El crecimiento personal es un viaje de descubrimiento interior, un viaje que dura toda la vida porque no es un destino sino un camino. Durante este viaje vamos adquiriendo varias herramientas psicológicas que nos permiten observar nuestra mente, entendernos mejor y aprender a fluir con los cambios.
Este camino de crecimiento es único y hay varias formas de seguirlo. Hay quienes recurren a sesiones de coaching, otros prefieren inscribirse en un curso de crecimiento personal o incluso seguir a maestros espirituales. Sin embargo, independientemente del camino elegido, para lograr un cambio interior trascendental, todos pasamos por una serie de etapas de crecimiento personal que subyacen a esa transformación. Conocerlos nos permitirá comprender dónde nos encontramos en el camino.
Las etapas del crecimiento personal que promueven el cambio liberador.
1. Autoconciencia
Mucha gente vive sin conocerse. Son verdaderos desconocidos para ellos mismos. Eligen el camino de la negación, la ignorancia y la evitación de problemas, conflictos internos y debilidades. En consecuencia, no es extraño que acaben desarrollando comportamientos autodestructivos, que se sientan estancados en su vida o que no sean felices.
Por lo tanto, el primer paso en el camino hacia el desarrollo personal es mirar hacia adentro. El autoconocimiento es vital para ser consciente de nuestros defectos y debilidades, así como para sentirnos orgullosos de nuestros logros. Nos permite descubrir quiénes somos realmente para desarrollar una comprensión profunda de nosotros mismos y de la vida que llevamos.
Solo entonces podremos comenzar a abordar nuestros problemas, en lugar de ignorarlos o evitarlos, y tomar nota de nuestras fortalezas y nuestro potencial para convertirnos en la persona que queremos ser y construir la vida que queremos. Los cursos de autoconocimiento pueden ser un buen punto de partida para descubrir nuestro “capital personal” y apropiarnos de las herramientas psicológicas que necesitamos.
2. Aceptación de las sombras
La aceptación suele ser uno de los mayores desafíos en el camino del desarrollo personal porque nos resulta difícil reconocer y aceptar nuestras sombras, esas partes de nosotros mismos que no nos gustan o incluso rechazamos. Pero el autoconocimiento debe ir de la mano de la aceptación.
Si intentamos cambiar sin aceptarnos a nosotros mismos, no seremos capaces de superar los sentimientos de culpa o vergüenza y no nos sentiremos completamente satisfechos o felices con los resultados, aunque hayamos alcanzado nuestras metas.
La aceptación es, en cierto sentido, similar al perdón porque no implica que nos gusten algunas de nuestras características o que justifiquemos nuestras malas decisiones, sino simplemente dejar ir la ira, el desprecio o el disgusto asociados. Se trata de aceptar quiénes somos, sin juzgarnos, con neutralidad y amor, y luego emprender los cambios que nos permitan crecer.
Este tipo de aceptación conduce a un profundo sentido de amor propio y nos impide desperdiciar energía preciosa luchando contra nosotros mismos o castigándonos por lo que somos o lo que hemos hecho, para evitar quedarnos atrapados en esos sentimientos negativos.
3. Asumir la responsabilidad de nuestro bienestar
"Vivir es asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que plantea", escribió Viktor Frankl. Crecer implica tomar las riendas de nuestra vida porque entendemos que nuestra felicidad y bienestar psicológico dependen en gran medida de nuestra actitud hacia el mundo.
En esta fase de crecimiento personal finalmente entendemos que aunque no podemos elegir las circunstancias, podemos decidir cómo responder a ellas. Sin embargo, comprender que somos los más responsables de nuestras vidas y nuestra felicidad puede ser aterrador porque significa dejar de buscar chivos expiatorios por nuestras insatisfacciones y fracasos.
De cualquier manera, cuando dejamos de gastar energía en las cosas que no podemos cambiar, podemos concentrarnos en las que marcan la diferencia. Cuando asumimos la responsabilidad de nuestra vida, tomando nuestras propias decisiones, dejamos de vivir de forma reactiva para empezar a vivir de forma proactiva.
4. Planificación e implementación
De poco sirve conocerse y aceptarse a uno mismo si no conduce a un cambio de comportamiento y actitud. La mayoría de las personas tienden a quedarse estancadas en esta etapa de desarrollo personal. Saben qué hacer, pero no lo hacen, generalmente por falta de disciplina y motivación o porque no tienen un plan claro a seguir.
Como resultado, terminan volviendo a sus viejos hábitos. Los viejos patrones de pensamiento recuperan fuerza y nuestra mente puede sabotearnos destruyendo todo el trabajo realizado para reactivar el fantasma de los viejos miedos, inseguridades y culpas.
Por eso es importante que todo camino de desarrollo personal también tenga una proyección externa y esté acompañado de proyectos concretos que nos permitan dar los pasos necesarios para construir la vida que queremos. Canalizar este cambio interior en acciones nos permitirá mejorar la autoeficacia y reafirmarnos en nuestro camino.
5. Encuentra un significado personal
En esta fase de crecimiento personal aprendemos a vivir con propósito e intención. Vivimos de forma más consciente, aceptamos y nos responsabilizamos de nuestras decisiones pero, sobre todo, encontramos el propósito que da sentido a nuestra existencia.
Se trata de encontrar lo que Viktor Frankl llamó la "voluntad de tener sentido", que implica saber discernir lo esencial de lo superfluo, tener claridad en nuestros valores y fijarnos metas significativas para el futuro para no permitirnos. nosotros mismos a ser derrotados por las circunstancias, no importa lo difíciles que puedan ser.
Por supuesto, esta etapa de desarrollo personal no es el punto final porque nunca dejamos de crecer y de conocernos a nosotros mismos, pero sí implica que hemos llegado a un punto en nuestra vida donde hemos desarrollado paciencia, perseverancia, sabiduría, coraje, humildad y fuerza. .necesario para seguir nuestro camino, el que hemos elegido.
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