Los científicos dicen que nuestro universo está gobernado en gran medida por el azar. Si hay algo que nos cuesta aceptar son los imprevistos, los hechos inesperados. En un escenario incierto, por lo tanto, nunca debemos perder de vista nuestros objetivos.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Nuestra vida se rige por muchas variables, una de las cuales es el caso. Aunque la mayor parte del tiempo pensamos que tenemos el control de nuestras vidas, seguimos siendo prisioneros del azar. Es difícil aceptar el azar en la vida, lo inesperado y ese pequeño porcentaje de caos.
Kurt Vonnegut Jr, escritor de novelas de ciencia ficción, dijo que en un mundo donde reina el desorden y la imprevisibilidad, estamos obligados a saber manejar el caos (sin convertirnos en sus víctimas). Podríamos decir que el destino caprichoso nos pone en situaciones que no habíamos previsto y que ignoramos.
Una persona puede vivir en total tranquilidad durante años, satisfecha con el presente en el que todo tiene su lugar. Salimos a casa, vamos al trabajo, interactuamos con los demás, pasamos tiempo con nuestros seres queridos y parece que el caos no existe. Hasta que, de repente, el destino cambia y nos enfrentamos a situaciones insólitas e inesperadas.
Estos son los momentos en los que necesitamos nuestras facultades mentales y nuestras habilidades para enfrentar algo nuevo, nunca antes experimentado. Por mucho que nos sorprenda, hay quien sabe afrontar tranquilamente cualquier situación. Es como si en su código genético o en algún rincón escondido de su cerebro hubiera un subprograma o un código particular listo para ser activado para enfrentar la adversidad. Estas personas son capaces de responder de la mejor manera a las nuevas situaciones.
El azar en la vida: la dificultad de aceptar lo inesperado
Hay días en que el sol brilla, y el cielo despejado nos muestra toda su inmensidad. Sin embargo, nada impide que lleguen nubes que oscurecen el cielo anticipando la llegada de una tormenta. En estos casos es inútil quejarse: debemos buscar refugio de inmediato.
Hay momentos regidos por la estabilidad. Cada proyecto, cada cita, cada viaje y cada actividad programada se puede completar. Pero de repente puede ocurrir un evento inesperado.
Lo que es único es que los imprevistos nunca llegan por sí solos. Generalmente van acompañados de cambios e incertidumbres. En este contexto, de nada sirve quejarse, arrepentirse o quedarse quieto. Debemos reaccionar y actuar. Sin embargo, a menudo no es tan fácil. Veamos por qué.
Al cerebro no le gusta el azar.
¿Cómo podemos aceptar lo inesperado si nuestro cerebro no tolera el azar? Este órgano excepcional tiene una tendencia casi obsesiva a crear patrones y aprender de la experiencia para permitirnos reaccionar de la mejor manera posible ante las situaciones cotidianas.
Le gusta tenerlo todo bajo control, porque cualquier imprevisto, cualquier estímulo desconocido no procesado o experimentado previamente, activa un sistema de alarma que lo interpreta como una amenaza.
¿Significa esto que somos incapaces de reaccionar ante el azar o el caos? La respuesta es no. Las personas pueden enfrentarse a cualquier circunstancia. Y por sorprendente que nos pueda parecer, las cosas han ido muy bien con el tiempo.
Somos seres creativos, con grandes recursos psicológicos para innovar, reaccionar y superar las adversidades. Así logramos sobrevivir y así seguiremos viviendo a pesar de los cambios y los inevitables temores que nos provoca lo inesperado.
“La incertidumbre es donde suceden las cosas. Es el lugar donde nos esperan oportunidades de éxito y felicidad para vivir de verdad.”
-Martha Nussbaum-
Acepta lo inesperado recordando tus metas
La ciencia nos dice que la vida es un subproducto accidental en un universo aleatorio. Al respecto, recordemos las palabras del conocido físico Wermer Heisenberg: “En la materia no observamos cosas (o partículas), sino ondas de probabilidad”.
Esta idea lo ayudó a formular su teoría sobre el Principio de Incertidumbre que reconocía que es imposible medir o predecir la posición y el movimiento de una partícula. Por supuesto que podemos hacer suposiciones. Sin embargo, incluso el mundo de la física cuántica reconoce ese pequeño porcentaje de caos. Heinseberg enfatizó que en un mundo incierto debemos estar preparados para lo inesperado.
Que así sea, no es ni bueno ni malo. Es una realidad evidente. Hay quienes no tienen problema en aceptar lo inesperado y lo aprovechan para salir adelante de forma valiente y creativa. Otros, sin embargo, ven lo inesperado como paralizante.
Cuando pasas muchos años en aparente tranquilidad, la mente cree que puede predecir lo que sucederá hasta que, de repente, aparece el "cisne negro" mencionado por el ensayista Nassim Nicholas Taleb. ¿Cómo podemos enfrentarnos a la inevitable variable de la incertidumbre en la vida cotidiana?
Practiquemos aceptar y lidiar con el caso de la vida y lo inesperado.
Los imprevistos deben ser aceptados y atendidos teniendo en cuenta las siguientes consideraciones:
- El primer paso para aceptar lo inesperado es recordar siempre tus metas. Por muy caótica que sea la realidad que estás viviendo, si tienes claras tus metas, encontrarás la fuerza y la capacidad para actuar.
- El segundo paso es tener bajo control lo que podemos controlar”. Por ejemplo, nuestras decisiones, la forma en que enfrentamos los problemas y nuestras acciones mentales.
- También es necesario entender que en un período de incertidumbre, se deben tomar riesgos. Es cierto que esto puede alimentar nuestras preocupaciones, pero se deben tomar medidas innovadoras para avanzar.
- Es importante despertar las habilidades y destrezas que todos tenemos: curiosidad, creatividad, receptividad, etc. Tienes que ser abierto, escuchar a los demás, aceptar consejos. y luego actuar siguiendo nuestra brújula interior. Las situaciones imprevistas nos pueden enriquecer mucho.
En conclusión, la clave para hacer frente a los imprevistos, independientemente de su tamaño, es ser valiente. Si nos quedamos quietos, quejándonos del caos en nuestra vida, nuestro sufrimiento aumentará. Necesitamos ser proactivos, ingeniosos, capaces de racionalizar los miedos y usar nuestras emociones y creatividad a nuestro favor.