Que es el felicidad? ¿Qué significa ser feliz? Las respuestas a estas preguntas son tantas como personas, pero no cabe duda de que la felicidad es la ilusión por excelencia de la humanidad y de cada uno de nosotros. Todos queremos alcanzar la felicidad, la de la F mayúscula. Algunos de nosotros tal vez deseemos vivir en un paraíso de tipo helénico donde las almas vivan en total armonía, mientras que otros, quizás, envidien a aquellos que parecen un títere feliz con una sonrisa perpetuamente impresa en su rostro, probablemente falsa e hipócrita. Por último, están aquellos que quieren alcanzar el estado de iluminación del Buda.Personalmente, tengo una cierta desconfianza de estas ideas de felicidad absoluta, que me parecen encontrar un lugar solo en los cuentos de hadas. Creo que son simplemente estereotipos que la sociedad nos ha transmitido para hacernos entrar, y retenernos, en el personaje de Alicia en el país de las maravillas, que sigue corriendo tras el conejo sin llegar jamás a alcanzarlo. Son mitos cuyo único propósito es entretener a las personas con la promesa de un futuro maravilloso mientras sufren de vivir mal en el presente. Y no de poseer o aparecer. Dediquemos un tiempo a reflexionar sobre lo que significa para nosotros ser felices. . Pero evitemos inspirarnos en un concepto de felicidad perfectamente abstracto y vacío, recordemos aquellos momentos en los que nos sentimos verdaderamente felices. Probablemente recordaremos los momentos mundanos de nuestra vida cotidiana y las cosas sencillas que nos hacían sentir bien, situaciones que no requirieron mucho esfuerzo ni recursos materiales para materializarse. En esos momentos no teníamos todo lo que queríamos, pero disfrutamos de lo que teníamos e hicimos, ser feliz es simplemente sentir satisfacción y placer en lo que somos y lo que hacemos. La felicidad es algo tan simple y extraordinario como la alegría de sentirse vivo. No son las cosas materiales o la forma en que los demás nos consideran lo que marca la diferencia en nuestra vida, son las personas que tenemos a nuestro alrededor, es la calidad de nuestras relaciones, además de nuestra capacidad para asegurarnos de que todo lo que hacemos en cada momento es verdaderamente especial y único, sin embargo, ¿con qué frecuencia nos olvidamos de pensar en estos términos? ¿Cuántas veces nos dejamos transformar en esclavos de hábitos que nos impiden desarrollar nuevos intereses? ¿Cuántas veces culpamos a la mala suerte sin darnos cuenta de que en este mismo momento podemos cambiar de rumbo? Con demasiada frecuencia perdemos la perspectiva de lo que es realmente importante en nuestra vida. ¿Cuántas veces nos hemos sentido felices por el simple hecho de gozar de perfecta salud? Parece más bien que a las personas les resulta más fácil ponerse tristes, deprimidas y quejarse, que aceptar esta simple y pequeña felicidad diaria que nos ofrece estar vivo. Recuerda siempre que la felicidad es una decisión personal, no un lugar que se esconde detrás de la vida. esquina, pero tampoco una utopía inalcanzable.
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