¿Cuáles son los pensamientos tóxicos más comunes?
1. La exageración
No siempre somos conscientes de ello, pero hay momentos en los que no percibimos los matices sino que evaluamos la situación en blanco y negro. Ante una situación negativa, exageramos su impacto y lo catalogamos como una "catástrofe". Esto significa que nos estamos enfocando no solo en los aspectos negativos sino también amplificándolos. Sin duda, el sensacionalismo de la prensa y sus dueños ha ayudado a crear una sociedad donde todo se etiqueta como "desastre", cada pequeño problema, pero a nivel personal es importante estar atento a este mecanismo tóxico porque solo causa frustración. desesperación y tristeza.
¿Cómo combatirlo? Aprender a descubrir los aspectos positivos de cada actividad y compararlos con eventos similares, de tal manera que lleguemos a desarrollar una perspectiva más objetiva de lo sucedido.
2. El "debería"
Una de las principales funciones del pensamiento es la planificación, es gracias a esto que podemos organizar nuestro comportamiento y predecir sus consecuencias. Sin embargo, hay ocasiones en las que empezamos a planificar demasiadas cosas pero practicamos muy poco, nos convertimos en víctimas del "debería". Suelen ser cosas que nos gustaría hacer pero nunca hacemos, por falta de tiempo, porque creemos que no estamos a la altura o simplemente porque las aplazamos hasta que las condiciones sean más adecuadas. Otras veces nos quejamos de cosas que nos hubiera gustado hacer de otra manera. Evidentemente, este tipo de pensamiento genera mucha frustración, porque es como si estuviéramos mirando constantemente en otra dirección, una dirección que no nos atrevemos a tomar.
¿Cómo combatirlo? No se trata de cambiar radicalmente la vida o de saltar al vacío sin paracaídas, sino que para eliminar esta mentalidad hay que analizar cuál de estos deseos puede concretarse realmente y hay que empezar a tomar las medidas oportunas, aunque sean muy pequeñas, para hacer seguro que nuestros sueños se hacen realidad.
3. La generalización
Es una forma de pensar especialmente útil que nos permite sacar conclusiones a partir de casos concretos, pero hay ocasiones en las que la generalización se convierte en nuestro enemigo. Cuando comenzamos a ver patrones donde no existen y suponemos que un caso puede ser válido para todos, cuando llegamos a conclusiones erróneas que llevan a creencias genéricas como: "todas las mujeres / hombres son ..." o "todas las personas de ese país soy… ". La generalización conduce a la creación de una serie de estereotipos que finalmente determinarán nuestras actitudes, comportamientos y decisiones, cerrando las puertas a las oportunidades y creando problemas en las relaciones interpersonales.
¿Cómo combatirlo? Preste atención a las palabras que preceden a la generalización, como "todos", "nunca" o "siempre". Una vez que hemos identificado que vamos a hacer una generalización, el siguiente paso es intentar abrirnos a la experiencia liberando la mente de estereotipos.
4. Adivinación
Reunir líderes y sacar conclusiones es una de las principales tareas del pensamiento. Sin embargo, a menudo caemos en la trampa de sacar conclusiones sin tener los datos necesarios. En la práctica, ante un hecho y sin pruebas suficientes, llegamos a una conclusión casi siempre negativa. El ejemplo clásico es cuando nuestro compañero llega tarde a casa e inmediatamente pensamos que podría estar teniendo una aventura cuando en realidad no tenemos pruebas. Lo más triste es que tomamos esta conclusión como real y regulamos nuestro comportamiento en base a ella. De ahí surgen los celos, las inseguridades y los problemas en las relaciones interpersonales.
¿Cómo combatirlo? Antes de llegar a una conclusión debemos preguntarnos si tenemos pruebas suficientes o si es solo un capricho de nuestra mente, una proyección de nuestras inseguridades. Además, en caso de duda, siempre es mejor preguntar.
5. Etiquetado
Vivimos en un mundo donde todo está etiquetado, porque las etiquetas son convenientes y nos ayudan a orientarnos. Sin embargo, una vez que ponemos las etiquetas a izquierda y derecha terminamos adoptando una mentalidad rígida que nos impide desarrollarnos como personas. Cuando creemos que estamos hechos de esta o aquella manera y nos etiquetamos en consecuencia, estamos negando nuestro potencial. Si creemos que solo podemos hacer ciertas cosas, nunca nos atreveremos a probar nuevos caminos y estaremos condenados al estancamiento y a una vida en la que no hay lugar para la novedad.
¿Cómo combatirlo? Tenemos que preguntarnos, en primer lugar, de dónde viene la etiqueta. A menudo es una marca que nos han impuesto nuestros padres o amigos, quizás porque fuimos así hasta cierto punto de nuestra vida, pero eso no significa que no podamos cambiar.
6. El sentimiento de culpa
Tendemos a pensar en términos de causa y efecto, debido al hecho de que nuestro pensamiento (generalmente) sigue caminos lógicos. Entonces, cuando sucede algo malo, queremos saber cuáles fueron las causas. Sin embargo, hay ocasiones en las que la búsqueda de causas se convierte en una caza de brujas y aparece el pensamiento culpable. En este caso, lo que importa no es aprender del error, sino simplemente juzgarnos y culparnos a nosotros mismos oa los demás. Sin embargo, pensar en víctimas y victimarios significa ver solo una parte de la realidad asumiendo una actitud pasiva.
¿Cómo combatirlo? Lo mejor es eliminar la palabra culpa de nuestro vocabulario y empezar a pensar en términos de responsabilidad. Cuando algo ha salido mal, tenemos que adoptar diferentes perspectivas tratando de analizar la situación desde tantos puntos de vista como sea posible, solo así podremos formarnos una imagen lo más fiel posible de lo sucedido.
7. El optimismo ingenuo
Al referirse a formas de pensar equivocadas hay que tener en cuenta un enemigo que suele pasar desapercibido, pero que se ha puesto de moda en los últimos años gracias al trabajo de la Psicología Positiva: el optimismo ingenuo. Es un pensamiento positivo exagerado que tiene poco contacto con la realidad y, por supuesto, al final solo genera frustración. En estos casos, pensamos que podemos lograr todo lo que nos propusimos, solo tenemos que trabajar duro. Sin embargo, la perseverancia y la motivación no son suficientes para lograr nuestras metas en la vida, hay otros factores a considerar o corres el riesgo de detenerte repentinamente.
¿Cómo combatirlo? Asumiendo el rol de analista. Si queremos conseguir algo o nos enfrentamos a una situación especialmente difícil, debemos hacer un inventario de todos nuestros recursos psicológicos, incluida la ayuda que podemos recibir del entorno.