Era el año 1992, cuando la psicóloga estadounidense Emmy Werner se interesó por una habilidad especial que solo algunas personas desarrollan. Sin demora, decidió analizar a 698 niños que vivían en Kauai, una de las islas de Hawai. Todos estos niños habían sufrido dificultades económicas ya que provenían de familias pobres, pero a un tercio de ellos les había ido aún peor, porque habían crecido en condiciones disfuncionales. familias. Después de 30 años, muchos de estos niños adultos habían desarrollado diversos problemas psicológicos y sociales, se comportaban de forma agresiva y eran propensos a la delincuencia; sin embargo, uno de cada tres niños no solo no desarrollaba problemas mentales, sino que también había mejorado. se convirtió en una persona emocionalmente estable. Estos niños se habían vuelto competentes, confiables y desinteresados. Fue el primer estudio realizado en el campo de la resiliencia, pero no fue el único, fue seguido por varios estudios que mostraron lo mismo: mientras algunas personas sucumben a la adversidad, otras se fortalecen y crecen. El pasado puede ser simplemente una carga que llevamos con nosotros o, a la inversa, puede convertirse en una fuente de experiencia que nos impulse a cambiar para mejor.
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La mente occidental está profundamente influenciada por la ley de causa y efecto.. Es una ley universal, prácticamente todo el mundo la conoce y automáticamente la aplica siempre que piensa. Según esta ley, todo lo que ocurre en el presente tiene su causa en el pasado. Por ejemplo, si tenemos un resfriado es porque nos resfriamos hace tres días. Si una persona está deprimida es porque ha vivido determinadas situaciones que le han generado ese estado, así todo se puede explicar a partir del pasado. Pero lo cierto es que una persona también puede enfermarse porque hay algo en el futuro que le molesta y quiere evitarlo. En este caso, el cuerpo y la mente están determinados por el futuro, no es la causa la que determina el efecto, sino el objetivo, si seguimos estrictamente el principio de causa y efecto, debemos asumir que el pasado es más fuerte que nosotros. ., y determina inexorablemente nuestro presente. Sin embargo, en lugar de asumir que algunas cosas existen simplemente porque siempre han existido, en lugar de seguir buscando respuestas en el pasado, a veces debemos mirar más hacia el futuro. Este es un cambio radical de perspectiva que asusta a muchos, porque en este A medida que el futuro se convierte en protagonista, se trata de aprender a concentrarse en el objetivo en lugar de poner excusas en el pasado para permanecer en la zona de confort. De esta forma, todo lo que has sido hasta ahora queda en el pasado y no tiene por qué determinar tu presente y tu futuro. Por supuesto, dejar de pensar en términos de causa y efecto no significa que el pasado se borre, se sigue perdiendo. existe., pero le quitamos su poder, le impedimos controlar nuestro futuro.
Para comprender la enorme influencia del pasado en nuestra vida diaria, basta con pensar en cómo tomamos decisiones. Cuando nos encontramos en una situación de confusión, lo primero que hacemos es mirar al pasado, buscando situaciones similares, para copiar la respuesta ya dada, cuando llegamos a una bifurcación, en la que tenemos que elegir entre dos direcciones, izquierda o izquierda. Bien, lo primero que hacemos es mirar hacia el pasado, como si esto fuera a mostrarnos el camino. Lo hacemos todos los días, y todos los días tendemos a elegir el camino que ya conocemos, el mismo que seguimos ayer, por simple inercia, es cierto que de esta manera podemos ahorrar tiempo y recursos, pero, al Al mismo tiempo, adoptar una solución del pasado significa limitar el universo de nuestras habilidades, significa permanecer en la zona de confort en la que nos sentimos seguros, pero así no crecemos. simplemente confirmando el mundo que ya conocemos. Pero si tenemos el coraje de liberarnos de la influencia del pasado y elegir algo diferente, tenemos la capacidad de cambiar, podemos desafiar las probabilidades y crecer.
El pasado existe y, en cierto sentido, te ha ayudado a convertirte en la persona que eres hoy. Pero eso no significa que deba seguir afectando sus decisiones y su vida. El pasado te ha permitido ganar experiencia, pero no eres solo tu experiencia. En realidad, somos mucho más que una historia, porque lo que realmente importa es el potencial que tenemos en nuestro horizonte. De hecho, la verdadera grandeza de los niños de Kauai radica en el hecho de que han logrado darse cuenta de que sus experiencias de infancia no tenía ninguna razón para determinar su futuro. Estos niños no han utilizado su pasado como modelo que determina sus decisiones, sino que lo han convertido en una palanca que los estimula a construir un futuro mejor.Cuando te das cuenta de que el pasado no tiene por qué ser decisivo en tu futuro, cuando tú aprender a tomar decisiones motivado por lo que realmente quieres y no por lo que crees que debes hacer solo porque ayer lo hiciste así abre un universo casi infinito de posibilidades ante ti. Solo tienes que tener el coraje de explorarlo y sacar lo mejor de ti mismo.