Ser tú mismo no es imponer tu propia forma de ser a los demás. Sobre todo es trabajar en la mejor versión de ti mismo, esa que te hace sentir libre, realizado y feliz.
Última actualización: 30 de mayo de 2022
Todo lo que nos rodea nos recuerda constantemente la importancia de ser uno mismo desde el nacimiento. Padres, profesores, mejores amigos e incluso el mundo del marketing y la publicidad así lo confirman. Pero, ¿qué significa realmente ser uno mismo?
No tenemos dudas cuando tenemos que describirnos en los perfiles sociales. Sin embargo, recurrimos a definiciones genéricas y vacías para expresar quiénes deberíamos ser, pero pocas veces describimos quiénes somos en realidad. Y no lo hacemos porque no siempre lo sabemos. También porque, en la mayoría de los casos, vivimos dominados por condicionamientos externos.
Queremos unirnos a un grupo; aspiramos a ser parte del entorno que nos rodea; necesitamos ser apreciados y aceptados, y esta necesidad nos priva de autenticidad e incluso de bienestar psicológico.
Así, en una sociedad que casi siempre está acostumbrada a indicar quién piensa, siente y actúa de manera única y diferente, atreverse a ser uno mismo en toda su esencia se convierte en un negocio.
Conviértete en lo que eres
-Píndaro-
Ser uno mismo significa...
En muchas películas, series y libros dirigidos a niños y jóvenes se insta a los lectores a descubrirse a sí mismos. Héroes y heroínas que rompen moldes, personajes que por sus características únicas siempre salen victoriosos. Sin embargo, cuando los pequeños lectores miran el mundo en el que viven, descubren que han sido estafados. La realidad es bastante diferente.
Se impone el reinado de los selfies y los filtros, recursos que desde pequeños se acostumbran a mostrar un falso ego. Los adolescentes aprenden que para integrarse deben imitar a los demás. Ser uno mismo se convierte así en un mandato vacío que está bien como frase en Instagram, pero es mejor no ponerlo en práctica. Y aquí es donde surgen los problemas.
Cuando uno trata de disolverse en convenciones externas sin conectarse con su esencia, uno sufre. Los jóvenes se sienten cada vez más presionados, abrumados, ansiosos y vacíos. Crean personajes y narrativas a las que necesariamente se adaptan, como un calzador. A la larga, sin embargo, la vida se vuelve tan apretada que surgen la ansiedad, los trastornos alimentarios, las autolesiones, etc.
Revelar el verdadero yo es un desafío en este mundo digital donde la felicidad y la belleza en línea a través de filtros son lo más importante. Es necesario hacer un cambio, iniciar una revolución en la que empezar a ser uno mismo. Vamos a ver cómo.
En un mundo dominado por lo digital, las personas se han acostumbrado a construir falsos yoes que solo causan infelicidad.
Ser uno mismo es explorar y aceptar tu naturaleza.
Ser uno mismo implica mirar dentro de uno mismo. Estamos tan acostumbrados a mirar, admirar e incluso imitar a los demás que muchos nos hemos convertido en autómatas sociales. Quizá sea el momento de ser un poco miope para poner los ojos en lo que está cerca de nosotros: nosotros mismos.
Descubramos qué nos define, qué situaciones, experiencias y sensaciones nos hacen sentir bien. Hacemos oídos sordos a lo que se espera de nosotros y escuchamos nuestra voz interior. Seguro que tiene mucho que contarnos. Aceptamos todos nuestros matices y singularidades, porque en la esencia reside la verdad, nuestro auténtico ser.
Ser uno mismo significa tomar riesgos
Cuando finalmente te atreves a ser tú mismo, dejas atrás los miedos, la vergüenza y la inseguridad. Duele toda una vida silenciar lo que somos que revelar en un momento dado lo que sentimos y lo que necesitamos. Para ello se necesita coraje y grandes dosis de amor propio, pero valdrá la pena y la felicidad.
El estudio de investigación realizado por el Dr. Guler Boyraz y sus colegas de la Louisiana Tech University destaca un punto interesante. Las personas más auténticas muestran menores niveles de estrés y mayor bienestar psicológico. Por lo tanto, si queremos tener una vida más plena, nos atrevemos a ser nosotros mismos en cada momento y situación.
La autenticidad requiere la desactivación de las narrativas internas negativas
Todos somos producto de nuestra educación, nuestras experiencias y la cultura que nos rodea. Esto significa que hemos integrado patrones de pensamiento y percepciones claramente contraproducentes.
Ejemplos son todas las narrativas relacionadas con la apariencia física con la que se nos educa (demasiado gordo, delgado, bajo, alto, etc.), así como los comentarios sobre nuestro valor y capacidad (no vales nada, ni te lo pienses). dedicándote a ese campo, etc).
Detectamos estas percepciones negativas en nuestro diálogo interior y las transformamos. Reemplacémoslos con nuestras fortalezas, entremos en contacto con potencialidades, virtudes, sueños y necesidades y centremos nuestra atención en ellos.
Ser uno mismo significa trabajar siempre en la mejor versión de uno mismo
Nuestra identidad y nuestro yo interior son una dimensión multifacética. Se componen de muchas caras: algunas más brillantes y otras más grises. No somos perfectos y esa imperfección integra y también define quiénes somos.
Ser uno mismo, sin embargo, significa trabajar cada día en la mejor versión de uno mismo, dando siempre lo mejor de uno mismo. Esto también implica nunca imponer lo que somos, lo que queremos y lo que nos gusta a los demás.
El respeto es esencial. La autenticidad está en aceptar que cada uno tiene su propia visión del mundo y que es posible vivir en armonía.
Si nos esforzamos por ser mejores cada día, por cuidarnos, por valorarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean, la convivencia será más plena.
“La gente suele decir que aún no se han encontrado. Pero el yo no es algo que se encuentra, sino algo que se crea.
-Thomas Szasz-
Ser vulnerable también significa celebrar tu persona
Hay otro elemento decisivo que debemos practicar mucho más. Para ser tú mismo también necesitas ser vulnerable. Sin duda es complicado, ya que hay aspectos de nosotros que no nos gustan o que tenemos miedo de revelar a los demás. Tememos a la crítica o, peor aún, a no ser comprendidos.
Sin embargo, para celebrar lo que somos en plena autenticidad, es bueno revelar los miedos, las heridas de ayer, sueños rotos e incluso enfermedades crónicas. Si todos hiciéramos esto, tal vez descubriríamos cuán increíblemente similares somos; caerían muchas máscaras, filtros y falsedades y nos abrazaríamos de una manera más auténtica, sencilla y significativa.
Vale la pena intentarlo. Ser uno mismo es una tarea difícil en un mundo ligeramente frívolo, sin embargo, cualquier esfuerzo valdrá la pena.