Una crisis nos obliga a enfrentar la realidad y despejar el horizonte. Deja solo lo importante y esencial a nuestros ojos. Depende de nosotros llevar esta claridad a la vida cotidiana para mejorarla.
Última actualización: 22 de junio de 2020
La psicologÃa, o mejor dicho, las investigaciones que se realizan en su campo nos dice que la realidad condiciona nuestros sentimientos. Sin embargo, no es un proceso vacÃo del que somos meros espectadores. Más que hechos, la interpretación que damos de ellos actúa. Trabajamos, por tanto, con una escala de prioridades subjetiva e individual, útil para identificar lo que es importante en una crisis.
¿Por qué la crisis del coronavirus es mentalmente tan especial? De repente, sin planificación ni organización, nos vimos obligados a cambiar muchos de nuestros hábitos. El estado de alarma y el distanciamiento siguen dando una forma diferente a nuestros dÃas. ¿Cuáles son los cambios? De todo tipo: personal, laboral, social, familiar...
Son variaciones, combinaciones y situaciones que nos afectan a muchos niveles. Nos enfrentamos a situaciones imprevistas. Parejas que estaban a punto de separarse y que no tenÃan más remedio que prolongar la convivencia indefinidamente. Hay quienes han hecho una gran inversión y ahora se encuentran contra las cuerdas, en un escenario peor del que inicialmente anticiparon.
PodrÃa haber muchos ejemplos. En esta circunstancia, despejar la niebla e identificar lo que es importante es un buen lugar para comenzar: certezas sólidas, aunque pequeñas, sobre las que empezar a trabajar.
Aprende a gestionar el cambio durante la crisis
La orden de psicólogos ha brindado consejos y guÃas de orientación para enfrentar la crisis del covid-19 de la mejor manera posible. Algunas recomendaciones de los psicólogos están en lÃnea con la necesidad de reestructurar o reformulando nuestra rutina para no caer en una especie de caos temporal.
Otros han aconsejado centrarse en el ejercicio fÃsico, para combatir el sedentarismo en el que es tan fácil asentarse. O para ser más consciente de tus pensamientos (su tipo, frecuencia, cómo y cuánto nos afectan).
Además de estas pautas, es muy importante tomar conciencia de su situación personal. Ya hemos hablado de la diferencia entre aceptación y resignación. La crisis actual es una buena oportunidad para desafiar nuestra capacidad de aceptación, pero no de resignación.
También es un momento para intentar crecer, para intentar superarnos o, para algunos, para aprovechar al máximo el tiempo disponible. También podemos permitirnos un dÃa de tristeza, de melancolÃa, pero es importante saber frenar los pensamientos obsesivos.
Aprovechemos esta crisis, en cambio, para seguir formándonos, estudiando, aprender a relajarnos, darnos tiempo para nosotros mismos, meditar, leer con placer o ver nuestra serie de televisión favorita.
Es hora de entender lo que realmente importa
Probablemente ninguno de nosotros haya vivido una situación similar a la que hemos estado viviendo en los últimos meses. Nos encontramos inmersos en un mar de emociones y pensamientos, pero tenemos la posibilidad de elegir cómo sentirnos y cómo interpretar lo que nos está pasando.
¿Y si tratamos de aprender de esta situación? Y si hiciéramos un análisis de lo que realmente nos importa, lo importante ahora.
Desde el inicio de la cuarentena, hemos sido testigos de gestos de unión, solidaridad o comunidad sin precedentes. Sin darnos cuenta, nos encontramos con nuestros vecinos, nos asomamos a la ventana para preguntar "¿cómo estás?".
También hemos llevado al extremo el viejo cliché 'no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes'. Si habÃamos considerado precioso el abrazo de nuestros seres queridos, ahora este gesto adquiere una nueva dimensión.
Antes del Coronavirus tenÃamos algunas preocupaciones, sin duda. Pero mucho de lo que nos preocupa ahora probablemente ocupa un lugar menor en esta lista simbólica de valores.
Porque ahora nos preocupa que nuestra hermana o nuestro hermano estén bien, que nuestros padres se preocupen, que nuestro querido que vive solo en la casa no sienta demasiada soledad. Ahora nos preocupa que nuestros hijos no sufran de estar siempre en casa, que sean felices, que no dejen de aprender y que sigan jugando.
La crisis y sus pequeñas revoluciones
Con una mayor conciencia de lo que está pasando al final de la crisis, todo se puede traducir en un gran cambio: la revolución de una vida sencilla.
Revolución no necesita más que una conversación, unas risas para sentirse satisfecho. O para apreciar un dÃa soleado, un paseo al aire libre, salir de casa sin tener que justificarte.
La revolución de pasar una agradable velada en familia, de pasear al perro. Con las miles de pequeñas revoluciones diarias, las grandes crisis, esas que parecen suspender el tiempo, nos estremecen. Pero son una gran oportunidad. para aclarar nuestras prioridades, examinar los valores importantes de esa trama en la que a menudo se cuela la amargura de lo superfluo.