¿Cómo dejar de estar a la defensiva?
1. Asumiendo que las personas no son adversarios. Es importante comprender que las relaciones no tienen por qué ser un campo de batalla. Cuando asume que debe haber un ganador y un perdedor en una conversación, entonces estará a la defensiva, porque obviamente, no quiere ser el perdedor. Pensar en cambio que solo están intercambiando puntos de vista que pueden enriquecer a ambos, te permitirá adoptar una actitud más relajada y abierta a las ideas del otro.
2. Preguntar, cuando el mensaje no se comprende bien. No se debe confiar en suposiciones, porque estas tienden a depender de la propia visión del mundo que no siempre coincide con la de la otra persona. Cuando no entiendes algunas palabras o comportamientos que nos parecen extraños, entonces es mejor preguntarle al otro a qué se refería antes de sacar conclusiones.
3. Mantener las emociones bajo control. A menudo, las personas que siempre están a la defensiva son muy emocionales y reaccionan exageradamente a los estímulos ambientales. En este sentido, por ejemplo, las técnicas de atención plena pueden ayudarte a gestionar tus emociones de forma más asertiva.
4. Desarrollar su autoestima. En la base de la actitud defensiva suele esconderse un profundo sentimiento de inseguridad y la creencia de que todavía seremos pisoteados. Cuando tenemos una autoestima saludable y confiamos en nuestras habilidades, tendemos a ser más abiertos y receptivos. Considerar la crítica como un consejo. Las personas que a menudo están a la defensiva temen las críticas porque las perciben como un ataque a su integridad. Ciertamente hay personas que son incapaces de expresar una opinión negativa de forma asertiva, pero puedes aprender a dejar de lado la forma de enfocarte en el mensaje. ¿Contiene el mensaje consejos valiosos que te permitirán corregir un error y crecer como persona? 5. Formando confianza. Estar a la defensiva significa, de alguna manera, tener una visión pesimista del mundo y pensar que todos están enojados con nosotros. Sin embargo, es necesario un acto de fe de vez en cuando, para atreverse a confiar en las personas y en su buena voluntad. No se trata de adoptar una actitud simplista y bondadosa, sino simplemente de dar una oportunidad a los demás para que puedan expresar quiénes son y qué quieren en lugar de cortarse las alas antes incluso de despegar. Relajante. El estrés, la tensión y los conflictos pueden hacer que se ponga a la defensiva. Es normal, porque cuando nos encontramos en estas situaciones, el cerebro es incapaz de evaluar los detalles de las situaciones con extrema precisión y reacciona de forma impulsiva, generando una respuesta de ataque o huida. Aprender técnicas de relajación te ayudará a afrontar el día con más tranquilidad, es evidente que estos cambios no ocurren de la noche a la mañana, pues requieren una profunda reestructuración cognitiva. Sin embargo, si nos mantenemos atentos y conscientes de nuestras reacciones y aprendemos a controlar el primer impulso que nos empuja a atacar y refutar poco a poco los argumentos de los demás, adoptaremos una actitud más abierta al diálogo que solo nos traerá beneficios.
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