1. Aprovecha al máximo los pequeños detallesA los niños no les importa el dinero ni el reconocimiento social, ponen toda su pasión en lo que hacen, disfrutan de los pequeños detalles. De hecho, la principal diferencia entre niños y adultos es que en la niñez disfrutamos haciendo todo lo que nos dedicamos, mientras que como adultos nos enfocamos exclusivamente en los resultados, perdiéndonos lo mejor del viaje. Sin embargo, es en los más mínimos detalles donde se esconde la felicidad.
2. Tenga el coraje de probar cosas nuevasEl miedo al fracaso es el principal obstáculo que frena a los adultos. Pero de niños no teníamos este miedo. No nos preguntamos si nos haríamos daño saltando del tobogán, simplemente saltamos y lo disfrutamos. Por supuesto, como adultos necesitamos tomar decisiones de manera más responsable, sopesando todos los pros y contras, pero a veces debemos dejarnos llevar, dejando de lado el miedo a equivocarnos y probar cosas nuevas.
3. Conéctate con la parte divertida que hay en tiEl aburrimiento es molesto. Los niños lo saben y por eso se aseguran de que se diviertan en todo momento, aprovechando al máximo cada segundo. Sin embargo, por varias razones, a medida que crecemos perdemos interés en muchas cosas y para entretenernos necesitamos gadgets cada vez más sofisticados. La clave está en entender que la diversión no es algo que venga de afuera, es una actitud que adoptamos o no. Debemos aprender a sortear la censura que nos hemos impuesto para redescubrir lo que nos hace felices. Debe tener el coraje de aprovechar al máximo cada oportunidad.
4. Despierta tu curiosidadEl mundo está lleno de cosas asombrosas, cosas que no sabemos, pero por alguna razón no nos importa averiguarlo. Sin embargo, debemos redescubrir esa pasión de descubrir siempre cosas nuevas, en el mundo que nos rodea, en otras personas y también en nosotros mismos. Cuando aprendemos a mirar la vida con curiosidad, es como si se abriera una puerta a un mundo paralelo, lo que nos permite generar nuevas ideas y fomentar la creatividad. Recuerda que la incertidumbre no se esconde en lo desconocido, sino un universo de posibilidades. Vuelve a mirar las cosas como si fuera la primera vez, siempre descubrirás aspectos nuevos que habías pasado por alto.
5. Expresa tus sentimientosLos niños no tienen filtros para expresar sus emociones, si se sienten tristes lloran, si aman a alguien lo dicen con claridad. Sin embargo, a medida que crecemos comenzamos a sentirnos avergonzados de nuestros sentimientos y tratamos de ocultarlos, mostrándolos solo en situaciones que consideramos oportunas. De esta forma, perdemos la capacidad de conectarnos emocionalmente con las personas que nos rodean y, sin darnos cuenta, nos negamos la posibilidad de sentir emociones. Por supuesto, no se trata de perder el control de las emociones, sino de aprender a expresarlas de forma asertiva, no tenemos que negarlas ni ocultarlas.
6. Deshazte de los prejuiciosLos niños están más abiertos a las experiencias que los adultos, porque sus mentes no están llenas de prejuicios. De esta manera, pueden vivir más plenamente cada día. Lamentablemente, con el paso de los años los prejuicios se convierten en una barrera invisible que nos impide relacionarnos con otras personas y limita nuestra visión del mundo. Si intentas salir de casa solo una vez y dejas los prejuicios en casa, te asombrarás de todas las cosas que podrás descubrir. No dejes que las ideas preconcebidas que te ha dado la sociedad o las experiencias negativas previas limiten tu capacidad para disfrutar plenamente del presente. Manten una mente abierta.
7. Aprovecha cada momentoLos niños tienen una capacidad extraordinaria para desconectarse del mundo y vivir en el presente. De cualquier manera, a medida que crecemos, el pasado y el futuro nos atrapan, impidiéndonos disfrutar del aquí y ahora. Pero cuando un niño trabaja para armar un rompecabezas o cuando come helado, no hay nada más en el universo para él, disfruta lo que hace como si fuera lo primero y lo último que hará. Asimismo, debemos volver a aprender a captar cada momento, porque este es uno de los factores clave de la felicidad.
8. Esfuércese por lo que quiereCuando un niño insiste en algo, es difícil convencerlo de lo contrario. El niño que quiere algo, lucha por ello, prueba diferentes estrategias y ve, si no funcionan, no se rinde, intenta otro camino. Sin embargo, a medida que envejecemos, el sentido común comienza a decirnos que es mejor dejarlo pasar. Pero lo curioso es que no es el sentido común lo que nos hace abandonar el desafío, sino nuestros miedos e inseguridades. Entonces, cuando realmente quieras algo, debes recordar la perseverancia que todos tuvimos en la infancia.
9. Ama incondicionalmenteLos niños no condicionan su amor, aman incondicionalmente, aceptando al otro como es, sin intentar cambiarlo. Sin embargo, cuando uno se convierte en adulto, comienza a someter el amor a una serie de condiciones, incluidas las económicas. Pero el amor verdadero no es lo que pone condiciones, sino lo que acepta a la persona tal como es, sus fortalezas y debilidades. El amor condicional es solo una moneda de cambio y no sirve a nadie.
10. Ten grandes sueñosNada impide que los niños sueñen. Por eso, siempre sueñan en grande. Sin embargo, durante nuestra vida recibimos varias duchas frías que nos devuelven a la realidad, por lo que nuestros sueños se desvanecen por el desagüe, y nos resignamos a una vida plana que no nos satisface. Pero los sueños y las esperanzas son la fuerza impulsora más poderosa que tenemos, motivan nuestro comportamiento y nos dan la energía necesaria para continuar el viaje. Por eso, recupera tus pasiones y cultívalas, nunca dejes de soñar porque en el mismo momento en que lo hagas dejarás de vivir. El filósofo francés Rousseau decía: "Los niños tienen sus propias formas de ver, pensar y sentir, nada es más tonto. Que fingir para reemplazarlos por los nuestros ".
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