A veces compramos más por aburrimiento o impulso que por necesidad real. ¿Por qué lo hacemos?
Última actualización: 30 de mayo de 2020
Todo en esta vida está en constante cambio: la política, los valores, las diferentes formas de pensar y relacionarse, la educación, el mundo del trabajo... Hoy vivimos en una sociedad globalizada, marcada por el consumismo y la pérdida de los puntos fijos del pasado, que da como resultado una fuerte sensación de incertidumbre y desorientación, una sensación de estar completamente perdido...Llevamos una vida líquida.
El filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman habló de todo esto y plasmó en muchas de sus obras la realidad en movimiento en la que se encuentra inmersa la sociedad actual: la vida líquida, aquella de la que emerge la fragilidad de los lazos afectivos, el crecimiento de la desigualdad y la desconexión general. Un escenario confuso, pero que requiere rapidez, egoísmo e individualismo.
Sociedad actual y vida líquida
Bauman afirma que la sociedad líquida se basa en todo lo temporal, inestable, desprovisto de sustancia y efímero. Todo tiene su fecha de caducidad. Las redes sociales juegan un papel fundamental en esto, ya que te permiten mantenerte conectado y, al mismo tiempo, desconectado entre sí. Averigüemos más.
El consumismo promete algo que no se puede lograr: la felicidad universal. Y pretende resolver el problema de la libertad reduciéndola a la libertad del consumidor.
-Zygmynt Bauman-
El eterno vacío del consumismo en la vida líquida
El hombre líquido quiere ser un ciudadano sin cadenas, responsabilidades ni compromisos. Solo busca nuevas experiencias, nuevos riesgos, por lo que tiende a no consolidar sus raíces. Todo lo que empieza queda incompleto, sin conclusión ni punto final. Todo es fugaz y superficial...
En serio, se desarrolla en él un constante sentimiento de vacío existencial, que no sabe cómo llenar (siempre suponiendo que se dé cuenta). De ahí el riesgo de dejarse llevar por una constante corriente de renovación, en la que el consumismo o la compra de bienes materiales se convierten en grandes protagonistas. Es a través de este último, en efecto, que el ser humano trata de llenar ese vacío existencial.
El problema es que el vacío del no ser no se llena con la posesión de algo. No es la cantidad lo que satisface, sino la constante insatisfacción que, a pesar de nuestros esfuerzos, no hace más que atraparnos en la ausencia de sustancia.
Los deseos insatisfechos nos invitan a fantasear con otros deseos, que esconden carencias y necesidades, sobre todo si la atención se orienta al mundo exterior, más que al interior. Hoy en día, nada está exento del estado líquido de nuestra sociedad. Y, como resultado, nuestra individualidad se vuelve vacía e inestable y, en ocasiones, resulta en trastornos de personalidad, ansiedad o depresión.
En el mundo contemporáneo, todas las ideas de felicidad se concentran en una tienda.
-Zygmunt Bauman-
Consumismo responsable
¿Qué hacer ante tanto caos y tanto vacío? ¿Cómo llenar nuestro ego? Aprender a fluir como el agua es una de las posibles soluciones. Se trata de adaptarse a las diferentes circunstancias, como hace el agua con su recipiente.
Por eso es fundamental cultivar la paciencia y la autoobservación; así, poco a poco, nuestras verdaderas necesidades irán saliendo a la luz y el miedo al cambio disminuirá.
Por otra parte, es recomendable actuar con espíritu crítico, lo que nos lleva a cuestionar ciertos comportamientos y hábitos. De esta forma será más fácil abstenerse de conductas consumistas y de continuas renovaciones que nos encadenan a aquellas conductas que se repiten indefinidamente, en las que nada se consolida.
Es igualmente necesario cambiar para dirigir la atención a nuestro mundo interior, para poder conectarnos con nosotros mismos, de una vez por todas; deshacerse por completo de esos parches inútiles que a veces ponemos para llenar nuestros vacíos y, en cambio, construir bases sólidas para nuestro bienestar.
Gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para impresionar a la gente que no nos gusta.
-Will Smith-
¿Cómo poner en práctica el consumo responsable?
- Haz una lista de las cosas que realmente necesitas, así como establecer un presupuesto máximo a gastar.
- Enfócate en lo que tienes.
- Reciclar antes de comprar cosas nuevas.
- Busque alternativas a las compras. Muchas veces compramos por aburrimiento, por eso es importante tener actividades alternativas para hacer en estos casos, como practicar algún deporte o cualquier actividad que pueda frenar el impulso irresponsable e inútil de comprar.
- Haz tu vida más fácil para que puedas sentirte más satisfecho.
Otras formas de elegir el consumo responsable
- Tener más amor propio. Además, es importante hacer lo que nos gusta para sentirnos bien con nosotros mismos y más felices.
- Compra poco a poco para no intensificar los síntomas de ansiedad. Además, es fundamental identificar posibles emociones negativas a la hora de comprar y, si es necesario, consultar a un profesional para que analice estas emociones.
- Lea acerca de la comercialización. Nunca está de más saber más sobre cómo nos “engañan” las marcas o empresas. Así no caeremos en compras innecesarias.
- Restringir suscripción a newsletters sobre marcas y empresas vía email. Recibimos ofertas todos los días por correo electrónico y es posible que terminemos comprando aunque no las necesitemos. Ten mucho cuidado.
- Compra experiencias. Cada uno decide cómo vivir su vida. Recordemos, sin embargo, que las experiencias permanecen en nuestro corazón, mientras que los objetos no...
Como habrás notado, no se trata de tener cada vez más, sino de ser, de cultivar nuestro mundo interior para proyectarlo hacia el exterior desde una perspectiva contemplativa, paciente y enriquecedora.
Dejemos de vivir a toda velocidad, detengámonos un momento, cerremos los ojos y disfrutemos del silencio. Ese silencio que es una experiencia hermosa, capaz de calmar nuestra mente, frenar nuestros impulsos y acercarnos al bienestar.