Entrenar la mente a un enfoque mucho más flexible, elástico y creativo puede ayudarnos a reaccionar mejor ante los imprevistos y los pequeños contratiempos cotidianos. Para hacer esto, necesitamos hacer un compromiso con nosotros mismos. Veamos cuáles son los puntos clave de este cambio.
Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.
Última actualización: 15 2021 noviembre
A veces nos atrincheramos en nuestros rígidos patrones mentales como soldados inflexibles y testarudos. Así, casi sin darnos cuenta, ya no somos capaces de encontrar soluciones a nuestros problemas, remedios a las decepciones y nuevos puntos de vista sobre los fracasos cotidianos. Cambiar tu forma de pensar ciertamente no es fácil, pero a veces puede significar la diferencia entre el bienestar y el sufrimiento.
Pero, ¿qué es lo que realmente nos impide pensar de una manera más lúcida, original e incluso más saludable? Una de las figuras más prominentes en el campo de la psicología que se ocupó de este tema fue Abraham Luchins.
En 1942 publicó los resultados de un experimento titulado "Problema de la jarra de agua", en el que demostró que nuestros principales obstáculos son la rigidez mental, prejuicios y miedo.
Tenemos miedo a la novedad. No solo eso, tendemos a ser bastante inseguros incluso cuando nos invitan a cambiar nuestra forma de pensar, actitud oa introducir algo nuevo en nuestra vida cotidiana. En otras palabras, cuando se nos pide que replanteemos nuestra forma de afrontar la vida, desactivando viejos patrones mentales heredados o, más aún, identificando los mecanismos de defensa que aplicamos en nuestro día a día y de los que generalmente no somos conscientes.
Según Luchins, la estrategia para mejorar en estos casos no sería otra que la aplicación de un pensamiento más flexible, que ayuda a adaptarse a un contexto en constante evolución y cada vez más exigente. Profundicemos en el tema.
Cambiar tu forma de pensar para vivir mejor: ¿cómo hacerlo?
Todos somos capaces de percibir las mismas cosas: el sonido de una tormenta que está a punto de estallar, el olor a tierra mojada, la lluvia golpeando las ventanas...
Mientras percibimos los mismos estímulos, cada uno de nosotros hace su propia interpretación.: dependiendo de la experiencia, la personalidad, la educación, el entorno, el estado de ánimo, las preferencias, lo que desprecia, etc.
Por ejemplo, mientras algunas personas están molestas por una tormenta que se aproxima, otras están fascinadas por ella. No hay nada de malo en esto: cada uno de nosotros tiene particularidades que nos permiten filtrar y comprender la realidad de una manera y no de otra.
El punto es que a veces esa forma particular de procesar eventos hace uso de la negatividad, de la vulnerabilidad y rigidez mental que muestran solo la oscuridad al final del túnel.
¿Cómo podemos cambiar nuestro pensamiento para mejorar? ¿Cómo hacerlo, si nuestros pensamientos toman forma automáticamente y están mediados, muy a menudo, por nuestras emociones? Veámoslo en las siguientes líneas.
La flexibilidad mental para cambiar la forma de pensar
Ya en la década de 40, el Dr. Abraham Luchin anticipó la necesidad de desarrollar un enfoque mental alternativo. Uno que ayudaría a sobrevivir y reaccionar ante un entorno evolutivo y estimulante.
Leonard Mlodinow, un conocido físico y matemático, introdujo hace unos años un concepto de gran interés en el campo de la psicología: la “mente elástica”. Colaboró con Stephen Hawking en la redacción de varios de sus textos, y Mlodinow es hoy uno de los comunicadores científicos más fascinantes.
Su llamada mente elástica es una invitación directa a cambiar tu forma de pensar, y no solo para vivir mejor, sino también para nuestra felicidad y para el progreso de la sociedad. Esta idea se basa en los siguientes principios:
- Tenemos que dejar de dar las cosas por sentado. Las ideas cómodas nos vuelven perezosos. Es hora de adoptar un punto de vista crítico, agudo, que no se conforme con respuestas fáciles.
- También es el momento de tomar una iniciativa que nos costará esfuerzo: tolerar la ambigüedad, la incertidumbre e incluso la contradicción.
- Necesitamos ir más allá de la mentalidad más convencional.
- Cuando intente innovar, confíe en la lógica y el pensamiento lateral.
El pensamiento flexible no teme a la novedad y acepta la incertidumbre. Él es consciente y entiende que los cambios son una constante y no solo hay que adaptarse a ellos, sino también aprovecharlo.
Pensar diferente nos obliga a identificar pensamientos "inútiles" para ver mejor
Adoptar un patrón de pensamiento más flexible le permite responder de manera efectiva a los desafíos de la vida diariamente. A todos nos gustaría aplicar este enfoque saludable para reaccionar de una manera nueva ante el futuro que enfrentamos. Sin embargo, hay otro aspecto a tener en cuenta.
En nuestra mente se agolpan una infinidad de pensamientos poco útiles y hasta dañinos. Nos referimos, por ejemplo, a quienes alimentan el diálogo interior negativo. Los mismos que nos llevan a repetir frases como "soy un inútil, nunca superaré esta situación", "las cosas irán a peor y no puedo evitarlo", "no debo arriesgarme, yo debo quedarme en mi zona de confort, etc."
Limpiando esta corriente de pensamientos limitantes que se instalan en nuestras estructuras mentales, el diálogo interno será mucho más sano, incluso más estimulante. Solo así nos permitiremos pensar diferente, dando cabida a esa mentalidad flexible capaz de ver oportunidades válidas en el cambio.
La mente y el cerebro también deben evolucionar, actualizándose con los tiempos. Tal actividad requiere un trabajo constante y un firme compromiso con nosotros mismos. Comencemos ahora mismo.