformación interior que cada uno de nosotros puede llevar a cabo dentro de sí mismo. No es fácil, ni nos da la garantía de una vida feliz. Nos impide, sin embargo, adoptar la perspectiva de una vida infeliz, invadida por el dolor y la desesperación, donde acabamos siendo objetos pasivos de la adversidad.