"Querer es poder". ¿Crees en esta afirmación? Descubra cómo la mentalidad y el éxito están relacionados entre sí según la psicóloga estadounidense Carol S. Dweck.
Última actualización: 26 agosto 2020
Si te preguntáramos de qué depende el éxito de una persona, ¿qué responderías? Se podría decir que es una cuestión de talento, inteligencia o educación. Quizás, para algunos, el mejor lugar para comenzar es tener buenas oportunidades. General, tener la mentalidad o mindset correcto parece ser la clave.
Parece ingenuo pensar que "querer es poder", pero Carol S. Dweck, investigadora y psicóloga del desarrollo, parece tener las ideas claras al respecto. En su libro Mentalidad. Cambiando la mentalidad para lograr el éxito, el psicólogo estadounidense argumenta que Las creencias pueden influir fuertemente en nuestro desempeño. Veamos qué nos ofrece este best seller.
¿Cuál es la mentalidad correcta para tener éxito?
La mentalidad, o mentalidad, es el conjunto de creencias que tenemos sobre la forma en que funciona el mundo. y nosotros mismos En base a ella, regulamos nuestro comportamiento. Por lo tanto, lo que damos por sentado nos lleva a actuar de una forma u otra, y esto determina en última instancia nuestros resultados.
Dweck llegó a esta conclusión después de observar a un grupo de niños de cuatro años que se enfrentaban al siguiente dilema: ¿resolver un rompecabezas simple o tratar de completar uno más difícil? Era posible dividir a los niños en dos grupos: los que eligieron la tarea fácil y los que aceptaron el desafío. Pero por que?
En realidad, la distinción entre los dos grupos de niños no tenía nada que ver con sus habilidades, sino con su mentalidad, sus creencias básicas. El psicólogo ha identificado así dos conceptos que condicionan en gran medida nuestro desarrollo y nuestro éxito: la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento.
Mentalidad fija
Las personas de mente fija son aquellas que piensan, conscientemente o no, que la inteligencia es inmutable. Que cada uno de nosotros nace con cierto grado de inteligencia, con un caudal de talentos o cualidades estables e imposibles de modificar. Partiendo de esta premisa, mantienen un comportamiento preciso:
- Tienden a mostrar una buena autoestima en un esfuerzo por parecer inteligentes y expertos.
- Evitan los desafíos a toda costa, ya que fallar significaría falta de capacidad.
- Están a la defensiva ante la presencia de un obstáculo y abandonan con facilidad las tareas que suponen un desafío.
- Están convencidos de que el esfuerzo es inútil y que el fracaso es inaceptable. Persiguen la infalibilidad.
- Se sienten amenazados tanto por el éxito de los demás como por las críticas.
Mentalidad de crecimiento
Los que tienen mentalidad de crecimiento, en cambio, creen que las habilidades y talentos se pueden desarrollar con trabajo y compromiso. Entiende que cada uno de nosotros tiene un bagaje inicial, pero lo que realmente importa es cómo lo usamos. Por lo tanto, exhiben los siguientes comportamientos y actitudes.
- Están ansiosos por aprender y crecer.
- Aceptan los retos y los utilizan, ya que los ven como una oportunidad de mejora.
- Ven el fracaso como parte del viaje; no se rinden ante los obstáculos y perseveran.
- No ven el esfuerzo como una falta de habilidades, sino como un camino hacia la excelencia.
- Aprenden de la crítica constructiva y se inspiran en el éxito de los demás.
Para desarrollar todo nuestro potencial
Las actitudes asociadas a las dos mentalidades diferentes condicionan el tipo de desarrollo que cada uno de nosotros es capaz de alcanzar. Los que pertenecen al primer grupo (es decir, los que confían en los dones innatos) podrían crecer rápidamente y luego estancarse. Por el contrario, según la tesis de Carol Dweck, las personas que pertenecen al segundo grupo (las que hacen más uso del compromiso y la constancia) siguen creciendo hasta que alcance todo su potencial.
Esto no solo se manifestaría en el ámbito escolar, sino también en la carrera profesional, en las relaciones sociales y en cualquier ámbito de la vida. Los que tienen mentalidad de crecimiento superan obstáculos, aprenden de los errores y corrigen el tiro, crecen y desarrollan una mejor versión de sí mismos.
La mentalidad fija conduce a la estabilización una vez que se alcanza un cierto nivel; un nivel que nunca será superado por miedo al fracaso, por la parálisis que uno siente ante el desafío, por el límite que constituye pensar que somos lo que somos y ya está.
Queda por decir que si bien el tipo de mentalidad es parte de la personalidad, está en nuestra mano cambiarla. ¿Cómo? Dejamos de estimarnos o medir nuestro valor a través de cualidades innatas. y comenzamos a apreciar nuestro compromiso, nuestra capacidad de levantarnos y perseverar. A veces fallar nos permite alcanzar nuestro máximo potencial.