Quien no entiende su miedo no conoce a su oponente

Quien no entiende su miedo no conoce a su oponente

Nuestros miedos son los enemigos que nos paralizan, que solo están en nuestra mente y nos impiden adoptar las conductas necesarias para estar bien.

Quien no entiende su miedo no conoce a su oponente

Última actualización: 26 de abril de 2022

A menudo, los temores infundados sobre lo que puede salir mal o dañarnos en el futuro se encuentran entre las principales causas de insatisfacción. Todos tenemos algunos miedos que nos hacen evitar algunas situaciones cruciales en nuestra vida. Quien no comprende su miedo, por tanto, no conoce a su principal adversario, es decir, él mismo.



Los miedos surgen de experiencias pasadas. En el proceso de socialización desde la infancia hasta la madurez adquirimos los miedos de las personas más cercanas e influyentes, aunque sea de forma inconsciente. Si estas personas son un punto de referencia para nosotros, sus miedos indican peligros y situaciones desagradables a evitar.

Si arrastramos los miedos durante mucho tiempo y permitimos que crezcan y ocupen un gran espacio en nuestro día a día, les damos la oportunidad de convertirse en un filtro recurrente, entre los muchos que utilizamos para procesar la realidad.

Para que esto no suceda, es bueno saber de dónde vienen estos miedos y tomar acción. Ante el miedo: acción y compromiso.

"El desafío es con uno mismo, el oponente está adentro".

Cuando la motivación es el miedo

El miedo es una emoción primitiva que ha permitido la supervivencia de la especie humana. Como toda emoción, realiza una acción funcional, pero cuando supera ciertos límites se convierte en una de las emociones más dañinas.

Si el miedo toma el control de nuestra vida, será controlado por la ansiedad y de comportamientos irracionales, que pueden causar depresión profunda.


Cuando actuamos por miedo, no disfrutamos de la vida, solo tratamos de sofocar la incomodidad que sentimos. Hay muchos tipos de miedos. Un individuo puede tener miedo a elementos concretos como fantasmas, perros, agua, palomas, etc., pero también existen otros miedos más generalizados, como el miedo a hablar con desconocidos, a empezar algo nuevo, a hablar en público, a volar.


La lista de miedos puede ser interminable, y un miedo puede tener diferentes significados y manifestaciones para cada individuo., aunque las estrategias para superarlas son similares o efectivas para la mayoría de las personas.

Para afrontar nuestros miedos, debemos relajarnos, calmarnos y observar con objetividad, contrastando con los hechos acontecidos, para que nuestra reacción sea adecuada y positiva. Si no podemos matar monstruos, entrenémoslos.

el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son

Quien no entiende su miedo no conoce a su oponente

El primer paso para superar nuestros miedos es comprender su origen. La meditación y la autoevaluación marcan el camino para comprendernos a nosotros mismos y encontrarnos con nuestro verdadero adversario.

¿De dónde vienen nuestros miedos? El miedo puede provenir de algo que nos han dicho, de algo que hemos observado o de experiencias previas. Una vez que conocemos la causa, podemos comenzar a trabajar para superarla. Para identificarlo, es bueno examinar las creencias que lo sustentan.

Las creencias que nos llevan al miedo son pensamientos excesivos que se activan ante la ausencia de una amenaza real. En estas situaciones hay una distorsión en el circuito del miedo. Específicamente, una distorsión en nuestras emociones causada por nuestras creencias.


Nuestros miedos son los enemigos que nos paralizan, que están solo en nuestra mente y nos impiden adoptar la conducta necesaria en nuestra vida diaria en ausencia de razones externas reales.

Identificarlos y abordarlos nos hará ver que la mayoría de estos miedos son excesivos y son simplemente el resultado de nuestras propias inseguridades.


Cuando estamos en un periodo que no nos da bienestar y queremos escapar, lo mejor que podemos hacer es actuar. Para lograrlo, debemos emprender un viaje hacia nuestro interior, sin perder de vista las referencias externas.


Quien no comprende su miedo no avanza. Para evitarlo y recuperar el bienestar, es necesario comprobar si lo anterior es real o imaginario. En caso de que sea real, lo ideal es observar la situación en la que te encuentras, pensar en las posibles acciones a realizar y tomar una decisión. Por si es imaginario, ¡puedes tener en cuenta lo dicho en este artículo!

"Nadie llega a la cima con miedo"

-Publio Siro-

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