No temas perder a los que no te valoran

No temas perder a los que no te valoran

Tan pronto como tenemos algo nos asalta el miedo a perderlo. Es normal, nos asusta la idea de perder aquello por lo que hemos luchado, aquello que conocemos y con lo que nos sentimos relativamente cómodos. Cuando hemos encontrado un equilibrio queremos mantenerlo, y nos pone ansiosos pensar que algo podría cambiar.

Pero el miedo a la pérdida también puede aparecer en situaciones que podríamos calificar de negativas porque no aportan nada ni nos hacen daño. Esto se debe a tres factores: nuestra tendencia a captar el equilibrio que hemos alcanzado, nuestra resistencia al cambio y el miedo a la incertidumbre que implica lo nuevo.



Estas son las principales razones por las que muchas veces nos aferramos a relaciones interpersonales que nos perjudican, más allá de la historia que podamos tener en común y los lazos emocionales que aún persisten.

Cuando el único motivo que mantiene el vínculo es el pasado

La vida es un camino por el que conocemos a mucha gente. Con algunos estableceremos relaciones más estrechas basadas en profundos lazos emocionales. Sin embargo, las experiencias y el paso del tiempo pueden debilitar estos lazos, hasta el punto de que la relación pierde su sentido.

En estos casos, no debemos tener miedo de perder a personas con las que prácticamente no tenemos puntos en común, personas que han dejado de escucharnos aunque nos escuchan y han dejado de completarnos emocionalmente. De hecho, en esos casos a lo que nos aferramos es solo al recuerdo, no a la persona en sí, porque no hay puntos de contacto, no hay perspectiva de futuro, ni vínculo emocional satisfactorio.

A veces somos reacios a romper el vínculo simplemente porque no queremos aceptar que hemos cambiado, o que la otra persona ha cambiado, hasta el punto de que ya no hay nada que nos una. Pero dentro de nosotros percibimos la mala calidad de ese vínculo, el vacío emocional que queda porque ya no hay atención y cariño.



Por supuesto, estas situaciones no son fáciles de asumir, porque suele haber una historia común. Pero lo cierto es que el pasado no es una razón válida para seguir conectados con personas que han dejado de valorarnos y no se consideran afortunados de tenernos cerca.

Con el tiempo debes aprender a amar más, pero menos a las personas.

Con los años nos volvemos más selectivos, somos más conscientes de la importancia de nuestro tiempo y decidimos con quién queremos compartirlo. Por otro lado, las experiencias de vida ponen a prueba incluso las relaciones más cercanas, por lo que comenzamos a valorar más a quienes permanecen a nuestro lado y satisfacen verdadera y voluntariamente nuestras necesidades emocionales.


Por supuesto, antes de romper los lazos solemos pasar por un proceso en el que a menudo surge la culpa de las personas que hemos dejado atrás. En realidad, no debemos culpar a nadie, las relaciones se crean cuando hay intereses comunes y se rompen cuando dejan de satisfacer necesidades emocionales. La opción más constructiva es dejar ir a aquellos que ya no se sienten conectados con nosotros y atesorar los momentos felices que pasamos juntos.

La vida es un movimiento constante, las relaciones también fluyen y cambian. Pero si miras demasiado tiempo atrás y te concentras en las puertas que se han cerrado, no podrás ver las puertas que se abren frente a ti.


  • 61
Añade un comentario de No temas perder a los que no te valoran
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.