Última actualización: 07 de abril de 2019
No lo notamos, pero el trabajo comienza a convertirse en el centro de nuestras preocupaciones, para convertirse entonces en la única razón de vivir, el protagonista absoluto de nuestro tiempo y de nuestras emociones. Resulta que esto no es posible. finalizar la sesión del trabajo y disfruta de la vida.
Es como estar atrapado en una telaraña de la que no hay escapatoria. Nos gustaría descansar, dedicar más tiempo a otras cosas, pero no podemos. Desconectarse del trabajo te hace sentir culpable y ansioso.
“El trabajo más productivo es el producido por un hombre feliz”.
-Víctor Pauchet-
A poco a poco, casi imperceptiblemente, comienza a surgir en nosotros la convicción de que siempre falta algo para terminar lo que estamos haciendo de la mejor manera posible. esto es una trampa. Las actividades por concluir existirán siempre. Y seguro que son ellos los que nos impiden desenchufarnos. Tememos, irracionalmente, que cualquier descuido pueda ser motivo de despido.
Estrategias para desconectar del trabajo
Actividades divertidas obligatorias
En primer lugar, debemos ser conscientes de que vivir de esta manera no nos reporta ninguna ventaja. Nos alejamos de las personas que amamos y desarrollamos una angustia latente. Nuestra vida es limitada y no experimentamos la verdadera alegría de vivir.
Una buena idea para desconectar del trabajo es hacer una lista de cosas que nos gustaría hacer, que contenga al menos 20 actividades. La idea es realizar al menos una actividad al día, como meta obligatoria que debemos marcarnos todos los días.
Saborear y percibir
A veces, la mejor manera de desconectar del trabajo y, en consecuencia, volver a conectar con la vida es hacer un mejor uso de los sentidos. Seguramente habrá algo que nos hayamos olvidado de mirar, saborear o percibir del mundo que nos rodea.
Así que empecemos a centrarnos en lo que comemos. Sintamos su aroma, su consistencia. Lo mismo hacemos con la música que escuchamos, los paisajes u obras de arte que contemplamos, los aromas que sentimos, etc. Comenzamos a reconectarnos con nosotros mismos cuando recordamos que tenemos cinco sentidos para interactuar con el mundo.
Desconexión tecnológica
Para muchas personas, no usar la tecnología puede ser un shock. Nos parece imposible vivir sin teléfono o sin consultar el correo electrónico. Entramos en pánico ante la idea de lo que podría pasar mientras estamos desconectados del mundo tecnológico. Siempre parece que nos falta algo importante.
Sin embargo, apagar el teléfono o el ordenador es fundamental para desconectar del trabajo. Por difícil que sea, una vez hecho nos daremos cuenta de que no está tan mal. Te sorprenderá lo relajante que puede ser. Si alguien no se siente preparado para renunciar a la tecnología en su totalidad, al menos puede intentar limitar los momentos de acceso a las plataformas tecnológicas.
nuevos intereses
Desconectar del trabajo puede resultar en un vacío insoportable. Puede tirar al suelo. A veces llegas a un punto en el que tienes dos realidades a tu disposición: por un lado, el trabajo; por el otro, la nada o el caos.
En estos casos nada mejor que desarrollar nuevos intereses capaces de sustituir el caos en la segunda de nuestras realidades disponibles. Un nuevo pasatiempo puede llenar ese vacío que surge cuando nos alejamos de nuestras obligaciones laborales. Un punto de partida que pronto será decisivo en nuestro camino de rehabilitación hacia las alegrías de la vida.
Técnicas de relajación
Practicar algunas técnicas de relajación siempre ayuda. Cuando nos resulta imposible desconectar del trabajo, muchas veces es porque estamos muy estresados. Este estrés se alimenta de otro estrés. Por eso es importante regular nuestras emociones y dejar que el cuerpo retome su ritmo natural.
Hay varias técnicas de relajación efectivas e interesantes. Yoga, meditación, sofrología y más. Si parecen demasiado exigentes al principio, simplemente comience a concentrarse en su respiración durante un tiempo todos los días.. por día son suficientes. Tómalo como un hábito y no lo dejes.
Aprender a desconectar del trabajo, sin sentir culpa ni ansiedad, es fundamental para la salud física y mental. El tiempo libre es un bien preciado que no debemos olvidar. La vida se compone de muchas facetas, y centrarnos en una sola de ellas nos privará de grandes maravillas.