Infancia feliz y bienestar psicológico

Infancia feliz y bienestar psicológico

Los recuerdos felices de la infancia son como una brisa cálida y fragante que nos impulsa hacia la edad adulta. Esta situación de bienestar es sinónimo de equilibrio psicológico, un modelo de salud que todo ser humano debería tener siempre a mano.

Infancia feliz y bienestar psicológico

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Los recuerdos de una infancia feliz forman parte de ese sustrato que nutre nuestro bienestar en la edad adulta. Los gestos que transmiten cariño y cuidado sinceros son semillas que nutren la salud psicológica. Del mismo modo, pocas experiencias son más emocionantes que una infancia caracterizada por el sabor de la alegría, el descubrimiento y esas anécdotas que siempre recordamos con agrado.



Estamos hechos de recuerdos. Nuestra mente se refugia constantemente en ese ataúd en el que está contenida nuestra historia, ese perfume a veces agradable donde podemos darnos sentido, donde podemos recordar lo que hemos sido y lo que de alguna manera nos llevó al momento presente. ..

Una infancia feliz es un trampolín sobre el que saltan los sueños como un fuerte impulso de crecimiento. Es ahí donde los miedos se adormecen y no molestan, permitiendo que nuestro potencial se desarrolle con optimismo y fortaleza.

Lamentablemente, sabemos que no todas las personas han podido disfrutar de este privilegio. También abundan los pasados ​​traumáticos, así como esa educación en la que el desapego o la frialdad afectiva ha creado un vacío emocional. Es muy difícil de lograr en ausencia de columnas de apoyo que nos apoyen.

Sin embargo, esto no significa que no podamos llevar una vida feliz en la edad adulta. Simplemente significa que puede ser un poco más difícil, que el viaje puede ser más largo y más agotador. Todos tenemos el derecho y la obligación de atravesar etapas difíciles para llegar a ser las personas que nos merecemos, es decir, con derecho al bienestar y la realización personal.



"Una de las cosas más afortunadas que te pueden pasar en la vida es tener una infancia feliz".

-Agatha Christie-

Los recuerdos felices de la infancia son sinónimo de salud física y psicológica

Los recuerdos felices de la infancia nos dan una gran fuerza emocional. Puede sonar poético, pero en realidad contiene un hecho evidente probado ahora por la neurociencia. En un estudio publicado en la revista Health Psychology y realizado por los doctores William Chopik y John Eldestein, se destaca cuánto influye positivamente en nuestro bienestar una infancia y una adolescencia felices.

Según este trabajo de investigación, Además de una infancia feliz, es igualmente importante disfrutar de una adolescencia significativa, lleno de experiencias intensas, felices y satisfactorias. Tal afirmación tiene varias implicaciones.

La primera es que el papel de los padres y el entorno familiar son cruciales para infundir confianza, suficiente autoestima, capacidad para alcanzar el éxito y una inteligencia emocional sana y fuerte.

El Dr. Chopik de la Universidad Estatal de Michigan también habla sobre la importancia de cuidar a ese amplio grupo de edad de 6 a 18 años. Aquí es donde entran en juego los compañeros, los amigos, en definitiva, todas las personas que componen su propio círculo social. Incluso la escuela y las experiencias vividas en ella determinarán nuestro futuro bienestar.

En el estudio citado, también se puede encontrar que las personas entre 40 y 50 años que tienen una infancia y adolescencia feliz tienen puntuaciones más altas en salud física y psicológica que aquellas que han vivido experiencias adversas o traumáticas.


Los recuerdos felices de la infancia ayudan a calmar el estrés

Los recuerdos felices de la infancia son buenos para calmar el estrés en la edad adulta. Esto se debe a que ser feliz en los primeros años de vida hace que el cerebro sea más resistente cuando se toman en cuenta nuestros miedos, haciéndonos sentir seguros y amados.


Tienes que considerar qué factores como el abandono, los gritos, la inseguridad, el maltrato físico y psicológico generan niveles muy altos de cortisol en el organismo. Esta hormona perjudica el desarrollo normal del cerebro sumergiéndonos en un estado de hiperactividad y ansiedad constantes. Todo ello nos hace mucho más vulnerables a la ansiedad y otros trastornos psicológicos.


También es importante tenerlo en cuenta factores como el bullying durante la adolescencia son a su vez un factor de riesgo para el bienestar psicológico futuro.

Los recuerdos de una infancia feliz, por lo tanto, constituyen una primera base para el bienestar, pero es igualmente fundamental poder contar con buenos amigos, experiencias positivas y emocionantes incluso durante la adolescencia.

Hacer frente a la adversidad crea recuerdos positivos

Los recuerdos de la infancia no solo provienen de experiencias positivas y gratificantes. A menudo, incluso un evento adverso y la forma en que lo enfrentamos le da un gran valor psicológico. Un ejemplo de esto es una pérdida.

La muerte de un ser querido o el abandono de uno de los padres nos enseña desde temprano a lidiar con la pérdida y el duelo. Esto lo conseguimos con el apoyo del otro progenitor, nuestros hermanos, tíos, abuelos… No todas las infancias son fáciles, lo sabemos. Pero a veces ciertas dinámicas nos hacen más fuertes y nos ofrecen recursos psicológicos excepcionales crecer sanos, con coraje y esperanza.


Son oportunidades de crecimiento mediadas por numerosos factores, que nos dotan de resiliencia, fortaleza psicológica y flexibilidad mental. La infancia y la adolescencia pueden servirnos de trampolín para nuestra realización, mientras que a veces presenta heridas, muros, trampas en las que permanecemos atrapados durante mucho tiempo.

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