5 heridas infantiles que determinan como educarás a tus hijos

5 heridas infantiles que determinan como educarás a tus hijos

Quizás, cuando miras hacia atrás, sientes nostalgia por tu infancia, por la increíble felicidad que sentiste durante esos años y los buenos momentos que viviste. También puede ser que su infancia no fue todo un camino fácil y no desea recordarlo.

Pero en ambos casos, estas experiencias determinarán cómo educar a sus hijos. Tu infancia se revela en tu personalidad y en el estilo educativo que adoptas como padre. Todas estas experiencias, tanto positivas como negativas, te han transformado en la persona que eres y determinarán en mayor o menor medida cómo criarás a tus hijos.



Los conceptos erróneos, y más extendidos, que los padres aplican en la educación de sus hijos

1. "Mis hijos deben tener todo lo que yo nunca tuve"

Esta idea es bastante común en personas que tuvieron problemas económicos durante su infancia, no podían tener los mismos juguetes que sus compañeros de clase o no podían vestirse igual y se sentían despreciados o inferiores a causa de ello. Por lo tanto, a medida que crecen, tienden a jurarse a sí mismos que sus hijos nunca tendrán que pasar por las mismas situaciones, sino que tendrán todo lo que ellos nunca tuvieron.

Ciertamente, no hay nada de malo en comprarle a sus hijos juguetes, ropa y cualquier otra cosa que necesiten. Sin embargo, estos padres a menudo cometen el error de pensar que todos estos elementos son suficientes para hacer felices a sus hijos. ¡Pero no es así! Demasiados juguetes anestesian a los niños. Más importante que las posesiones materiales es que los niños pasen tiempo de calidad con sus padres y, sobre todo, que comprendan que son únicos y que no necesitan tener las mismas cosas que los demás para ser felices. Ésta es la única forma de educar a un niño seguro de sí mismo que sabe lo que quiere y no está dispuesto a seguir a los demás sin pensar.



2. "Nunca le haré esto a mis hijos"

Hay personas que todavía están atormentadas por los traumas de la infancia. Quizás fue el día en que sus padres los avergonzaron frente a sus compañeros, o cuando se negaron a comprarles ese juguete con el que tanto tiempo habían estado soñando, o cuando optaron por cambiar de ciudad y de colegio sin importar su opinión. Ese hecho dejó una gran cicatriz, tan profunda, en la persona que asegura que nunca le hará tal cosa a sus hijos.

El problema es que estos padres diseñan su estrategia educativa basándose únicamente en lo que no deben hacer, tomando como modelo un trauma infantil nunca pasado. Normalmente este estilo de educación acaba dejando demasiada libertad al niño, porque, por miedo a hacerle daño, los padres no marcan reglas y se hacen amigos del niño. Por supuesto, no hay nada de malo en que los padres establezcan una relación basada en la amistad y la confianza con sus hijos, pero no deben olvidar que las normas y reglas son esenciales para entender el mundo de los niños. Cuando un niño crece sin reglas, nunca sabrá qué se espera de él y aumenta la probabilidad de desarrollar conductas difíciles. Así es como se crean los niños rudos.

3. "Si fue suficiente para mí, será suficiente para mis hijos también"

Muchos padres tienden a pensar que deberían reproducir las condiciones en las que crecieron. Por lo general, son personas que piensan que el carácter de los niños se forja a través de la experimentación, y mientras más dure, mejor. Estos padres imponen una educación autoritaria, marcada por límites y reglas estrictas, transformando la casa en un cuartel.


Evidentemente, las normas son importantes para garantizar la convivencia en la familia, pero también es necesario que los niños sean libres y desarrollen su independencia y autonomía. Además, no debemos olvidar que cada persona es diferente y por tanto, las pautas educativas que funcionan con unos pueden resultar ineficaces con otros. Al mismo tiempo, es importante recordar que las condiciones sociales han cambiado, lo que significa que lo que era normal hace apenas unas décadas ahora puede estar desactualizado e incluso ser perjudicial para el bebé.


4. "Mis hijos harán todo lo que yo no pude hacer"

Esta idea es común entre quienes no fueron apoyados por sus padres quienes los obligaron a hacer algo que no querían. Como resultado, creen que han perdido "la oportunidad de su vida" y no pueden seguir adelante, pero continúan acumulando frustración y resentimiento. Así, intentan tener una segunda oportunidad a través de sus hijos y los animan desde pequeños a hacer las cosas que les gustan, inscribiéndolos en actividades extraescolares que realmente les interesan, no a los niños.

Es probable que el niño realmente tenga cierto potencial y talento en un área determinada, pero quizás no le interese y le apasione otra cosa. Insistir en este camino significa cometer el mismo error que los padres, pero sin darse cuenta. Cada niño es único, y el papel de los padres es guiarlo para que descubra sus fortalezas y pasiones, pero debe ser él quien decida qué dirección tomar. Decidir para él significa quitarle una oportunidad.

5. "Nunca permitiré que les pase nada malo a mis hijos"


Los padres que han tenido experiencias negativas en la infancia tienden a desarrollar un estilo educativo sobreprotector. Es comprensible, piensan que el mundo es un lugar hostil y necesitan proteger a sus hijos. No quieren que sus hijos tengan las mismas experiencias y tienden a eliminar todos los obstáculos en su camino para asegurarse de que tengan una infancia idílica.

Evidentemente, no se trata de traumatizar a los niños o exponerlos a riesgos innecesarios, pero no debemos olvidar que la resiliencia solo se desarrolla al enfrentar situaciones difíciles. Esto significa que cuando hay un problema, en lugar de esconderlo y resolverlo, los padres deben alentar al niño a buscar soluciones y tomar decisiones. Este es el mejor regalo que se le puede dar porque de esta forma se le ofrecen las herramientas psicológicas necesarias para afrontar los retos de la vida, que probablemente serán muchos y de los que no siempre podrá protegerse.


Aprende a seguir adelante

Muchas de estas actitudes, que se reflejan en el estilo educativo de los padres, esconden una herida que aún no ha cicatrizado. Estos padres no han logrado hacer las paces con su infancia, con las vivencias, decisiones y comportamientos de sus padres. Como resultado, todavía llevan la influencia, a menudo sin darse cuenta, y piensan que están ayudando a sus hijos.

Para eliminar estas ideas limitantes, el primer paso es tomar conciencia de su existencia y comprender cómo se expresan a través de la relación diaria con sus hijos. Así que debes dejar que las heridas se curen, dejar ir el resentimiento. Verás que, poco a poco, irás llevando la educación de tus hijos desde una perspectiva diferente.

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