Un día un elfo le dijo que si se trasladaba al norte se encontraría con una aldea idéntica a la suya donde encontraría una casa idéntica a la suya pero donde se sentiría en el cielo.
El hombre no lo pensó dos veces y se embarcó en el viaje.
Cuando ya había pasado unos días de caminata, el pequeño elfo amañó su brújula asegurándose de invertir el sur con el norte. De esta manera el hombre, sin darse cuenta, regresó a su aldea.
Al entrar, todo era idéntico a él, cuando llegó a su casa se encontró con el mismo perro y obviamente la misma esposa, pero todo era tan diferente. ¡El hombre sintió que estaba en el cielo! " La historia tiene varias interpretaciones. Hay quienes sostienen que la causa del cambio son los viajes, ya que la distancia de su mundo hizo que valorara más lo que le quedaba, las posesiones, las relaciones interpersonales. Puede ser así, sin embargo, creo que el cambio de actitud es la explicación fundamental. Conozco personas que han viajado por medio mundo pero siguen manteniendo sus mismas actitudes rígidas, y muy pocos conocen las culturas que han visitado además de la gastronomía y la arquitectura local. Al mismo tiempo, otras personas que nunca han abandonado su entorno cultural son personas más flexibles, abiertas al cambio y la diversidad. Nuestra actitud es un medio esencial que nos permite comprender el entorno que nos rodea y darle coherencia. Si viajamos con una actitud de superioridad, aprenderemos muy poco de otras culturas que no sean la nuestra; si viajamos impulsados por el deseo de conocernos y abrirnos a nuevas experiencias entonces podremos tener una experiencia muy preciosa. Sin embargo, cambiar de actitud no es fácil, sobre todo porque la actitud contiene elementos emocionales, cognitivos y conductuales. Esto quiere decir que cuando manifestamos una determinada actitud no solo expresamos una conducta sino que detrás de ella también hay pensamientos y sentimientos que nos hacen sentir relativamente cómodos y seguros. Por lo general, no es suficiente saber que nuestra actitud es negativa, sino que también necesitamos una necesidad real de cambio. Entonces, ¿cómo podemos cambiar nuestra actitud? Aquí hay algunas preguntas que lo ayudarán a guiar su camino: 1. ¿Qué actitud quieres cambiar? No podemos hablar de actitudes en plural, decir que cambiaremos de actitud es indicativo de que no estamos seriamente comprometidos con el cambio. Tomemos como ejemplo la idea de que queríamos ser personas más flexibles… ¿pero flexibles en relación a qué? 2. ¿En qué objetos o personas se centra su actitud negativa? ¿Cómo decir, te sientes inflexible con otras culturas distintas a la tuya? ¿Quizás eres inflexible ante los errores de tu pareja o de las personas que te rodean? ... En fin, lo que quiero decir es que la rigidez no se manifiesta vacía sino frente a algo o alguien para quien es de vital importancia importante determinar cuál es el objeto que origina esta actitud que deseamos eliminar. Identificar nuestros objetivos es siempre el primer paso para lograr el cambio. 3. ¿Qué razones o argumentos apoyan su actitud? Esto indica que tendremos que dar un pequeño paso hacia el pasado. Detrás de esta actitud está la creencia de que proviene de alguna experiencia personal o de la historia de alguien cercano a nosotros. Averigüe en qué momento (s) se consolidó esta actitud, trate de revivir el momento en el pasado cuando esta actitud no existía. 4. ¿Son racionales los argumentos que apoyan su actitud? Una vez que hemos identificado los hechos que dieron lugar a la creencia subyacente, podemos preguntarnos si nuestras conclusiones realmente tienen algún sentido o si son simplemente el producto de una generalización inadecuada, que no se puede aplicar a todas las situaciones o personas con las que nos encontramos. Probablemente encontraremos que estas creencias son más bien estereotipos sin fundamento lógico o generalizable. Por ejemplo, una vez chocamos severamente con una persona de una etnia diferente a la nuestra y desde ese momento asumimos que todos los representantes de esta etnia son iguales y por eso tomamos una actitud distante y profundamente crítica hacia este grupo. 5. ¿Cómo te sientes cuando expresas esta actitud negativa? Sumérjase en sus emociones y sus repercusiones. Si quieres cambiar de actitud probablemente sea porque esta forma de afrontar situaciones te está provocando dificultades en las que no te sientes cómodo. Si has llegado a este punto seguro que te conoces muy bien pero esto no es suficiente para que cambies de actitud, entonces será necesario: 6. Recrea pequeñas escenas mentales en las que te manifiestas sin escrúpulos. Planifique pequeños pasos hacia situaciones que sabe que realmente tendrá que enfrentar en el futuro. Piense en cómo se comportó en el pasado y cómo se comportaría ahora si tuviera que volver a vivir la misma experiencia. En definitiva, se trata de dar pequeños pasos de forma consciente, el cambio es necesario pero no podemos esperar que suceda de la noche a la mañana. La actitud que tenemos se ha ido formando durante un largo período de tiempo, y cambiarla requiere mucha paciencia, perseverancia y compromiso con el cambio. Termino con una reflexión, una famosa frase de Albert Einstein: “¡Nuestra triste edad! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio ... "