En un mundo donde todo gira a un ritmo vertiginoso, siempre es más fácil perderse, ser absorbido por un vórtice de información y estímulos sociales. Pero hay una vida en la que todo avanza más lentamente y donde la felicidad no es una utopía sino una realidad al alcance de la mano. No hace falta mucho, basta con unos pocos cambios en las actitudes con las que afrontamos nuestro día a día.
- Dale sentido a tu vida
Muchas personas pasan toda su vida persiguiendo metas que no les pertenecen, metas que la sociedad u otras personas se han marcado para ellas. Entonces, cuando llegan al final del viaje, se dan cuenta del error, pero en este punto ya es demasiado tarde, no hay nada más que hacer. En lugar de perseguir los sueños de la multitud (o los de un nicho estrecho), construyes tu propio camino, sigues tus sueños y tus metas. Al final, no le importará si ha hecho realidad sus sueños o no, aún se sentirá satisfecho por al menos intentarlo.
- Escucha tus sentimientos
Durante siglos, la sociedad nos ha dado la idea de que los sentimientos y las emociones son enemigos contra los que debemos luchar, problemas que debemos mantener bajo control. De hecho, esta creencia está tan arraigada en cada uno de nosotros que ni siquiera tenemos el valor de aceptar nuestras emociones, incluso cuando son negativas. Sin embargo, si no reconocemos una dificultad, no podemos resolverla. Las emociones y los sentimientos no son nuestros enemigos, sino nuestros aliados, la clave está en aprender a escucharlos y gestionarlos de forma asertiva.
- Practica la gratitud
A menudo adoptamos una actitud egocéntrica y pesimista. En lugar de estar contentos con lo que tenemos, nos quejamos de lo que no hemos logrado y sufrimos por las cosas que hemos perdido. Sin embargo, el poder de la gratitud es inmenso, ya que nos permite sentirnos satisfechos y felices aquí y ahora, no mañana.
- Evita criticar
Somos críticos por naturaleza, nuestro pensamiento está estructurado de tal manera que permite hacer comparaciones y sacar conclusiones. Esto es bueno. Pero tomar una posición demasiado crítica no solo es agotador, también causa muchas complicaciones. Recuerde que la mayoría de los comportamientos o personas que critica no son ni buenos ni malos, sino simplemente diferentes. Al principio le costará un poco de esfuerzo, pero pronto se dará cuenta de que dejar de criticar tiene un efecto liberador.
- Disfruta el presente
La mayoría de las personas están demasiado ocupadas culpándose a sí mismas por el pasado y preocupándose por el futuro, y de esta manera el presente se les escapa de las manos. En cambio, la clave de la felicidad radica en vivir plenamente el presente. Recuerde que "aquí y ahora" es todo lo que realmente tiene, ¡piénselo! Tomar conciencia de esta idea puede cambiar tu perspectiva del mundo y, en consecuencia, la forma en que lo abordas.