Quien ama no pierde, quien no sabe recibir amor pierde

Quien ama no pierde, quien no sabe recibir amor pierde

Hay quienes se arrepienten de haber amado, ya sea porque una relación no ha dado sus frutos o porque se ha desmoronado. Muchos piensan que fue amor en vano. Sin embargo, nunca pierde a quien da amor, sino a quien no sabe apreciarlo y recibirlo.

Amar significa abrirse. Los que aman no se guardan nada, pero en ese ofrecimiento se produce una maravillosa contradicción porque al dar recibimos. De hecho, el que se encerra en sí mismo, el que construye muros a su alrededor para protegerse, sale perdiendo, porque así no entrará la alegría, pero el sufrimiento aún puede colarse por las pequeñas aberturas.



Lo peor que puedes hacer es acercarte a ti mismo

Cuando alguien a quien amamos nos decepciona o nos decepciona, nos vemos obligados a hacer un trabajo reflexivo de reestructuración a nivel psicológico. No solo tenemos que lidiar con los sentimientos que estamos experimentando, sino que también tenemos que procesar lo que sucedió a nivel cognitivo.

El dolor de la pérdida, la frustración e incluso el enfado acaba afectando nuestros pensamientos. A veces ese dolor es tan grande que incluso duele físicamente y literalmente nos sentimos rotos. Y como a nadie le gusta sufrir podemos acabar regañándonos, pensando que no deberíamos haber amado tanto para evitar sufrir.

Es verdad. Es un razonamiento perfectamente válido y racional: si no amamos, no sufrimos. ¿Pero realmente vale la pena vivir emocionalmente anestesiado? ¿Es eso lo que realmente quieres?

Es perfectamente comprensible que, tras el primer impacto emocional, pensemos que no volveremos a amar de la misma forma o que debemos protegernos para no volver a sufrir, porque las emociones que estamos viviendo son como lentes grises que impiden nosotros de ver los colores del mundo.


De hecho, en cierto sentido, estos pensamientos son un mecanismo de defensa. Cuando el sufrimiento nos asalta tratamos de encontrar consuelo. Y nos puede consolar que en el futuro no sufriremos de esta manera. Es como pensar: “vale, ahora estoy sufriendo mucho, pero cuando lo supere no volverá a pasar”. Este pensamiento puede ser reconfortante y puede ayudarnos a salir del túnel.


Pero en algún momento, es necesario reestructurar esos pensamientos y abrirlos de nuevo al mundo. Debemos ser conscientes de que los mecanismos de defensa que en algún momento pueden ser funcionales y protegernos, pueden luego perjudicarnos.

Cambia tu perspectiva o condénate a ti mismo a la esterilidad emocional

Amar nunca es tiempo perdido, es una experiencia que podemos atesorar toda la vida. Solo tenemos que prestar atención al momento en que pasa el dolor para reelaborar nuestros pensamientos.


La primera señal de que nuestras heridas emocionales se están curando es que, mirando hacia atrás, ya no solo vemos los momentos negativos sino también los positivos. Entonces ha llegado el momento en que necesitamos reflexionar sobre nuestros pensamientos. A partir de ese momento, podemos comenzar a abrirnos nuevamente al mundo.

Nos ayudará pensar que aunque no nos guste aceptarlo, todo en la vida tiene un precio. Para obtener algo, tenemos que dar algo a cambio. Esto significa que la alegría del amor también abarca el dolor y el sufrimiento. Negar a uno también significa negar al otro y condenarse a la esterilidad emocional, que es terriblemente peor que el dolor de la pérdida.


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