La lectura es uno de los mejores hábitos que podemos desarrollar, uno de los mejores regalos que podemos darnos. De hecho, se ha demostrado que una buena novela es como un masaje para nuestras neuronas. Sin embargo, no vale la pena leer para pasar el tiempo, leer cualquier cosa que pase por nuestras manos no es beneficioso, tanto cognitiva como emocionalmente. Por lo tanto, es importante ser lo más selectivo posible al elegir lo que leemos.
El contenido "ligero" no aporta nada
Un estudio realizado en la Universidad de Florida hizo sonar la alarma: encontró que las lecturas de los estudiantes universitarios afectan directamente su nivel de escritura. Estos psicólogos han descubierto que no solo importa la frecuencia con la que leemos, sino también la calidad del contenido.
En la práctica, los jóvenes que leen revistas y literatura académica escriben con mayor sofisticación y cometen menos errores que aquellos que solo leen noticias y contenido web. En consecuencia, estos psicólogos hicieron una distinción entre "lectura profunda" y "lectura ligera".
La lectura profunda es lenta y atractiva, llena de detalles sensoriales, emocionales y morales, es una lectura compleja que va más allá de la simple decodificación de palabras. Podemos hablar de lectura profunda cuando contiene metáforas, alusiones y conceptos complejos, tanto desde el punto de vista cognitivo como emocional. Cuando una novela es profunda podemos sentir empatía con sus páginas y promueve la reflexión y la empatía.
Sin embargo, la lectura "ligera" no ofrece estas ventajas, ya que es rápida, se le presta poca atención y se olvida después de unos minutos. Estos psicólogos creen que muchas de las noticias diarias, revistas de entretenimiento y contenidos más insignificantes que se pueden encontrar en Internet se pueden clasificar como lectura "ligera" porque no promueven la reflexión y no generan implicación emocional.
Lectura profunda, una explosión de sensaciones para el cerebro
La lectura profunda es una explosión de sensaciones para nuestro cerebro. De hecho, se ha encontrado que activa diferentes centros en el cerebro que deben trabajar juntos para que podamos entender lo que leemos experimentando la experiencia de primera mano. La lectura activa el área de Broca, que nos permite percibir el ritmo y la sintaxis, también activa el área de Wernicke, que está involucrada en la percepción de las palabras y su significado, así como el giro angular, que es fundamental para la percepción y uso del lenguaje. .
Por si fuera poco, la lectura profunda también activa otras áreas del cerebro relacionadas con la percepción y las emociones, lo que indica que no solo entendemos lo que leemos, sino que también estamos viviendo las aventuras poniéndonos en la piel de los personajes. . Una buena novela es capaz de activar las áreas del cerebro asociadas a las sensaciones físicas y los sistemas motores, así como el cerebro emocional, lo que nos permite llorar o reír junto a los personajes.
Por tanto, no es de extrañar que después de leer una buena novela el nivel de empatía de la persona aumente y sea capaz de comprender mejor las ideas de los demás, aunque sean diferentes a las suyas, y compartir sus estados emocionales.
La poesía es un ejemplo de una "lectura profunda" muy especial. Recientemente, los neurocientíficos han descubierto que todo tipo de lectura activa lo que se llama la "red de lectura", que permite comprender el texto, memorizarlo y pensar en él.
Pero en comparación con la prosa, la poesía activa áreas completamente diferentes del cerebro, especialmente cuando se trata de poemas que nos gustan. De hecho, los poemas activan la corteza cingulada posterior y los lóbulos temporales mediales, las partes del cerebro relacionadas con la introspección, así como algunas regiones específicas del hemisferio derecho, las mismas que reaccionan a la música.
Así que la próxima vez que te tomes unos minutos para leer, asegúrate de que valga la pena. Elige contenido que te emocione, que te haga pensar, que despierte tu curiosidad y te entretenga.
