Pasamos buena parte de nuestra vida planificando metas e intentando alcanzarlas. Nuestra naturaleza proactiva nos permite alcanzar metas importantes, pero también puede convertirse en un problema, especialmente cuando no nos damos cuenta de las metas que nos fijamos. Desafortunadamente, establecer metas y alcanzarlas es un arte. Afortunadamente, es un arte que se puede aprender.
- Renunciar a un objetivo es un costo físico y psicológico
Primero, debo advertirles de una cosa: planear metas e intentar alcanzarlas es arriesgado. Cuando empiezas a acumular pérdidas y surgen dudas, pronto llegas a un punto crucial en el que experimentas un conflicto interno. Una parte de nosotros quiere continuar mientras otra parte quiere irse.
Un estudio realizado en la Universidad de Zúrich encontró que antes de renunciar por completo al objetivo, lo más común es que los niveles de estrés aumenten y como resultado nuestro cerebro produzca más cortisol. Si los niveles de esta hormona permanecen elevados durante un período de tiempo, no solo pagaremos un alto precio a nivel emocional, sino también a nivel físico, ya que el cortisol se ha asociado con un aumento de la presión arterial y un debilitamiento del sistema inmunológico.
- Ser específicos nos ayuda a lograr la meta.
En ciertos momentos de la vida es necesario ser flexible, pero a veces es mejor ser más específico y ceñirse al guión que habíamos preparado. De hecho, un experimento muy interesante publicado en el Journal of Consumer Research demuestra el valor de preparar un plan de acción específico y ser fieles a él, aunque para ello debamos mantener posiciones rígidas.
El problema es que los objetivos ambiguos y las técnicas demasiado flexibles no suelen llevar a ninguna parte, simplemente nos hacen posponer las cosas. En cambio, inspirarnos en una secuencia fija de pasos o actividades nos ayuda a reducir nuestras opciones para el futuro, lo que nos ahorra mucho tiempo y mucho esfuerzo emocional y cognitivo.
- La voz interior es un instrumento
La voz interior es un arma de doble filo, puede ayudarnos a alcanzar nuestras metas o puede convertirse en una pesada carga que nos frena y nos impide realizar nuestros sueños. Pero si revisamos todos esos pensamientos negativos que a menudo nos asaltan cuando estamos en el camino, la voz interior puede convertirse en una herramienta particularmente poderosa que nos ayude a lograr nuestros objetivos.
Un estudio realizado en la Universidad de Toronto mostró que la repetición interna de frases como "adelante, puedes hacerlo" mientras estamos absortos en una tarea mejora nuestro desempeño y nos ayuda a lograr nuestros objetivos. Además, también nos ayuda a combatir la necesidad de rendirnos cuando las cosas se ponen difíciles.
- Comparte metas con otros
Un estudio realizado por la Universidad Dominicana de California mostró que cuando las personas anotan sus metas y las comparten con amigos o familiares, las posibilidades de que logren sus metas aumentan en un 33%. Sorprendentemente, aquellos que diseñaron sus objetivos por sí mismos y los guardaron para sí mismos solo tenían un 50% de posibilidades de ver sus sueños hechos realidad. Pero entre los que hablaron de sus metas y pequeños logros, la probabilidad de éxito aumentó en un 75%.
Este no es un descubrimiento increíble, ya que hablar con otros sobre nuestras preocupaciones y los objetivos que nos hemos fijado no solo nos ayuda a aliviar el estrés, sino que también puede brindarnos nuevas perspectivas sobre cómo proceder. Además, es probable que estas personas se sientan más apoyadas y esto actúa como una fuerza impulsora.
- La motivación excesiva es perjudicial
Cuando nos marcamos una meta es fundamental estar motivados, pero si la motivación es excesiva puede comprometer la consecución de nuestras metas. De hecho, el exceso de motivación es casi tan dañino como la falta de ella, ya que promueve un estado de hiperexcitación en el cerebro que provoca una producción excesiva de dopamina. Cuando esto suceda, no importa cuánto lo intente, será particularmente difícil ser productivo y encontrar el camino correcto. Como puedes imaginar, la clave está en encontrar el equilibrio adecuado entre motivación y desmotivación.
