Imitar a un monje zen nos lleva por un camino de evolución espiritual, una vida más tranquila y sencilla, que a su vez nos hace más productivos y creativos.
Última actualización: 19 agosto 2021
¿Por qué imitar a un monje zen? Puede haber muchas respuestas a esta pregunta, pero en general un monje zen es un ejemplo de capacidad de atención y concentración, asà como de productividad y estabilidad.
Por supuesto, cuando decimos que estamos imitando a un monje zen, no nos referimos en sentido estricto. Estos hombres llevan una vida tan disciplinada y particular que es imposible replicarla en un contexto como el nuestro.
Más bien, se trata de resaltar las pautas de comportamiento que establecieron y que también puede ser válido en nuestro entorno.
“Estamos formados por nuestros pensamientos; nos convertimos en lo que pensamos ".
-Buda-
Los monjes budistas hacen de la simplicidad una forma de vida. Se las arreglan para mantener su equilibrio interior como ningún otro. Su forma de ver las cosas y afrontar la realidad es admirable.
Si te llama la atención la idea de imitar a un monje zen, definitivamente necesitas conocer estos modelos a seguir.
Come imitare un monaco Zen
1. Entrega cuerpo y alma en lo que haces
Es algo que el sentido común siempre nos dice, pero que a menudo olvidamos hacer porque vivimos en un mundo acelerado. La mejor manera de hacer algo es dar cuerpo y alma hasta terminarlo. Esto facilita la concentración y permite obtener mejores resultados.
Ser multitarea muchas veces puede ser solo un signo de falta de concentración. Este comportamiento refleja inquietud e inconstancia.
Cuando no nos enfocamos en algo, no invertimos un tiempo precioso en nada en particular, y los resultados no siempre son los mejores.
2. Actúa lenta y deliberadamente
Si bien puede parecer contradictorio, la mayorÃa de las veces solo alcanzamos una meta primero cuando avanzamos lentamente hacia ella. Esto se debe a que la prisa a menudo nos engaña. A su vez, el error impide el progreso.
Cuando hacemos todo despacio, facilitamos la concentración. Cuando estamos enfocados, es más probable que aprovechemos al máximo nuestras experiencias y sigamos adelante.
3. Tómate un descanso entre dos actividades
No es bueno programar demasiadas tareas para completarlas en poco tiempo. Cuando nos llenamos de tareas por cumplir, nos angustia y nos estresa. Es posible que podamos completarlos todos, pero ciertamente no estaremos de buen humor.
Lo mejor es tomar un descanso razonable entre las actividades. De esta forma mantenemos todo bajo control, sobre todo si por alguna razón las actividades que tenÃamos planificadas tardan más de lo esperado. Solo asà tendremos tiempo suficiente para empezar de nuevo sin prisas.
4. I rituali per imitare un monaco Zen
Un ritual le da un significado especial a lo que hacemos. Su principal función es recordarnos su importancia.
No tenemos que llevar a cabo rituales zen: simplemente planificar nuestra manera de solemnizar ciertos momentos. Es muy útil al principio y al final del dÃa, pero también antes de realizar una actividad especialmente compleja.
5. Valorar lo que hacemos
Cada dÃa es único y hay que darle el valor que tiene. A veces lo olvidamos y acabamos organizando nuestras rutinas de tal forma que separamos por completo los dÃas de trabajo, descanso, diversión, etc.
Los monjes Zen proceden de manera diferente: destinan una parte del dÃa a cada una de estas prácticas. Un tiempo para trabajar y otro para descansar. Asà mismo, un tiempo de diversión y otro de meditación. Todo el mismo dÃa.
6. Tómate el tiempo para no hacer nada
No hacer nada es de suma importancia. Asignar momentos del dÃa para no hacer nada nos hace más productivos, más creativos y evita el cansancio. También nos ayuda a equilibrar las emociones y a cultivar un sentimiento de plenitud.
Solo se trata de tomarse un momento para sentarse y respirar, no más. Los monjes hacen esto en la posición de loto y aplican técnicas de meditación zen.
Sin embargo, el simple hecho de quedarse quieto, respirar, es suficiente para conseguir lo que queremos: tranquilidad y relajación.
7. DedÃcate a las tareas del hogar para imitar a un monje zen
Hacer las tareas del hogar es una actividad noble, que permite a los demás disfrutar de un mayor bienestar. Los monjes Zen aprecian profundamente las actividades domésticas: dicen que nos instan a crecer espiritualmente.
Las tareas del hogar son también un excelente punto de partida para la meditación y la concentración, asà como para entrenar la capacidad de actuar con lentitud y de forma metódica, reafirmando que en nuestro dÃa a dÃa siempre hay un momento para realizar esas tareas.
Conclusiones
Imitar a un monje zen, aunque solo sea en los aspectos descritos, es una gran manera de evolucionar. En este caso, evolución significa aprender a vivir más simplemente y disfruta cada momento al máximo.