Varios estudios estiman que las personas altamente sensibles representan entre el 15 y el 20% de la población. Sin embargo, a menudo se topan con la incomprensión de los demás, que consideran que sus reacciones ante situaciones de la vida cotidiana son "exageradas". Evidentemente, el problema es que estas personas juzgan con su propio criterio, sin darse cuenta de que todos somos diferentes y muchas veces estas reacciones exageradas son automáticas y provocadas por un malestar mayor.
En realidad, la mayoría de las personas altamente sensibles no querrían reaccionar de esa manera y tratar de adaptarse al mundo que les rodea, pero no siempre tienen éxito. Su hipersensibilidad no depende simplemente del carácter o la personalidad, sino también de un sistema nervioso diferente y un funcionamiento cerebral diferente. Por lo tanto, los intentos de complacer a los demás y esconderse de uno mismo pueden terminar destruyéndolos.
Lo cierto es que las virtudes de las personas altamente sensibles son muchas, por lo que no tiene sentido centrarse exclusivamente en sus reacciones "exageradas", porque sería como concentrarse en las manchas solares sin tener en cuenta el calor que nos da el sol. Entonces, la clave es comprenderlos, ponerse en su lugar y disfrutar de su compañía.
¿Cómo reaccionan las personas muy sensibles?
1. Se sienten abrumados cuando tienen muchas tareas que hacer.
Las personas muy sensibles pueden concentrarse cuidadosamente en una tarea, pero muy a menudo se sienten abrumadas cuando tienen muchas tareas que hacer. En ese momento, sus niveles de ansiedad y estrés aumentan drásticamente, la productividad se reduce significativamente y se vuelven irritables.
2. Intentan evitar los entornos caóticos a toda costa
Las personas muy sensibles reaccionan mal al caos. Les resulta difícil gestionar una gran cantidad de estímulos al mismo tiempo; sonidos, interrupciones, olores y actividades. Es como si sus sentidos estuvieran saturados con demasiada información que tienen que procesar. Por eso prefieren evitar estas situaciones a toda costa.
3. Se congelan cuando están bajo presión.
Las personas muy sensibles pueden ser muy creativas y, a menudo, sobresalir en el trabajo, precisamente porque tienen una sensibilidad especial. Sin embargo, para dar lo mejor de sí mismos, a menudo necesitan tranquilidad y soledad. De hecho, a menudo reaccionan mal a la presión, cuando se sienten observados pueden agitarse o congelarse por completo.
4. Reaccionan intensamente al comportamiento de los demás.
Las personas altamente sensibles tienen la asombrosa capacidad de reconocer microexpresiones, lo que significa que sienten cuando alguien está sufriendo y necesita ayuda, pero también cuando son rechazados. Por tanto, pueden reaccionar intensamente a señales negativas que otros no comprenden, simplemente porque no han podido captarlas.
5. Se sienten muy incómodos con los ruidos fuertes.
Las personas altamente sensibles tienen un umbral de tolerancia al ruido más bajo que el resto de la población, por lo que reaccionan intensamente a ruidos fuertes, como los fuegos artificiales. También sufren a menudo de misofonía; es decir, se irritan al escuchar sonidos normales de la vida diaria, como los que se hacen al masticar. Estas reacciones son difíciles de controlar, porque tienen un componente visceral, pero terminan irritando a los demás.
6. Necesitan pasar tiempo solos
Las personas muy sensibles disfrutan de la soledad, la necesitan casi tanto como el aire que respiran. Después de un día complicado y caótico, lo único que necesitan es descansar tranquilos. Por lo tanto, a menudo tienden a rechazar las invitaciones de amigos, no porque no les guste pasar tiempo con ellos, sino porque necesitan la soledad para recargar energías.
7. Tardan más de lo habitual en tomar decisiones
Para las personas muy sensibles, tomar una decisión siempre es difícil, incluso la más pequeña, como elegir los sabores de un helado. El problema es que su mente evalúa constantemente los pros y los contras de todas las alternativas y les aterroriza tomar una mala decisión. Por supuesto, esto puede resultar frustrante para algunos de ellos.
8. Están obsesionados con los detalles.
Las personas muy sensibles tienen una pasión especial por el arte, su mirada atenta capta muchos detalles que a menudo pasan desapercibidos para la mayoría. Pero a veces este nivel de atención al detalle les complica la vida porque quieren que las cosas siempre sean perfectas. Si descubren un error, sienten una fuerte incomodidad física que luchan por manejar.
9. Asumen todo como si fuera algo personal
Para una persona muy sensible, la mayoría de las situaciones de la vida son algo "personal". Al ser muy empáticos, experimentan de primera mano el dolor y la angustia de los demás. Por lo tanto, reaccionan con tanta intensidad a las injusticias sociales y son incapaces de tomar una distancia emocional adecuada. El Consejo "no se lo tome como algo personal" simplemente no trabaja con ellos. Por esta misma razón también tienden a reaccionar mal a las críticas.
10. Están en profunda armonía con su cuerpo.
Estas personas no solo son sensibles al entorno externo, sino que también están perfectamente en sintonía con su cuerpo. Entonces, cuando su delicado equilibrio interno se rompe, se sienten muy mal e irritables. Pero es difícil para todos los que los rodean entender por qué un simple dolor de cabeza o un hambre repentino provocan estos cambios abruptos en su comportamiento.
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