Si bien no nos gusta admitirlo, muchas veces nos atascamos en los niveles más básicos de autoconocimiento. Muchos de nuestros pensamientos y acciones ocurren automáticamente, tienen vida propia y actúan por debajo del radar de nuestra conciencia. Esto no es malo porque los hábitos, las rutinas y las reacciones nos ayudan a simplificar la vida cotidiana. Pararse a pensar en cada momento llevaría demasiado tiempo y, sobre todo, representaría un enorme derroche de energía mental y emocional.
El problema surge cuando vivimos en piloto automático durante tanto tiempo que nos olvidamos de que estamos funcionando en piloto automático, por lo que ni siquiera somos conscientes de nuestros hábitos, rutinas, emociones, impulsos y reacciones. Entonces ya no los revisamos; ellos nos controlan.
Una persona que ha desarrollado un buen nivel de autoconocimiento puede decirse a sí mismo: "espera un segundo ... tal vez debería cambiar este hábito que me está lastimando", o, "¿tal vez estoy exagerando?". Una persona que no ha desarrollado el autoconocimiento seguirá viviendo con el piloto automático activado, víctima de sus propios hábitos negativos, pensamientos recurrentes y reacciones inapropiadas. Como resultado, puede hundirse en un ciclo autodestructivo.
¿Cómo conocerte a ti mismo? Las 3 preguntas más importantes para el autoconocimiento
Nivel 1 - ¿Qué estás haciendo?
A veces evitamos el dolor con distracción. Movimos nuestras mentes a otro momento o lugar donde nos sentimos más seguros y más aislados del dolor de la vida cotidiana. Es más fácil concentrarse en tu móvil, en la televisión, en las redes sociales, o dejar que tu mente divague hacia un futuro dorado haciendo planes que nunca pondremos en práctica. Solo para intentar olvidar. Hay muchos refugios donde escondernos y soñar que todo está perfecto y que no necesitamos cambiar nada.
Obviamente, no hay nada de malo en distraernos. La distracción es importante para la felicidad y la salud. Pero debemos estar seguros de que la distracción no es una cortina de humo que esconde otros problemas que seguirán creciendo mientras miramos para otro lado.
No podemos emborracharnos con distracciones. No podemos pasar gran parte de nuestro tiempo libre nadando en un mar de distracciones que nos lleva a un estado de semi-inconsciencia o lobotomía autoinfligida.
De hecho, cuando el objetivo oculto de la distracción es escapar de la realidad, acabaremos cansándonos. Esa distracción no es saludable, no da satisfacción real y mucho menos felicidad. Es solo un remedio fugaz, casi aditivo, al que tendremos que recurrir todos los días porque no estamos resolviendo los problemas reales.
Por tanto, para superar el primer nivel de autoconocimiento es importante pasar tiempo contigo mismo, reflexionar sobre tus hábitos diarios y preguntarte si realmente te llevan al lugar donde quieres estar o si, por el contrario, son un subterfugio que alimenta el descontento. Pregúntate si lo que haces todos los días realmente te satisface y contribuye a tu bienestar, o es un hábito adquirido que no hace nada por ti.
Nivel 2 - ¿Qué sientes?
¿Alguna vez ha estado enojado y cuando alguien le pregunta por qué está enojado, responde que no está enojado? Cuando vivimos en piloto automático y usamos distracciones para evitar pensar, es normal que las emociones se acumulen y terminen explotando, incluso si no siempre las reconocemos.
En este segundo nivel de autoconocimiento es cuando comenzamos a descubrir quiénes somos realmente. Conectar con nuestras emociones es un proceso muy intenso que revela aspectos de nosotros que no conocíamos o que escondíamos porque nos asustaban o causaban disonancia cognitiva. Si no somos farisaicos y nos atrevemos a reconocer y explorar absolutamente todo lo que sentimos, descubriremos nuevas facetas de nuestro yo.
Desafortunadamente, en lugar de mirar dentro de sí mismos, muchas personas intentan escapar de esas emociones a través de experiencias que los embotan a nivel emocional. No nos enseñaron a explorar las emociones, sino, por el contrario, a reprimirlas y esconderlas, fingiendo que no existen.
Por tanto, algunas de las preguntas más importantes para el autoconocimiento son: ¿Cómo te sientes? ¿Por qué lo intentas?
Se trata de asumir que las emociones son como pequeñas brújulas que indican lo que nos gusta o no nos gusta. No es necesario realizar juicios de valor. No somos mejores ni peores porque nos sintamos de cierta manera. Lo realmente importante es ser consciente de esas emociones y manejarlas de manera asertiva. La ira y la tristeza, por ejemplo, pueden convertirse en poderosos motores creativos. Todo depende de cómo usemos estas emociones.
Nivel 3: ¿Cuáles son sus puntos ciegos?
Es probable que cuanto más te adentres en tu interior, más te preguntes cómo conocerte a ti mismo, cuanto más te adentres en este camino, más cosas descubrirás que no te gustan. A veces, ese camino puede dar miedo, especialmente si cree que solo hay una forma "correcta" de sentir y pensar.
También es probable que comprenda que sus pensamientos, argumentos y acciones son meros reflejos de los pensamientos, argumentos y acciones de quienes lo rodean. Es normal. Durante muchos años has estado sometido a su influencia sin cuestionarlo.
En este nivel de autoconocimiento, lo más importante es estar consciente de sus puntos ciegos. Es decir, de aquellas cosas que escondiste porque no correspondían a la imagen idealizada que tenías de ti mismo. O incluso esas creencias limitantes sobre ti mismo que has alimentado, los pensamientos negativos recurrentes que has cultivado. Reconocer los puntos ciegos evitará que te conviertas en un esclavo de los mecanismos de defensa.
Es un nivel de integración del autoconocimiento, donde comienzas a reflexionar sobre tus acciones, pensamientos y emociones para encontrar patrones desadaptativos que no tienen razón de ser y te hacen daño.
Algunas preguntas de autoconocimiento que pueden servir de ejemplo son: ¿Cuando te enojas reaccionas con arrogancia? Cuando estás triste, ¿lo escondes con ira? Conocer sus patrones de comportamiento le permitirá encontrar formas más asertivas, saludables y satisfactorias de afrontar la realidad.
El autoconocimiento debe ir seguido de la autoaceptación.
Pasar por todos los niveles de autoconocimiento no servirá de mucho si no conduce al autocontrol. De hecho, el autoconocimiento por sí solo no nos hace más felices. En algunos casos, incluso puede hacernos sentir más miserables, especialmente cuando se combina con críticas despiadadas.
Por lo tanto, debes tener claro que este camino de autoconocimiento tiene como objetivo final la autoaceptación. Solo así habrás dado el salto cualitativo y podrás encontrar la paz interior. La autoaceptación nacida del autoconocimiento es una fuerza increíble, una fuente de felicidad y autoconfianza para afrontar cualquier adversidad.
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