Establecer límites saludables con las personas que nos rodean es sinónimo de salud mental. Una forma de sentirse más asertivo ante el chantaje emocional y cualquier forma de manipulación psicológica.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 18 de febrero de 2022
Establecer límites sanos, claros y precisos equivale a mantener una buena salud mental. No solo eso: nuestras relaciones interpersonales mejorarán, dejando claro qué es y qué no es aceptable para nosotros. Este ejercicio diario también te permite dejar clara tu identidad, tus valores y ejercer una asertividad altamente efectiva, con la que puedes sentirte seguro en cualquier situación.
Ahora, recuerda que los límites personales son una calle de doble sentido. Cuando los demás se identifiquen y tengan una idea clara de nuestro rumbo, el resto seguirá su camino con milimétrico respeto. Sin embargo, como todos sabemos, esto no siempre es así.
Nos guste o no, siempre existirá ese perfil capaz de invadir los espacios de los demás y cuestionar las fronteras psicológicas y emocionales. Por eso, no basta con delimitar esas barreras personales, también es necesario saber mantenerlas, imprescindible para que el resto de inversiones en nuestra salud mental den sus frutos.
Esto es precisamente lo que explicaron Edward T. Hall y Robert Sommer. Estos antropólogos y psiquiatras estuvieron entre los pioneros del estudio del espacio personal. Su investigación, iniciada en 1969, ya nos habla de esos límites en los que se mueve una persona y en los que habita algo más que un territorio físico.
Es un lugar donde nos sentimos protegidos física, mental y emocionalmente, un refugio donde nadie puede lastimarnos con sus comentarios o comportamientos. Sin embargo, tan importante como nos parece, estos expertos han revelado que las fronteras a menudo se trazan en nuestra vida diaria, barreras que no siempre protegemos con la atención y los recursos necesarios para no caer. Veamos cómo hacerlo.
Buenas vallas hacen buenos vecinos.
-Robert Frost-
4 estrategias para establecer límites saludables
1. Honestidad: el oxígeno de los límites saludables
La honestidad es una actitud impulsada por la intención de verdad y transparencia. Nada es tan necesario para llegar a límites personales sólidos y seguros para incluir en nuestro cajón personal de conductas o disposiciones. Para ello, debemos tener en cuenta los siguientes puntos:
- La imposibilidad de establecer fronteras saludables si no te aclaramos de antemano que vulnerarte tendrá consecuencias. Por ejemplo, en una relación sentimental, la pareja debe entender que si socava nuestra autoestima, nuestros valores y nuestra dignidad, ese vínculo se romperá.
- Intentamos ser coherentes. Es difícil pretender que otros no violen nuestras fronteras cuando nosotros primero no lo hacemos o que no se pierdan cuando las sanciones que imponemos no son proporcionales a las acciones que perpetran.
- Ser honesto implica también la capacidad de mantener un equilibrio entre lo que dices y lo que haces, entre lo que pides y lo que ofreces.
Al mismo tiempo, fronteras sanas requieren labores de vigilancia y protección. No vale la pena darse por vencido, no vale la pena dejar abierta una grieta por la que pueda penetrar el chantaje y colar esa petición a la que le diremos un “sí” en lugar de un seco “no”.
2. Establecer límites saludables contra la microagresión
Las microagresiones son como gotas de cianuro en las que acabamos diluyendo nuestro día a día casi sin darme cuenta. Nos referimos a la frase sarcástica de un amigo, a un comentario machista pero “gracioso”, con el que uno acaba riéndose; es esa broma disfrazada de cariño que le hacemos a nuestra pareja o incluso ese comentario de nuestra madre que no hace mas que juzgarnos...
Todos estos ejemplos son en realidad las sutiles picaduras de la microagresión cotidiana. Si queremos repasar uno tras otro esos pequeños sustos, esas pequeñas espinas que nos pican día por medio, también llegará un momento en que el dolor hará su aparición y también la herida.
No debemos permitirlo: es necesario establecer límites sanos y sólidos, a través de los cuales las agresiones no puedan penetrar, independientemente de la extensión de la misma.
3. Somos responsables de nosotros mismos: respetémonos todos los días
Todos exigimos respeto a los demás, pero ¿nos respetamos a nosotros mismos? Por sorprendente que parezca, la respuesta es clara: no siempre.
- Los psicólogos de la Universidad de Virginia, Timothy D. Wilson y Elizabeth W. Dunn, realizaron un estudio en 2004 en el que encontraron que uno de los principales errores de la población en el campo psicológico es no trabajar el autoconocimiento.
- Si no somos capaces de profundizar en esta arquitectura privada de necesidades, deseos, fragilidades, miedos e identidades, difícilmente podremos establecer límites sólidos para protegernos de los demás. Porque ¿qué debo proteger si no sé cuáles son las características que me definen, qué me es lícito o qué me duele o me indigna?
Esta tarea, la del autoconocimiento, nos corresponde sólo a nosotros mismos. Si exigimos respeto a los demás, debemos empezar por respetarnos a nosotros mismos, escuchando nuestra voz interior para saber lo que necesitamos.
4. Desapego para ejercitar el propio espacio psíquico
Muchas veces nos cuesta decir "no" a esa persona querida, porque tenemos un vínculo afectivo con ella. Dimensiones como la cercanía, la amistad, el afecto o incluso el simple respeto por alguien nos impiden establecer límites sanos y sólidos con facilidad. Casi sin saber cómo, acabamos cediendo, diciendo que sí, cuando queríamos decir que no, y descubrimos que ciertas personas acaban socavando nuestras barreras.
Debemos tener clara una cosa: la mejor manera de crear un espacio psicológico seguro es el desapego. Establecer una distancia entre los sentimientos o la lealtad emocional con respecto a nuestra identidad y nuestras necesidades reales. Al mismo tiempo, no podemos dejar de lado un aspecto obvio: aquellos que realmente nos respetan nunca invadirán ni socavarán nuestras barreras emocionales y psicológicas.
Como podemos ver, una vez que se han establecido límites saludables, primero debemos enfocarnos en trabajar en nosotros mismos. El autoconocimiento, el ejercicio de la autoestima, la autorresponsabilidad y el desapego son los ingredientes fundamentales con los que podemos crear un refugio seguro resistente a la intrusión.