Date una segunda oportunidad: ¿cuándo merece la pena?

 Date una segunda oportunidad: ¿cuándo merece la pena?

Darnos una segunda oportunidad es una gran muestra de amor y compasión por nosotros mismos. Pero a menudo es más fácil perdonar el daño que otra persona nos ha causado y darles la oportunidad de hacer las paces que perdonarnos a nosotros mismos y volver a intentarlo.

De hecho, podemos convertirnos en nuestros jueces más duros. Nos criticamos a nosotros mismos cuando cometemos errores y nos etiquetamos como indefensos cuando no logramos nuestras metas. En cierto sentido es una actitud comprensible porque nadie mejor que nosotros puede conocer nuestros límites, pero también saber que, si realmente hubiéramos dado lo mejor de nosotros, lo habríamos logrado.



No podemos escapar de nuestro juez interior. Y eso no es malo, porque esa voz en nuestra cabeza nos empuja a expandir nuestros límites y crecer. Pero a veces podemos ser demasiado duros con nosotros mismos y cruzar la línea entre la crítica constructiva y el juicio destructivo. Cuando detrás de nuestra "mano dura" está el hábito, la culpa, la incapacidad de ser indulgente con nosotros mismos o el deseo inconsciente de castigarnos, tenemos un problema que debemos resolver lo antes posible.

Es en este mismo momento cuando mucha gente tira la toalla. Deciden que han perdido la batalla y que es inútil seguir intentándolo. Entonces pueden caer en una especie de apatía vital en la que se niegan a sí mismos la posibilidad de volver a ser felices o experimentar placer. Para evitar estos extremos, es fundamental aprender a darse una segunda oportunidad en el amor, el trabajo, el trabajo o la vida.

¿Por qué nos negamos a nosotros mismos una segunda oportunidad?

1. Porque somos demasiado exigentes con nosotros mismos

Cuando nos fijamos metas muy ambiciosas, conformarse con menos es difícil. Por eso nos sentimos tan mal cuando cometemos errores y nuestra primera reacción es darnos por vencidos, pensando que ya no podremos lograr lo que nos propusimos. En esos casos ponemos en práctica una especie de pensamiento dicotómico: o puedo hacerlo la primera vez o nada. Este tipo de razonamiento es la razón principal por la que rechazamos una segunda oportunidad y no volvemos a intentarlo.



2. Porque pedimos demasiado a los demás

A veces ponemos el listón demasiado alto para que nadie pueda saltar. Cuando esperamos demasiado de los demás, es fácil terminar decepcionados. Si alimentamos expectativas poco realistas sobre las relaciones que establecemos y preguntamos a muchos otros, es probable que terminemos de espaldas a la pared. Por eso creemos que el problema son los demás y nos cerramos a establecer nuevas relaciones, negándonos la posibilidad de ser felices a través de ellas.

3. ¿Por qué nos anclamos en el pasado?

Hay personas que no quieren mirar hacia el futuro porque se sienten cómodas en el pasado, aunque son conscientes de que ya no existe. Estas personas tienen miedo de salir de la zona de confort y, por diversas razones, prefieren vivir en el mundo de los recuerdos. Creen que el presente o el futuro no tienen nada más gratificante o emocionante que ofrecer que lo que han experimentado en el pasado. Por eso rechazan una segunda oportunidad.

4. Porque creemos que no lo merecemos

Algunas personas permiten que un error determine la imagen que tienen de sí mismas. Cuando se etiquetan a sí mismos como "perdedores" o "fracasados", piensan que no merecen cosas buenas, por lo que ni siquiera buscan una segunda oportunidad. Generalmente se trata de personas con una autoestima deteriorada y una mala imagen de sí mismos que les impide luchar por lo que quieren.

5. Porque tenemos miedo de volver a cometer errores

En muchos casos, darse una segunda oportunidad significa pasar la página y seguir adelante, pero esa perspectiva puede asustar a algunas personas. Si hemos sido heridos en el pasado, darnos una segunda oportunidad de amar nos hará vulnerables nuevamente. Si hemos fracasado en un proyecto profesional, volver a tomar un camino similar implica la posibilidad de volver a fracasar. A veces ese miedo es tan grande que nos paraliza.



Las 5 claves para darte una segunda oportunidad

No siempre somos conscientes de que el mayor obstáculo para volver a ser felices somos nosotros mismos. Nuestra mente es compleja y, a menudo, nos tiende trampas en las que caemos fácilmente. Sin embargo, hay tres pasos bastante comunes que puede seguir para tener una segunda oportunidad:

1. No se apresure a sanar. El mundo no se acabará mañana, no trates de curar la herida poniéndole una curita porque a la larga el remedio será peor que la enfermedad. Tómate tu tiempo para curarte y empezar de nuevo. Las heridas emocionales no se curan tan fácilmente, por lo que no tiene que apresurarse hacia el futuro. Solo asegúrate de volver a juntar las piezas rotas. Vaya a su propio ritmo, pero asegúrese de dar pequeños pasos hacia la curación para no quedarse atascado en el pasado.

2. Ábrase a las oportunidades. Uno de los mayores errores que podemos cometer es cerrarnos a las oportunidades. A veces, donde menos lo esperamos, nos espera una sorpresa que puede cambiar nuestra vida, o al menos una parte de ella. Asegúrese de que el golpe de inmediato no le quite las ganas de descubrir y explorar. Esté abierto a personas y propuestas interesantes. Entonces, cuando una buena oportunidad llame a tu puerta, estarás listo para aprovecharla y darte una segunda oportunidad.

3. Aprenda de los errores. ¿Está usted equivocado? No pasa nada, reflexiona sobre las decisiones que te llevaron a ese punto e intenta tomar un camino diferente la próxima vez. Los errores son oportunidades para aprender y hacerlo mejor la próxima vez. Las experiencias pueden hacernos más sabios y resistentes, siempre que aprendamos de ellas. Después de todo, las personas no son juzgadas por las caídas, sino por la fuerza que tienen para levantarse.



4. No dejes que el fracaso te detenga. Los fracasos pueden ser golpes dolorosos y difíciles de soportar. No hay duda. Pero el verdadero fracaso no es el de un proyecto profesional o una relación amorosa, es dejar que ese percance determine tu vida para siempre. Somos personas en constante transformación, evolucionamos y aprendemos, por eso no hay razón para pensar que lo que salió mal ayer no saldrá bien hoy.

5. Integre la experiencia en su historia de vida. Un estudio realizado en Haverford College confirmó que para poder tener una segunda oportunidad después de una experiencia dolorosa o difícil, deben unirse dos factores. Primero, necesitamos darle sentido a lo que sucedió y, por lo tanto, necesitamos llegar a una resolución positiva y consistente. Esto "implica reconocer las emociones negativas del pasado y conectarlas con el desarrollo de nuevas formas de experimentar las emociones positivas en el presente", como explican estos psicólogos. Significa que no es necesario olvidar la experiencia, sino encontrar un significado positivo en ella para integrarla en nuestra historia de vida.

¿Por qué es bueno darse una segunda oportunidad?

Las segundas oportunidades son buenos momentos para conseguir lo que perdimos la primera vez. Después de una derrota o fracaso, podemos aprender de lo que hicimos mal para corregirlo y mejorarlo. Podemos darnos cuenta de las cosas en las que fallamos y las fortalezas en las que necesitamos trabajar.

También a nivel interpersonal es bueno dar una segunda oportunidad. Implica confiar en la otra persona y creer que el cambio es posible. También implica la capacidad de perdonar y dejar ir el resentimiento. A largo plazo, estas relaciones pueden incluso volverse más fuertes y satisfactorias.

¿Cuándo no vale la pena?

Sin embargo, no siempre es bueno darse o darse una segunda oportunidad. Hay circunstancias en las que simplemente no vale la pena o podría ser un signo de terquedad o incluso masoquismo. Por lo tanto, piénselo dos veces antes de dar una segunda oportunidad cuando:

• El proyecto ha dejado de interesarle o ha perdido su razón de ser

 • No cree que la otra persona pueda cambiar

• Existe un patrón de fallas sistemáticas a lo largo del tiempo.

 • No tienes la madurez suficiente para volver a intentarlo

• No está dispuesto a comprometerse al 100% y no vale la pena correr riesgos

Añade un comentario de Date una segunda oportunidad: ¿cuándo merece la pena?
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.