Un vínculo único que se forma desde el primer momento
Christiane Northrup, ginecóloga y obstetra, no pudo expresar mejor el profundo vínculo que nos une desde la infancia a nuestras madres: “Nuestras células se dividieron y se desarrollaron al ritmo de los latidos de su corazón. Nuestra piel, cabello, corazón, pulmones y huesos fueron alimentados por su sangre, sangre que estaba llena de neuroquímicos que se formaron en respuesta a sus pensamientos, creencias y emociones. Si sentía miedo o ansiedad, o si se sentía muy infeliz por el embarazo, nuestro cuerpo lo sentía, como lo hacíamos nosotros aunque se sintiera segura, feliz y satisfecha. "Más tarde, cuando nacimos, nuestra madre se preocupó por ofrecernos el primeras experiencias de amor y apoyo. Su poder es tal que no solo infecta tu estado de ánimo, sino que también puede hacer crecer tu cerebro.Un estudio realizado en la Universidad de Washington reveló que los niños que crecieron con madres que les han transmitido seguridad y confianza mostraron algunas áreas más desarrolladas del cerebro, como el hipocampo. En cambio, los bebés de madres emocionalmente distantes exhibieron un desarrollo atrofiado. Sin duda, el vínculo de una madre con su hija es uno de los más profundos que existen. A través de esta relación aprendemos a amar u odiar, confiar o no confiar, rendirnos o luchar ... El problema es que en algunos casos negamos ese vínculo, por eso también nos negamos a nosotros mismos. Si no reconocemos lo que construyó nuestra madre, no podemos crecer, estaremos atrapados en la negación.El legado de nuestras madres
De vez en cuando me sorprendo hablando como mi madre, usando algunas de las frases que me repitió mil veces en la infancia o haciendo ese gesto de traición que pasé muchos años a su lado, aprendiendo a ser yo mismo. Y aunque nos hagamos adultos, independientes y autónomos, no podremos deshacernos de la influencia que han ejercido nuestras madres, toda mujer carga con las consecuencias de esta relación con ella. Si nuestras madres nos han dado mensajes positivos y nos han enseñado a amar y respetar, sus enseñanzas representarán una preciosa guía emocional que nos acompañará a donde vayamos, pero si hemos tenido madres tóxicas, quizás nos hayamos convertido en actitudes sospechosas, controladoras o chantajeadoras. que más adelante replicaremos en nuestro trato con los demás. Si nuestras madres tuvieran miedo e inseguridad, es probable que tengamos baja autoestima y no nos atrevamos a correr riesgos. En estos casos debemos curar. Y para hacer esto, debemos ser capaces de comprender cuánto estos comportamientos y creencias limitantes provienen de la relación que hemos tenido con nuestras madres.¿Crecer como persona a partir de la herencia materna?
1. Descubre cuánto de ti pertenece a tu madre. La mejor manera de descubrir las creencias, estereotipos o valores que te enseñó tu madre es bajar la guardia y dejar de pensar en ello, aunque parezca una contradicción. En algún momento te sorprenderás diciendo cosas que no son tuyas, pero que pertenecen a tu infancia o adolescencia. Profundiza en el mensaje subyacente, porque es probable que muchas de estas ideas te las haya transmitido tu madre y ahora las estés repitiendo, dejando que ellas determinen tus decisiones.2. Considere si estas ideas le ayudan. Es probable que algunas de estas ideas lo fortalezcan como persona en los momentos más difíciles. Por ejemplo, ante un problema, es posible que inconscientemente repitas una frase que tu madre te dijo mil veces cuando eras niño, como por ejemplo: "No te preocupes, después de la tormenta siempre llega el sol". En tales casos, estas frases le ayudarán a afrontar las dificultades. Pero si estas ideas te hacen despreciarte, limitarte o desanimarte, es hora de asumir que no te pertenecen, son opiniones implantadas en tu mente por otra persona.
3. Cura heridas emocionales. El pensamiento desadaptativo que te limita casi siempre se alimenta de un conflicto que no has resuelto. Por eso, es importante que detectes aquellas partes de la relación con tu madre que no aceptas y que requieren un proceso de curación. Llevar estos problemas con nosotros, fingiendo que no existen, no nos permitirá crecer. Lidia con los conflictos, perdona y sigue adelante. A veces, todo lo que tenemos que hacer es reconciliarnos con las rarezas y las dificultades por las que hemos pasado. Puede haber sido difícil y aún tener las consecuencias, pero estos problemas también te han transformado en la persona que eres hoy, así que es mejor que trates de entender cómo te han permitido crecer.
4. Elija mantener lo positivo. Lo más probable es que hayas pasado por alto muchos aspectos positivos en tu relación con tu madre. De hecho, a medida que maduramos tendemos a valorar adecuadamente los sacrificios que nuestras madres han hecho por nosotros y el cuidado que nos han dedicado. Todas las relaciones pasan por momentos difíciles, siempre hay discusiones y desacuerdos. Después de todo, sois dos personas diferentes. Sin embargo, no permita que estos problemas rompan un solo vínculo. Concéntrese en todas las cosas buenas de su relación. Recuerda que todos tenemos luces y sombras, pero podemos decidir si enfocarnos en los errores o apreciar los éxitos. Recuerda que el mejor homenaje que puedes darle a una madre es reconocer cómo te ha ayudado a crecer y convertirte en la persona que eres. hoy dia.