El pensamiento puede entenderse como un comportamiento, asà como un sistema de creencias, y como tal, es posible que lo modelemos.
Última actualización: 18 de febrero de 2022
¿Es dar forma a los pensamientos un posible desafÃo? Pensar es como respirar, generalmente lo hacemos sin darnos cuenta. Los pensamientos, sin embargo, también nos ayudan a decidir. Sin procesos mentales internos, tendrÃamos dificultades para salir adelante en situaciones inciertas.
Uno de los aspectos más importantes de nuestro pensamiento es cómo explicamos los eventos que nos afectan. El modelo desarrollado por Martin Seligman analiza cómo somos influenciados por la permanencia o duración del impacto de los eventos; pero también por la penetrabilidad o extensión que atribuimos a los efectos y el grado de responsabilidad que estemos dispuestos a asumir por lo que sucede.
Cuanto más permeables seamos a estos filtros, más tenderemos a mantener dogmáticamente pensamientos irracionales y filosofÃa de vida.. Esta es la raÃz de los trastornos emocionales y del comportamiento. Paul Watzlawick, psicólogo y profesor de la Universidad de Stanford, en su libro Instrucciones para hacerte infeliz describe con ironÃa lo negativas que pueden ser las consecuencias que surgen de algunos pensamientos inconscientes.
Olvidamos que tenemos más poder sobre nosotros mismos de lo que pensamos. No es lo que nos sucede lo que causa malestar, sino los pensamientos que surgen de ello, la forma en que lo interpretamos. Por eso, cuando expresamos un juicio sobre las situaciones que nos preocupan, son preferibles las explicaciones que minimicen el impacto en nuestro bienestar y faciliten la aceptación de lo sucedido.
"Prefiero ser un optimista loco que un pesimista cuerdo"
-Albert Einstein-
¿Es posible moldear los pensamientos?
El pensamiento puede entenderse como un comportamiento., asà como un sistema de creencias, y como todos los comportamientos nos es posible modelarlo. Para hacer esto, es importante entender cómo surgen los pensamientos. No es algo concreto que podamos modelar directamente, ya que aparecen a través de la interacción entre el individuo y el entorno. Para cambiar la forma en que pensamos, necesitamos conocer los antecedentes y consecuencias de nuestros pensamientos; comprender, es decir, si nos ayudan o si nos hacen tropezar.
No podemos desaprender una cierta forma de pensar, pero podemos aprender a hacerlo de otra manera. Hay comportamientos que aprendemos a no hacer, pero que no desaparecen por completo de nuestro repertorio. Simplemente ya no los fabricamos. Lo mismo sucede con los pensamientos. Aprendemos a cambiar lo que pensamos ejerciendo un control consciente sobre nuestra mente.
Evitar emociones inapropiadas
Si nuestros pensamientos son inflexibles, dogmáticos o absolutos, y se expresan en términos de obligación, necesidad o demanda, provocan, en general, emociones negativas e inapropiadas (culpa, ira, ansiedad, miedo). Estas emociones pueden dificultar la consecución de nuestros objetivos y generar alteraciones conductuales como el aislamiento, la evitación y la huida.
Para dar forma a pensamientos rÃgidos, también debemos aceptar que todo lo que estamos pensando en este momento no desaparecerá por completo. Debemos abandonar la estrategia que nos lleva a suprimir o reemplazar por completo el pensamiento; es mejor, en cambio, ser más flexibles e interpretativos, reformular nuestras creencias para crear una distancia de su contenido. Esto socava la influencia de los pensamientos irracionales en nuestra conducta y estado mental. En otras palabras, la solución es distanciar lo que pensamos y lo que somos.
Por ejemplo, para dar forma a los pensamientos podemos preguntarnos: ¿Qué pensamientos útiles puedo agregar a mi repertorio? ¿Qué pensamientos allanan el camino para una interpretación racional y respuestas más flexibles?
Cómo usar nuestros pensamientos y evitar que ellos nos usen
Los pensamientos pueden ser nuestros mayores aliados o nuestros peores enemigos. De nosotros depende qué relación queremos establecer. Tampoco debemos olvidar que a través de estos procesos mentales podemos identificar lo que nos causa sufrimiento.
Nuestros pensamientos tienen mucho que decirnos si hacemos las preguntas correctas. ¿Por qué nos molesta tanto una idea? ¿Cuánta importancia le estamos dando a un determinado pensamiento? ¿Realmente tiene tanta relevancia?
El problema es que tenemos un control muy limitado sobre ellos.. Es imposible decidir no volver a un recuerdo o abstenerse de hacerlo. Las relaciones simbólicas que conectan un pensamiento con otro nos obligan a aceptar su posible retorno, aunque no queramos.
Pensar racionalmente significa pensar relativizando, expresándose en términos de deseos y preferencias más que de demandas absolutas. Si pensamos sanamente, aunque no consigamos lo que queremos, los sentimientos negativos que se generan en estas situaciones no impiden la consecución de nuevas metas o deseos.
Pensar de forma equilibrada está al alcance de cualquiera, con un poco de voluntad y compromiso. Esforcémonos inteligentemente y los pensamientos se convertirán en nuestros aliados.