Calmar el ego es la forma más eficaz de lograr el bienestar personal, tener una autoestima equilibrada, ser más productivo y disfrutar de la vida. Un ego desenfrenado y artificialmente elevado, por otro lado, es a menudo una fuente de problemas.
Nuestro ego es muy ruidoso, se impone demasiado y muchas veces nos empuja a entablar discusiones inútiles con el único objetivo de ganar, prevalezcan nuestras ideas, tengamos razón o no. Esta actitud nos quita el equilibrio mental y la paz interior, aunque no siempre somos conscientes de ello. Algo que Albert Einstein también sintió cuando dijo: “cuanto más sabes, más bajo es tu ego. Cuanto menos sepa, mayor será su ego ".
Cos'è l'i?
“El ego no es quien eres en realidad. El ego es la imagen que reflejas, tu máscara social, el papel que juegas. Esa máscara social prospera con la aprobación. Quiere el control y permanece en el poder porque se alimenta del miedo ”, escribió Deepak Chopra.
Alan Watts tiene una idea similar del ego: “Es una institución social, no una realidad física. El ego es simplemente el símbolo de ti mismo. Así como la palabra "agua" es un sonido que simboliza cierto líquido, pero no lo es, la idea del ego representa el papel que juegas, quién eres, pero no eres tú como persona ".
El ego, por tanto, es una construcción con una fuerte impronta social que experimenta una inagotable necesidad de verse a sí mismo de manera positiva porque implica los roles que jugamos frente a los demás. Por eso podemos llegar a confundir el ego con nuestro auténtico "yo". Wayne Dyer nos advirtió de este peligro: "el ego es solo una ilusión, pero una ilusión muy poderosa, si permites que la ilusión del ego se convierta en tu identidad no podrás conocer tu verdadero yo".
No cabe duda de que nuestra autoconciencia, autorreflexión y autocontrol son fundamentales para conseguir los objetivos que nos hemos propuesto. Pero si no tenemos cuidado, esos mismos procesos psicológicos se volverán en nuestra contra porque el ego hará cualquier cosa para evitar quedar mal, significa que puede poner en marcha mecanismos de defensa que nos impidan reconocer nuestros errores y trampas. Nosotros mismos.
Un ego ruidoso, demasiado inmerso en sí mismo, pasa mucho tiempo defendiéndose y hace todo lo necesario para reafirmarse, por lo que no es raro que se convierta en un obstáculo para la consecución de los objetivos que nos hemos marcado. El orgullo y la terquedad que nos impiden disculparnos cuando fallamos, por ejemplo, son la expresión de ese ego. Y estas actitudes pueden hacer que perdamos grandes oportunidades o personas valiosas en la vida.
El ego silencioso
En los últimos años, un grupo de psicólogos de la Universidad del Norte de Arizona ha desarrollado un programa de investigación llamado "ego silencioso" basado en los principios de la psicología humanista y la filosofía budista. Descubrieron algo paradójico: calmar el ego es mucho más efectivo para cultivar el bienestar, el crecimiento, la salud, la productividad y una autoestima equilibrada que se enfoca solo en la superación personal.
En sus estudios se aprecia que un ego tranquilo y silencioso realmente contribuye a equilibrar las necesidades propias y ajenas, rompiendo así la dicotomía entre las necesidades personales y las de los demás que tantos conflictos genera. Un ego tranquilo se asocia con valores autotrascendentes, como la universalidad y la benevolencia, así como la autodirección y la realización. Pero no tiene relación con el conformismo.
Esto significa que calmar el ego no significa aplastarlo, sino simplemente hacerlo hablar en un tono más bajo para que puedas escuchar otras cosas además de su voz y tener una perspectiva más equilibrada. De hecho, cuanto más tranquilo es el ego, más fuerte emerge el ego.
El objetivo principal de calmar el ego es desarrollar una postura menos defensiva, no se trata de negarlo sino de cultivar una identidad auténtica que incorpore a los demás sin perder el ego, abandonando la imperiosa necesidad de ganar en una especie de competencia narcisista.
Un ego tranquilo es sinónimo de una autoestima equilibrada y sólida, que reconoce sus límites, por lo que no necesita recurrir constantemente a la actitud defensiva que se activa cuando un ego débil y asustado se siente amenazado. Después de todo, no debemos olvidar que un ego desproporcionado es el escudo detrás del cual intentamos proteger nuestras debilidades.
¿Cómo calmar el ego?
Los psicólogos Bauer y Wayment consideran que para calmar el ego es necesario cultivar estas cuatro cosas: conciencia desapegada, identidad inclusiva, cambio de perspectiva y mentalidad de crecimiento, que nos ayudan a desarrollar una postura equilibrada que permita que el ego crezca en comunión. .con los demás
- Conciencia desprendida. Para calmar el ego es importante desarrollar una conciencia desapegada, que implica no aferrarse a nada, ni a las circunstancias ni a nuestros pensamientos o emociones. Este desapego mental nos permitirá ver la realidad desde una perspectiva más clara y global, ayudándonos a analizar nuestras reacciones pasadas de una forma más objetiva, para aprender de esas experiencias.
- Identidad inclusiva. Para calmar el ego es importante desarrollar una interpretación equilibrada del "yo" y los "otros", integrando los dos mundos aparentemente dicotómicos. Esto significa que necesitamos comprender otras perspectivas e identificarnos con las experiencias de los demás. Se trata de desarrollar una identidad inclusiva en la que los demás también aporten su granito de arena.
- Cambio de perspectiva. El ego nos hace pensar que todo lo que nos pasa es algo personal. Como resultado, nos tomamos nuestros problemas demasiado en serio y perdemos la cordura. Cambiar de perspectiva y reflexionar sobre otros puntos de vista distintos al nuestro, nos permite desviar la atención fuera del ego y salir del círculo vicioso que hemos creado.
- Mentalidad de crecimiento. La mentalidad de crecimiento es fundamental para calmar el ego porque parte de un principio básico: somos aprendices de vida. Cuando asumimos que estamos aprendiendo continuamente, en un proceso de reconstrucción constante, el ego se minimiza porque no le damos la oportunidad de crecer inconmensurablemente pensando que posee la verdad absoluta.