Quien toma la iniciativa es artÃfice de su propio destino: no espera que otros le abran el camino. Solo asà descubrimos por qué debemos atrevernos y actuar solos. ¿Donde empezar?
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
Tomar la iniciativa no es solo dar el primer paso para concertar una cita con la persona que nos gusta, pero también rompiendo moldes e iniciando tus propios proyectos. Es una capacidad social que requiere entusiasmo, intuición, creatividad y disposición a anticiparse a los acontecimientos para superar las dificultades.
¿Quién lo despreciarÃa? ¿Alguna vez te has escuchado decir: "Lo que te falta es iniciativa"? AsÃ, y casi sin darnos cuenta, esa palabra se convierte en un deseo de sumar a la personalidad ya la conducta y un empujón para hacer realidad los sueños.
Virtud, habilidades sociales, habilidades de liderazgo: podemos definir la iniciativa de muchas maneras, pero ciertamente no se puede negar que o la tienes o no la tienes. La falta de iniciativa suele residir en la inseguridad personal y también en el miedo. Tenemos miedo de fallar, de exponernos a nosotros mismos y a los demás, y de descubrir que tenemos la culpa.
Aun asÃ, no hay diferencia entre quedarnos donde estamos y fracasar. Seguimos en el mismo lugar, en el mismo territorio, donde no pasa nada, donde no avanzamos social, emocional o profesionalmente.
Para que nuestra realidad mejore y si deseamos cumplir los sueños que pueblan nuestra mente y corazón, Tenemos que hacerlo. Debemos tomar la iniciativa.
Cómo tomar la iniciativa y conseguir lo que queremos
Todo el mundo se habrá sentido atrapado entre las ganas de actuar y la sensación de no saber cómo hacerlo o simplemente de no poder atreverse. Pedir un aumento de sueldo, decirle a alguien que nos gusta, dar un giro a nuestra vida, empezar una nueva etapa... Tomar la iniciativa requiere más que coraje.
Sobre todo, significa tener una buena disposición y un plan de acción. Porque puede parecer lo contrario, pero la persona que tiene iniciativa no improvisa, planifica.
Tal conducta ciertamente requiere la activación de mecanismos cognitivos, emocionales y conductuales adecuados. Por eso te invitamos a conocer algunas estrategias que estimulen la toma de la iniciativa.
Sintoniza las emociones a la meta
Algunas emociones no son útiles y no facilitan una tarea.. Tomar la iniciativa a menudo provoca dos emociones: miedo y vergüenza. Tenemos miedo de fallar y exponernos. Serán nuestros peores enemigos y como tales deben ser aniquilados.
Como En primer lugar estableciendo un diálogo con nosotros mismos para recordar lo que nos merecemos. Debe entenderse que el miedo y la vergüenza nos incapacitan, desactivan nuestro potencial y distorsionan nuestra identidad. Por el contrario, el entusiasmo es una emoción excepcional que siempre facilita la iniciativa.
Planifica, observa, aprovecha la oportunidad
Tomar la iniciativa no es sinónimo de sumergirse con los ojos cerrados. La piscina puede estar vacÃa y corremos el riesgo de cometer un error que podrÃamos haber evitado.
Ser previsor y activo significa tener en cuenta el contexto, hacer predicciones, observar la situación desde diferentes ángulos y trazar un plan especÃfico.
Evitamos dejar todo al azar. Para conseguir lo que queremos, la suerte sin duda puede acompañarnos, pero es bueno recordar que la creamos con compromiso, trabajo y originalidad.
A veces basta con pedir ayuda para tomar la iniciativa
Es nuestra responsabilidad crear el presente y dar forma al futuro que queremos. Sin embargo, esto no quiere decir que no podamos contar con la ayuda y el consejo de un experto. Seguro que hay alguien a nuestro alrededor que puede poner de su parte para facilitar este paso.
Además de eso, es posible que conozcamos a alguien que haya pasado por la misma experiencia y pueda aconsejarnos. Mantenemos una mente abierta, escuchamos las opiniones de los demás., consideremos otras perspectivas para tomar una decisión reuniendo todos los datos posibles.
Cada gran victoria comienza con pequeñas batallas ganadas todos los dÃas.
Las personas emprendedoras no improvisan y no arriesgan todo. En otras palabras, si me gusta alguien, no puedo decirle cómo me siento de la noche a la mañana. La conquista parte de la seducción cotidiana.
Lo mismo es cierto en cualquier otro escenario. No puedo pedirle un aumento al jefe si no he demostrado primero mi valÃa. Tampoco puedo hacer un cambio radical en mi vida si no cierro unas puertas y abro otras. El secreto es ir poco a poco y afrontar cada situación con carisma e ingenio., demostrando en cada contexto cuánto valemos y quiénes somos.
Habrá momentos en los que tendremos que dar un paso atrás. Pero eso es bueno, significa aprender algo, evaluar nuevas opciones y ver todo en una perspectiva más amplia para ganar más impulso.
En esencia, tomar la iniciativa no solo requiere coraje: se trata de saber planificar, ser pacientes y gestionar bien nuestras emociones para llenarnos de coraje y entusiasmo. Actuar impulsivamente no sirve, al contrario sirve reflexionar y actuar inteligentemente.
Todos podemos entrenarnos para tener más iniciativa y conseguir lo que queremos o crear la vida que queremos.