Si siempre ha querido cambiar uno de los rasgos de su personalidad, una forma de pensar, un mal hábito o una creencia profundamente arraigada, sabe que no es una tarea fácil. A veces, incluso puede sentir que está dando un paso hacia adelante y dos hacia atrás. Y esto puede resultar sumamente frustrante, hasta el punto de hacernos creer que "somos así" y no podemos cambiar.
El problema, quizás, es precisamente cómo abordamos este cambio. Cambiar no basta con quererlo, es necesario actuar. Querer cambiar no es suficiente para transformar algo que hemos estado haciendo, pensando o sintiendo durante años. Ahora incluso la ciencia lo confirma.
Dime lo que haces y te diré lo que puedes cambiar
Los psicólogos de las universidades de Illinois y Michigan pidieron a 377 estudiantes universitarios que eligieran dos de los cinco rasgos principales de la personalidad (apertura a la experiencia, responsabilidad, extroversión, amabilidad y estabilidad emocional) que más deseaban cambiar en sí mismos. La mayoría de las personas optaron por mejorar su estabilidad emocional o aumentar su nivel de extroversión.
También se pidió a la mitad de los participantes que seleccionaran hasta cuatro desafíos por semana que les permitirían implementar el cambio de rasgo elegido. Por ejemplo, aquellos que querían ser más extrovertidos eligieron saludar a un extraño en una tienda o liderar un proyecto de clase.
A todos se les pidió que completaran una prueba de personalidad al comienzo de cada semana del estudio de 15 semanas, especialmente diseñado para medir cuánto podría cambiar o no su personalidad.
Los autores encontraron que las personas que querían cambiar pero no hicieron nada para tener éxito reforzaban aún más el rasgo desagradable que querían eliminar. De hecho, aquellos que querían ser más extrovertidos se volvieron más introvertidos y aquellos que querían ser más estables emocionalmente se volvieron más neuróticos.
Por el contrario, las personas que se involucraron en los desafíos cambiaron.
Comprometerse con el cambio no es suficiente, es necesario dar pequeños pasos
Comprometerse a cambiar no es suficiente. De hecho, muchas veces es un arma de doble filo porque genera la sensación de que ya hemos hecho algo, que hemos dado un paso "importante", por eso confiamos en nosotros mismos y ya no trabajamos duro para cambiar.
Los investigadores concluyeron que "la participación activa en comportamientos diseñados para cambiar los rasgos de personalidad predice una mayor disminución de ese rasgo con el tiempo". En otras palabras, si quieres cambiar algo, tienes que trabajar en ello.
Dar pequeños pasos a lo largo del tiempo, en consonancia con nuestros objetivos de crecimiento personal, nos ayuda a mejorar. Curiosamente, los investigadores encontraron que el grado de dificultad de los desafíos que enfrentamos ni siquiera es importante, sino que el crecimiento personal depende de la coherencia en el tiempo.
Esto nos recuerda la frase de Confucio: "No importa lo lento que vayas, lo importante es que no te detengas". Necesitamos dar pequeños pasos que también son una motivación en el camino para darnos cuenta de que nos estamos acercando a nuestro objetivo.
Querer cambiar pero no hacer nada para triunfar solo genera frustración y, a la larga, consolidará una imagen negativa y estancada de nosotros mismos. Querer ser los mejores al seguir haciendo las mismas cosas de la misma manera hará que nos veamos a nosotros mismos bajo una luz aún más negativa. Por eso, la próxima vez que quieras cambiar, pregúntate si realmente estás haciendo algo para que suceda o es simplemente un deseo que no se materializa en ninguna acción.