La paradoja de la modernidad: cuantas más oportunidades tengas, más te quejarás de tu decisión.

La paradoja de la modernidad: cuantas más oportunidades tengas, más te quejarás de tu decisión.

¿Tienes a veces la sensación de que has elegido mal? ¿Crees que te hubiera gustado más elegir de otra manera? Los sociólogos y psicólogos llaman a este estado "el mal del bienestar", que es causado por el exceso de oportunidades. Es la paradoja de la modernidad.

En términos generales, pensamos que para maximizar nuestro bienestar debemos maximizar nuestra libertad de elección. En teoría, si somos libres podemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para mejorar nuestro bienestar.



La forma en que la sociedad moderna ha encontrado para maximizar el bienestar es maximizar las opciones. Se piensa que cuantas más oportunidades tengamos, más libres seremos y, por tanto, mayor será nuestro bienestar. Esta idea está tan profundamente arraigada en nuestras mentes que nadie la cuestiona. El reflejo de todo esto es que, en cualquier tienda, aunque sea de tamaño modesto, encontrarás al menos una docena de opciones para cada producto. Pero esta gran elección tiene una desventaja.

La parálisis de la elección

Cuando tenemos tantas posibilidades, nos vemos obligados a decidir continuamente, en un momento dado, de las cosas más grandes a las más pequeñas.

El primer problema, aunque pueda parecer paradójico, es que decidir continuamente no es liberador, pero puede conducir a lo que se denomina “parálisis del análisis”. Con tantas oportunidades para elegir, es más difícil hacerlo. El segundo "efecto negativo" de la elección es que, aunque podemos evitar esa parálisis y elegir, al final nos sentimos menos satisfechos con el resultado.

Un experimento muy interesante realizado por la Universidad de Columbia reveló los "efectos negativos" de tener una gran cantidad de oportunidades disponibles. Los investigadores instalaron un mostrador con 6 frascos de mermelada, que luego se convirtieron en 24 en una tienda de frutas y verduras.



Lo interesante es que de todas las personas que entraron a la tienda, el 60% fue al mostrador donde había más oportunidades, pero solo el 3% de ellas compró. En el mostrador con menos oportunidades de compra, solo se acercó el 40% de las personas, pero de estas, el 31% terminó comprando.

¿Qué nos enseña este estudio?

Nos atrae la cantidad de oportunidades, pero cuando hay demasiadas nos bloqueamos. De hecho, nuestro cerebro solo puede manejar 3 o 4 alternativas a la vez. Cuando tenemos muchas opciones, nos asalta la "parálisis de la elección" porque tenemos miedo de elegir mal.

Si tenemos decenas de opciones para elegir y optamos por una que finalmente nos decepciona, pensamos que podríamos haber elegido mejor y terminar lamentando nuestra elección.

Más oportunidades, menos satisfacción

Cuando tenemos que decidir también somos víctimas de ese fenómeno que los economistas llaman "costo de oportunidad", es decir, el valor que le damos a las cosas depende de con qué las comparemos.

Cuando hay tantas oportunidades, es más probable que imaginemos las características interesantes de las alternativas que hemos descartado, por lo que es más probable que nos sintamos menos satisfechos con nuestra elección.

En definitiva, la gran cantidad de alternativas es algo negativo.

De hecho, no siempre es necesario tomar decisiones, un proceso que se vuelve agotador mentalmente, especialmente cuando se trata de pequeñas decisiones. Sentirse satisfecho no siempre es malo.

Cuando solo hay un modelo de pantalón en la tienda, solo puedes comprar este. Si al final no queda satisfecho, la culpa no será suya porque no tuvo otra opción. No pensarás en los otros modelos que has visto y cómo te quedan.


Si tienes decenas de tipos diferentes de pantalones para elegir y compras un par que te resulta incómodo o poco convincente, es obvio que la culpa es tuya porque había otras alternativas disponibles pero no las elegiste. Entonces crees que podrías haber elegido mejor. Te arrepientes de la decisión que has tomado y, como resultado, te sientes menos satisfecho con la compra realizada.



No es una coincidencia que en los últimos años el nivel de ansiedad y depresión se haya disparado en el mundo industrializado, donde las tiendas siempre están repletas de oportunidades para elegir. La necesidad de elegir continuamente y la decepción que sentimos con las decisiones que tomamos es uno de los factores que alimenta esta epidemia.

Esto significa que, de vez en cuando, no sucede nada si se ciñe a una gama limitada de opciones. Adoptar el minimalismo puede simplificar enormemente tu vida y hacerte sentir mucho más satisfecho y feliz con las decisiones que tomas.


Hay una línea crítica, más allá de la cual el exceso de oportunidades se convierte en una carga más que en una liberación.

 

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