Poder poner límites en nuestra vida, y más importante respetarlos, es fundamental, porque nos ayuda a perfilar las relaciones con las personas que nos rodean, pero también nos ayuda a no olvidar quiénes somos y qué queremos. Al contrario, no ponernos límites, en cierto sentido, significa dejar nuestra vida a merced de los demás, dejándoles decidir por sí mismos.
nosotros.
La mayoría de las limitaciones que nos imponemos son simples reacciones a los problemas que surgen. Como resultado, a menudo establecemos límites demasiado amplios o demasiado rígidos, que terminan entorpeciendo nuestras relaciones con los demás. La buena noticia es que es posible establecer límites que nos permitan crecer como personas y, al mismo tiempo, mejorar nuestras relaciones.
interpersonal.
- Define tus valores y creencias. Tener una comprensión clara de en qué creemos y cuáles son nuestros valores es esencial para establecer límites. Por ejemplo, ¿cree que su trabajo es una de sus prioridades? ¿Eres de esas personas que aman el orden y la puntualidad? ¿Hasta qué punto estás dispuesto a comprometerte? Conocerte a ti mismo te ayudará a determinar cuáles son tus límites actuales y cómo puedes ser más flexible. La única forma de evitar ser pisoteado es saber quiénes somos y qué queremos.
- Aprenda a hacer sus propias evaluaciones. Si permite que otros evalúen su trabajo, su relación con su pareja o las decisiones que tome, ellos determinarán cuáles serán sus limitaciones. Si desea establecer sus propios límites, debe aprender a elaborar sus propias evaluaciones en función de sus creencias, experiencias de vida y expectativas. Por supuesto, esto no significa que no debas escuchar las opiniones de otras personas, pero siempre debes recordar que estas siempre dependerán de su punto de vista y sus conclusiones no necesariamente tienen que coincidir con las tuyas.
- Establecer límites concretos. Al decidir establecer un límite, debe asegurarse de ser lo más específico y claro posible. De nada servirá establecer límites demasiado amplios o contradictorios que nadie entienda, porque así nadie los respetará. Por ejemplo, si quieres dedicar más horas al descanso, no digas simplemente: "A partir de hoy reduciré mis horas de trabajo", debes ser más específico: "A partir de hoy solo trabajaré ocho horas al día". Como ves, es un objetivo mucho más específico, y te permitirá establecer un programa preciso del que no quieres desviarte.
- Sé fiel a tus límites. Respetar los límites es tan importante como establecerlos. Imagina, por ejemplo, que uno de tus límites es no permitir largas interrupciones mientras estás en el trabajo, pero mientras estás trabajando contestas el teléfono, revisas tu correo electrónico y respondes a un amigo y luego abandonas todo para ir a ayudar. tu colega que te ha necesitado. En este caso, fuiste tú quien traicionó tus límites. Esto no significa que debas volverte una persona demasiado rígida, pero cuando pones límites debes hacer todo lo posible por respetarlos.
- Expresa claramente tus limitaciones. Como puede imaginar, las personas que lo rodean no necesariamente tienen que conocer sus límites, especialmente si les ha permitido establecerlos durante años. Entonces, cuando haya decidido no permitir ciertos comportamientos, déjelo en claro para todos, sin rodearlo. Es importante que todos comprendan que no está dispuesto a tolerar algunas cosas. Por supuesto, no tiene que ser agresivo, simplemente defender sus derechos.