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Daño de una dieta poco saludable
Los trastornos alimentarios han adquirido dimensiones globales; de hecho, si en las naciones más industrializadas la gente sigue padeciendo demasiados excesos, una amplia gama de personas acusan importantes deficiencias nutricionales. En general, por lo tanto, podemos decir que la humanidad está completamente enferma desde el punto de vista alimentario.
Lamentablemente, los problemas relacionados con una alimentación inadecuada nunca aparecen a corto plazo con algún tipo de mecanismo de causa y efecto (salvo problemas como alergias, intolerancias e intoxicaciones alimentarias). Por el contrario, cuando estas enfermedades hacen su aparición -generalmente después de varios años- ya es demasiado tarde, porque ya no podemos recuperar un estado óptimo de salud sino, como mucho, mantenerlo y evitar que la situación empeore aún más (gracias a medicamentos adecuados, asociados a un estilo de vida correcto y una dieta saludable).
Características de una dieta adecuada
Una dieta puede definirse como correcta si es satisfactoria desde el punto de vista cuantitativo, es decir, si garantiza el aporte de energía y de cada uno de los nutrientes en las cantidades adecuadas.
Sin embargo, la dieta también debe ser cualitativamente equilibrada; de hecho, no basta con garantizar las cantidades adecuadas de nutrientes, porque, incluso si es correcto desde un punto de vista cuantitativo, una dieta de este tipo podría resultar inadecuada.
Veamos un ejemplo sencillo para entender mejor estos conceptos: la ración recomendada de carbohidratos o carbohidratos se establece para la población de tu país entre el 55 y el 65% del total de calorías diarias; algunas personas pueden encontrarse en condiciones de satisfacer sus necesidades respetando exactamente este porcentaje, pero aún así siguen una dieta incorrecta. Este es el caso, por ejemplo, de quienes no respetan la proporción adecuada entre carbohidratos simples (glucosa, fructosa, sacarosa, etc.) y carbohidratos complejos, reduciendo estos últimos en favor de los primeros. Una dieta perpetuamente desequilibrada en este sentido (por lo tanto rica en bebidas azucaradas, dulces, etc.) puede crear, a la larga, una condición patológica llamada diabetes. Por tanto, si por un lado debemos asegurarnos de que el 55-65% de las calorías totales tienen un origen carbohidrato, por otro lado nos aseguraremos de que no más del 10-12% provenga de carbohidratos simples. La diabetes tipo 2, cuya aparición está fuertemente condicionada, así como por factores genéticos, por la inactividad motora, la obesidad y los trastornos alimentarios antes mencionados, es un ejemplo de una enfermedad efectivamente controlable que no se puede curar.
Una dieta "perfecta" también debe ser: distribuida adecuadamente, equilibrada, variada y óptima.
Dieta debidamente distribuida
En una dieta, la cantidad de diversos nutrientes no es el único parámetro importante; si, por ejemplo, satisfacemos las necesidades calóricas en una sola comida diaria, la enorme cantidad de alimento ingerido de una vez dilata las paredes del estómago, aumenta gradualmente la capacidad gástrica y con ella la sensación de apetito; también predispone al sobrepeso y sobrecarga el sistema digestivo. Un correcto desglose calórico requiere que la ración alimentaria diaria se distribuya en cinco comidas principales, de las cuales tres son las más importantes (desayuno, almuerzo y cena).
El desayuno debe proporcionar aproximadamente el 20% de las calorías totales, el almuerzo y la cena el 35% cada uno, mientras que el 10% restante debe cubrirse con los refrigerios de la tarde y la mañana.
Dieta equilibrada
No es importante establecer solo la cantidad de calorías que necesitamos, sino que es necesario distribuirlas de forma equilibrada entre los distintos nutrientes; En este sentido, las pautas para la población de su país recomiendan tomar del 10 al 12% de las calorías en forma de proteínas, del 25 al 30% en forma de grasas y del 55-65% en forma de carbohidratos. Las proteínas, entonces, también deben estar correctamente distribuidas según la fuente: 1/3 de ellas deben tener un origen vegetal, mientras que 2/3 deben ser de origen animal.
Los ácidos grasos deben dividirse en 55% monoinsaturados, 20% poliinsaturados (al menos 12 gramos por día) y 25% saturados. En cuanto a la ración recomendada de ácidos grasos esenciales, recomendamos una ingesta mínima del 2% de las calorías diarias totales para ω6 (ácido linoleico) y del 0.5-1% de las calorías diarias totales para ω3 (ácido alfa-linolénico)).
La ingesta de colesterol debe ser inferior a 300 mg / día, mientras que los ácidos grasos trans no deben superar los 5 gramos por día (otros autores imponen límites inferiores, del orden de dos gramos / día).
Dieta perfecta: segunda parte "