Pequeños cambios que poco a poco nos llevan lejos
1. Dale sentido a tu vida. Algunas personas pasan toda su vida sin darse cuenta de que han vivido. Otros viven la vida con tanta alegría y entusiasmo que se vuelven contagiosos. Cuando finalmente respondemos preguntas como: ¿qué quiero hacer con mi vida? ¿Qué me estimula realmente? ¿Qué me hace realmente feliz? podemos dar propósito y dirección a nuestra vida. Esto no significa que no te perderás de todos modos en callejones pequeños y estrechos que no conducen a ninguna parte, sino que siempre podrás recuperar rápidamente la carretera principal porque ya no estarás vagando sin rumbo, esperando que otros determinen tu dirección.2. Escriba sus sueños. Cuando éramos niños teníamos muchos sueños, que en su mayoría se perdían en el camino, como si fueran piedras demasiado pesadas. Pero vivir sin sueños es como morir un poquito todos los días. Por tanto, una de las técnicas más antiguas del budismo es escribir nuestros deseos, aunque parezcan imposibles. Y cuanto más mejor. De hecho, la mayoría de las personas solo logran enumerar entre cinco y siete deseos, pero el aspecto realmente interesante de esta técnica llega cuando vas más allá, porque te obliga a mirar dentro de ti y preguntarte exactamente qué es lo que quieres, no lo que crees que eres. son. quieren.
3. Proponer metas. Ponerse metas es un arte que no es difícil de aprender, pero muchas veces el inconsciente juega en nuestra contra. De hecho, no hay nada peor que planificar continuamente los mismos objetivos, como lo hacen las personas que siempre quieren perder peso y no pueden hacerlo. La sensación de frustración es tan grande que se convierte en una carga para tu autoestima. Por lo tanto, las metas deben ser específicas, medibles, sin importar si son a corto o largo plazo. Cuando las metas son demasiado inciertas es generalmente porque esconden una resistencia en el fondo, es porque algo dentro de ti te está llevando en la dirección opuesta y no quiere que las alcances. Descubrir esta dinámica cambia tu vida por completo, porque te transforma en una persona proactiva, el artífice de tu destino.
4. Deshazte del remordimiento. El remordimiento es como piedras pesadas que pesan la mochila de la vida. No te permiten avanzar porque continuamente te hacen mirar atrás y te quitan las fuerzas, cuando lo que necesitas es mirar hacia el futuro. Aprender a aceptar las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, sin remordimientos, es sumamente liberador, porque nos ofrece una seguridad que no conocíamos, una seguridad que nos da mayor libertad y coraje para emprender nuevos caminos. Un buen ejercicio para deshacerse de la culpa es escribir el remordimiento en un globo y dejarlo ir con el viento. Y cuando los vea alejarse, se sentirá más libre.
5. Enfréntate a tus miedos. A medida que crecemos, la lista de cosas que nos asustan aumenta. Los monstruos dejan de asustarnos Pequeños cambios que poco a poco nos alejan que teníamos debajo de la cama y en el armario, pero toman su lugar de monstruos aún peores, que nos paralizan, como el miedo al fracaso. Por eso, un gran ejercicio es elegir algunas de las cosas que nos asustan y tener el valor de ponerlas en práctica. Enfrentar nuestros miedos y darnos cuenta de que la mayoría son infundados nos da una fuerza increíble que nunca antes habíamos experimentado. En ese momento te das cuenta de que los verdaderos límites están solo en tu mente, no en el mundo.
6. Ámate a ti mismo incondicionalmente. Probablemente el ejercicio más difícil de todos sea amarnos como somos, aceptar que nos equivocamos, que no somos perfectos y que, probablemente, en ocasiones también manifestamos una actitud incorrecta hacia las personas que más amamos. Pero en lugar de sentirnos culpables, hemos elegido amarnos unos a otros. Ámenos, que no es lo mismo que aceptarnos. De hecho, el amor es un sentimiento muy profundo que existe independientemente de los errores y la razón. Se trata de convertirnos en nuestro mejor aliado cuando nos equivocamos y no de quejarnos con dureza, sino de ser valientes, actitud radicalmente diferente a la que nos han enseñado, en una sociedad donde solo se premia el éxito y se castiga cruelmente el error.
7. Viva el momento. A menudo nos concentramos tanto en ser felices que perdemos la oportunidad de ser felices. De hecho, recientemente leí una cita que se me quedó grabada: “desde que dejé de buscarme, me siento mejor”. Aunque tengamos metas y sepamos hacia dónde vamos, es tan fundamental aprender a disfrutar del "aquí y ahora", sin pretensiones ni expectativas, como vivir intensamente lo que nos está pasando. Cuando aprendes a vivir el momento presente, algo cambia para siempre en ti, porque estás intentando exprimir el jugo de la vida, y te das cuenta de que para poder hacerlo basta con estar plenamente presente, disfrutando de todas esas cosas que no veías antes, porque tu propia velocidad te confundía, recuerda que cada día es una decisión. Depende de usted elegir una u otra dirección.
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