La higiene emocional es tan importante como la higiene física: es un conjunto de estrategias para prevenir la angustia, la infelicidad y la enfermedad mental.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Cuidamos nuestra alimentación, nuestra salud, hacemos deporte y, sin embargo, la mayoría pasamos por alto un aspecto fundamental y prioritario: la higiene emocional. Sin embargo, tratar las heridas psicológicas, las que podemos sufrir a diario, además de prevenirlas protegiéndonos de determinados acontecimientos, mejora nuestra vida.
El término "higiene emocional" fue acuñado por el Dalai Lama en 2016 durante una conferencia celebrada en India. Según el líder religioso, la carencia de esta dimensión lleva al ser humano a sentir malestar ya adoptar conductas incorrectas. Además de aprender una norma de higiene física e incluso financiera, necesitamos desarrollar hábitos basados en la confianza, el amor y el respeto.
El Dalai Lama destacó la importancia de afrontar los desafíos emocionales, fomentando la comprensión y cultivando emociones importantes como la empatía. Tras su intervención, psicólogos de todo el mundo se han interesado por este término desde una perspectiva más clínica.
Figuras como Guy Winch, miembro de la American Psychological Association (APA), han aportado información y documentación más completa al respecto. De modo que hoy en día, la higiene emocional se entiende como parte de la higiene mental y proporciona varias medidas dirigidas a la prevención de enfermedades mentales que todos deberían implementar.
«Cambia tu atención y cambiarás tus emociones. Cambia tu emoción y tu atención cambiará".
-Frederick Dodson-
4 pasos para respetar la higiene emocional
Uno de los retos actuales de la psicología de la salud es la prevención. Llevamos muchos años aplicando una estrategia de salud no preventiva; es decir, se busca ayuda profesional cuando se percibe que ya no es posible llevar la vida diaria con la misma solvencia.
Sin embargo, hoy todavía no disponemos de las herramientas adecuadas para prevenir enfermedades mentales graves como la depresión, los trastornos de ansiedad, el estrés e incluso el suicidio. Por lo tanto, es necesario llegar a las personas de diferentes maneras para facilitar estrategias encaminadas a enfrentar mejor los problemas, desafíos, inconvenientes cotidianos, etc.
Martin Seligman también lo intentó. Este célebre psicólogo, más conocido por sus estudios sobre la depresión y por introducir el término indefensión aprendida, en un momento dado decidió dar un vuelco a su carrera sentando las bases de la psicología positiva. El objetivo era ofrecer a la población habilidades para invertir en bienestar y felicidad.
La higiene emocional entraría por tanto en esta misma perspectiva: ofrecer medidas adecuadas para formar en salud mental, en la prevención, en el ejercicio responsable del bienestar emocional. Veamos 4 estrategias para hacer esto.
1. Cuídate del dolor
Si experimentamos dolor biológicamente, es por una razón específica. Nuestro cuerpo nos avisa de una alteración, desequilibrio, infección o daño a tener en cuenta. En muchas ocasiones, nuestro cuerpo nos envía señales, advirtiéndonos que el sistema inmunológico está saturado. En otros casos, necesitamos asistencia médica.
Lo mismo sucede con el dolor emocional: no vale la pena posponer la preocupación de hoy para mañana. De nada sirve ocultar, negar, drogarse para calmar el sufrimiento. Los problemas emocionales requieren respuestas activas y necesitan medidas y estrategias audaces para sanar.
2. Deja de sangrar emocionalmente
¿Qué entendemos por sangrado emocional? Un ejemplo es suficiente para entender el simbolismo de esta expresión. Imaginemos que tenemos un amigo o incluso un compañero que nos miente. Somos conscientes de su desafección, de su falta de respeto en el día a día. Sin embargo, nos negamos a aceptarlo porque tenemos miedo de dejar ir a esa persona que es tan importante para nosotros.
No dar este paso significa desangrarse. Implica que la herida se agranda cada día y cada momento. Seguimos sangrando y tratamos de tapar la lesión con frases como: “es solo un período”, “seguramente cambiará”.
La higiene emocional requiere tomar medidas preventivas. Cuanto antes se realicen, antes podremos curar las heridas. Si somos conscientes de algunas heridas dolorosas, lo mejor es reaccionar.
3. Entrena el músculo de la autoestima para una higiene emocional exitosa
El músculo de la autoestima es el órgano que lo bombea todo. Lo que nos da coraje cuando nuestras emociones nos bloquean y nos hacen perder los estribos. Es ese impulso vital que nos recuerda lo que nos merecemos y que nos alerta de lo que necesitamos.
Del mismo modo, debemos tener claro que no es fácil cambiar el rumbo de los pensamientos acostumbrados a seguir siempre en la misma dirección. En la mayoría de los casos, necesitaremos ayuda. Será prioritario poder disfrutar de apoyo psicológico especializado gracias al cual recuperar el control.
La higiene emocional debe ser parte de cualquier escenario diario. Lo necesitamos en el trabajo, en las relaciones personales, y los niños en las escuelas también lo necesitan. Es una forma de prevención, es esa limpieza diaria con la que evitar los gérmenes del sufrimiento y las infecciones que conducen a la infelicidad.