Crecimiento postraumático: ¿en qué consiste?

Crecimiento postraumático: ¿en qué consiste?

Hay quienes se sienten devastados y mortificados ante los obstáculos. Para otros, en cambio, la adversidad representa un proceso de transformación personal sin precedentes. Pero, ¿qué determina uno u otro camino?

Crecimiento postraumático: ¿en qué consiste?

Última actualización: 16 de abril de 2020

A nadie le gusta enfrentarse a situaciones complejas en su vida. Sin embargo, tarde o temprano, muchos de nosotros enfrentaremos experiencias dolorosas. Algunas personas se sienten devastadas, llegando incluso a desarrollar problemas de salud. Para otros, sin embargo, estos los eventos difíciles representan una razón para el crecimiento postraumático, como para cambiar su vida para mejor.



Es difícil imaginar cómo el trauma emocional puede traer algo positivo. Sin embargo, son muchas las personas que han sabido superar las adversidades, redescubriendo en ellas una profunda transformación personal. Pero, ¿en qué consiste exactamente el crecimiento postraumático? ¿Qué factores lo afectan?

Crecimiento postraumático

El crecimiento postraumático se puede definir como ese cambio positivo que experimenta una persona que sigue un camino de lucha emprendido a partir de un hecho traumático. 

Pero no se refiere únicamente a que el individuo supere la experiencia negativa sin desarrollar patología alguna, recuperando su condición inicial. El crecimiento postraumático implica una transformación real en la forma en que se percibirá a sí mismo, al mundo y al camino de su vida.

Por lo tanto, luego de haber vivido la experiencia negativa, se verán algunos cambios evidentes en tu persona: 

  • La vida tomará un valor renovado, que también se reflejará en un cambio en la escala de prioridades.
  • Las relaciones sociales se vuelven más profundas e íntimas. Se fortalecen una vez que se enfrenta el obstáculo; además, el sufrimiento ayuda a desarrollar la empatía y la compasión. Por ejemplo, les sucede a los padres cuyo hijo sufre problemas de salud. En muchos casos aseguran sentirse cada vez más cerca tras compartir esta experiencia.
  • Más fuerza a nivel personal. En virtud del hecho traumático, aumentará considerablemente la confianza que el individuo tiene en sí mismo y en su capacidad para afrontar futuros obstáculos.
  • Aprenderá a captar y reconocer nuevas oportunidades y caminos de vida.. Esto suele aplicarse a individuos que han desempeñado roles muy estrictos y opresivos y que a raíz de la experiencia negativa encuentran la oportunidad de darle un nuevo rumbo a su vida.
  • El crecimiento espiritual se lleva a cabo. La moralidad y la espiritualidad toman nuevas formas. Se pone en marcha un replanteamiento de la escala de valores personales y entra en juego una visión más profunda de la vida.

Un proceso de transformación

Todo esto no sucede de la noche a la mañana, por pura casualidad o porque la persona tiene suerte en un momento dado. El crecimiento postraumático es el resultado de una profunda reconstrucción individual. A la luz de la experiencia traumática, los paradigmas y esquemas cognitivos más consolidados se desestabilizan. Vacila la forma en que se percibe el mundo, se pone a prueba el conjunto de valores propios.



Así, cuando uno se encuentra frente a una nueva y dolorosa realidad, entra en juego un proceso de demolición y reconstrucción de las perspectivas y objetivos de la persona. En su lugar, nacen otros más positivos y funcionales. Nadie experimenta el crecimiento postraumático de primera mano, ya que es un viaje de profunda transformación.

Aún así, no es un camino libre de dolor. El estrés y las emociones negativas están presentes durante todo el trayecto. Y es un rasgo indispensable para que se produzca el crecimiento. Pero entonces, ¿por qué algunas personas se vuelven más fuertes y diferentes después de la adversidad, mientras que otras caen en un pozo oscuro que conduce a consecuencias devastadoras?


 

La actitud correcta ante un obstáculo

Lo que marca la diferencia es la personalidad y el temperamento de cada uno de nosotros.. No todos podemos contar con la misma dosis de optimismo, positividad y resiliencia. Nuestra genética y el entorno que nos ha acompañado desde nuestro nacimiento han moldeado nuestros rasgos de personalidad y habilidades. Esta es la razón por la que algunas personas se inclinan más que otras por utilizar herramientas más útiles y funcionales para hacer frente a los obstáculos.


Si en la actualidad nuestras estrategias para enfrentar un obstáculo nos llevan a vivir un contexto de profundo sufrimiento, si nos sentimos desamparados y agredidos, debemos hacer cambios en nuestro estilo.

Todos podemos desarrollar habilidades de defensa que nos lleven a tener mayor confianza en nosotros mismos y mayor optimismo. No podemos evitar que nos sucedan experiencias negativas y dolorosas, pero podemos crecer y aprender de cada una de ellas.

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