A menudo pensamos que los genes nacen. Sin embargo, factores como la perseverancia permiten que todos se conviertan en genios si solo se desea.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Una persona puede venir al mundo con un talento innato, pero la perseverancia lo moldea y lo intensifica; es el trabajo diario y un contexto estimulante lo que hace de un niño excepcional un adulto brillante. Al mismo tiempo, dimensiones como la tenacidad, la ambición y la motivación pueden llevarnos a destacar si nos comprometemos.
Muchos de nosotros pensamos que los genes nacen, no se convierten en ellos. Por tanto, o nacemos con un don excepcional o estamos casi "destinados" a volver a esa media en la que quizás tengamos la suerte de brillar en algo. Dar por sentado este concepto es un error. Expertos en inteligencia, talento y creatividad como Malcolm Gladwell nos han dejado importantes elementos de reflexión.
Por un lado, una persona puede tener un coeficiente intelectual muy alto, pero si no se reconoce o si el contexto social y personal no son adecuados, ese potencial permanecerá sin expresar. Por otra parte, ningún genio logrará metas importantes si no es perseverante. Sin pasión, determinación y resistencia a la frustración, una persona no logra las metas que se propone.
Figuras como Steve Jobs, Stephen Hawking o Leonardo Da Vinci son ejemplos de una apuesta constante por profundizar en el conocimiento. Y el carisma que da la superación de uno mismo cada dÃa sin duda los ha distinguido. La perseverancia es pues la chispa que ilumina el verdadero genio.
El éxito es talento combinado con preparación.
-Malcolm Gladwell-
La perseverancia, elemento clave en el genio creativo
La práctica te hace bueno en una disciplina, comprenderla nos proyecta hacia el futuro de otra manera. A menudo pensamos, por ejemplo, que figuras como Wolfgang Amadeus Mozart han sido genios de la música (u otras disciplinas) desde su nacimiento.
Sabemos que a los 4 años tocaba el violÃn y el clavicémbalo, que a los 5 componÃa pequeñas piezas y que a los 6 la sociedad europea ya lo habÃa definido como un milagro lleno de talento. Aunque su talento natural para la música era evidente, olvidamos que el pequeño Mozart entrenaba entre cinco y seis horas diarias. A menudo no tenemos en cuenta el hecho de que su padre, Leopold Mozart, habÃa renunciado a la mayor parte de su negocio para ocuparse exclusivamente de la formación musical de su hijo.
Jonathan Plucker, psicólogo educativo de la Universidad John Hopkins, nos recuerda en varios estudios y trabajos que las sinfonÃas no surgieron de la noche a la mañana en la mente de Mozart. Analizando sus diarios, descubrimos que en realidad ese trabajo llevó meses, largas horas de afinar las partituras para lograr esa genialidad que todos admiramos.
La perseverancia construye el talento.
Carol S. Dweck, profesora de psicologÃa en Stanford, argumenta que muchos de los genios más ilustres de nuestra sociedad, tanto en la actualidad como en nuestra historia pasada, fueron personas comunes y corrientes en la infancia e incluso en la juventud. En otras palabras, no necesariamente tienen talentos extraordinarios o un coeficiente intelectual muy alto.
Fue pues la perseverancia la que hizo de Monet o de Cézanne dos excelencias, y fue la motivación que llevó a Darwin oa Freud a elaborar sus teorÃas y sus planteamientos. La habilidad viene con la práctica y el trabajo diario incansable, lo que muchas veces pasa desapercibido a los ojos de los demás, pero que, sin embargo, forma el talento, la habilidad y la capacidad de destacar en un área.
Talento y carácter
Los escritos de Confucio ya indicaban en su época que las personas pueden alcanzar la perfección a través de la práctica y el sacrificio. Ahora bien, triunfar también depende del carácter, de la personalidad.
En sus letras, como The Hypomanic Edge, el psiquiatra John Gartner nos dice que los genes que surgen a través de un talento excepcional perfeccionado con perseverancia también suelen tener algunos rasgos bien definidos:
- Aceptan retos.
- Son persistentes y no tienen miedo al fracaso. Aprenden de sus errores.
- Son de sangre frÃa.
- Aprovechan la motivación intrÃnseca. Son capaces de alimentar su perseverancia aunque el contexto a veces no sea favorable.
Para concluir, hay otro aspecto a considerar. Para alcanzar el éxito o destacar en una disciplina, el talento natural ayuda. La perseverancia es crucial y juega un papel clave. Pero además de tener en cuenta la personalidad, también debemos evaluar la determinación a la hora de afrontar las dificultades.
Un valor que potencia la autoestima y que necesitamos para sacar adelante en una sociedad muchas veces impredecible, contradictoria y acostumbrada a no valorar el verdadero talento. No es fácil, no se consigue de la noche a la mañana y por eso necesitamos entrenar ese músculo extraordinario que es el coraje, el compromiso honesto con nosotros mismos.