No estoy loco, al menos eso creo, has leído perfectamente: “el pesimismo puede convertirse en una herramienta poderosa que nos empuja a emprender un nuevo proyecto”. Cuando estamos replanteándonos un nuevo proyecto que nos seduce, solemos dejar de pensar con claridad y objetividad y nos equivocamos por exceso de optimismo. Ser optimista, quiero decir demasiado optimista, significa que muchas veces sobrestimamos nuestras habilidades y potencial para afrontar las diferentes tareas y esto nos lleva a minimizar las dificultades y barreras que encontraremos en el camino. Así, crearemos un anteproyecto de plan que no se refleje en la realidad y no contemple las posibles dificultades y mucho menos las posibles soluciones. No es extraño entonces que el proyecto termine en fracaso incluso antes de comenzar. Esta es la realidad objetiva En nuestra realidad subjetiva se acerca otra tormenta; cuando vemos que el proyecto requerirá más compromiso, dedicación, esfuerzo e inversión, mucho más de lo que habíamos anticipado, y que surgen barreras que no hemos podido prever, entonces es normal que nos volvamos pesimistas y acabemos sintiéndonos desmotivados y dispuesto a abandonar el proyecto. Quizás una de las pocas frases de Macchiavelli con las que estoy de acuerdo es: "la mejor defensa es el ataque" y eso implica que cuando empecemos un proyecto, aunque tendremos que afrontarlo con una buena dosis de optimismo, tendrá que ser un tipo de optimismo realista que nos permita vislumbrar todas las posibles barreras que nos pueden separar del éxito. Ya sabemos que muchas veces nos dejamos guiar por las expectativas, por eso creo que la mejor estrategia es: "trabajar poniendo en ello todas nuestras fuerzas y habilidades como para lograr un gran éxito pero esperar tener un éxito mucho menor". Existe un modelo que considero altamente efectivo a la hora de planificar cómo será nuestro futuro: Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades.- Debilidades: ¿Qué factores intrínsecos a nosotros mismos pueden representar una barrera? Por supuesto, ninguno de nosotros es una reserva de habilidades y experiencia ilimitadas. Cuando emprendamos un proyecto también tendremos que tener en cuenta cuál de nuestras características (ya sea de orden personológico, en las relaciones interpersonales o referidas a determinadas competencias profesionales) podría hacer que nuestros planes fracasen. En este punto es necesario conocer en profundidad qué peculiaridades requiere nuestro proyecto y así poder ser objetivos a la hora de evaluar nuestra idoneidad para el mismo.- Fuerza: que potencial tenemos Incluiremos a continuación solo nuestros recursos existentes o aquellos que podremos desarrollar con un 90% de probabilidad, ya sean cognitivos, profesionales o materiales. No vale la pena mentirnos, cuanto más objetivos seamos en nuestro análisis, más posibilidades de éxito tendrá nuestro proyecto.- Amenazas: ¿Qué peligros nos puede reservar el medio ambiente? Llegados a este punto tendremos que intentar ser pesimistas o valorar objetivamente qué características del entorno podrían convertirse en una barrera que nos impida alcanzar nuestros objetivos. En ocasiones es necesario reconocer un porcentaje de peligro para cada barrera porque puede ser que nos encontremos solo con una en el camino pero que esta tenga unas dimensiones enormes. Pongamos un ejemplo: si queremos abrir una pequeña tienda en un determinado sector pero sabemos que algunas grandes empresas ya tienen proyectos similares, quizás la mejor opción sería proponer una colaboración a una de ellas que sea satisfactoria para los dos. o revisar totalmente nuestro proyecto para no correr el riesgo de fracasar en un intento de sostener una competencia a la que no podemos resistir.- Oportunidad: ¿Qué factores positivos que dependen del entorno pueden ayudarnos con el proyecto? También tendremos que enumerar los factores ambientales que pueden estar a favor y por supuesto no olvidarlos durante el tiempo que dure el proyecto sino someterlos a un seguimiento constante con el objetivo de identificar las variaciones que puedan perjudicarnos. En ocasiones surgen situaciones especiales que pueden dar un buen impulso al proyecto, es importante aprender a vislumbrar estos momentos, si le damos un porcentaje (en relación a la mayor o menor incidencia en el éxito o continuación del proyecto) a cada uno de ellos. los factores que estamos enumerando en cada aspecto, al final podremos obtener una imagen bastante completa de la viabilidad de nuestros planes. 'entorno e implementar un gran plan que iremos completando paso a paso, entonces, las posibilidades de el fracaso se reducirá considerablemente