Todos tienen una opinión. En un entorno tolerante, empático e inteligente, las opiniones divergentes no deberían ser un problema. Al contrario, enriquecen. Sin embargo, en un mundo donde la gente está demasiado ocupada, enojada o frustrada, las opiniones se convierten en una fuente de conflicto y los comentarios negativos reemplazan a las críticas constructivas.
Los comentarios negativos son el pan de cada día, siempre presentes en nuestra vida y pululan en las redes sociales. Pueden provenir tanto de personas cercanas como de completos extraños. Pueden resultar comentarios completamente fuera de lugar o críticas insultantes.
Las personas hipersensibles, las que se toman las cosas demasiado en serio o las que tienen dificultades para controlar sus primeros impulsos pueden verse abrumadas por el impacto emocional de los comentarios negativos. En estos casos, aprender a responder a un comentario negativo sin perder los estribos se convierte prácticamente en una habilidad de supervivencia.
Evita el contagio emocional
Las emociones son contagiosas y las negativas como la ira o la tristeza lo son aún más. La grosería, la tosquedad y la arrogancia también son contagiosas. Un estudio realizado en la Universidad de Florida reveló que cuando somos testigos o somos víctimas de un episodio de mala educación, lo más probable es que nos comportemos de manera irrespetuosa con los demás.
“Los comportamientos negativos de baja intensidad como la mala educación pueden ser contagiosos. Este efecto puede darse en base a episodios únicos, cualquiera puede ser portador de estas emociones y, obviamente, este contagio tiene consecuencias para las personas con las que interactuaremos en el futuro ”, concluyen los investigadores.
Otra investigación realizada en la Universidad de Georgetown reveló que incluso los comentarios negativos particularmente desagradables terminan afectando nuestro desempeño. Las personas que han estado expuestas a situaciones hostiles han notado una disminución en su desempeño en las actividades diarias y creativas.
La explicación es simple: cuando nos tratan mal o injustamente, nuestro cerebro emocional se hace cargo y nos impide pensar con claridad. Podemos obsesionarnos con lo que ha sucedido y seguir reflexionando sobre ello, lo que nos quita recursos cognitivos que podríamos destinar a otras tareas mucho más relevantes y satisfactorias.
Por tanto, la regla de oro para responder a un comentario negativo es evitar el contagio emocional. Si la otra persona te contagia con su ira o frustración, te ha traído a su campo de juego. Una forma de evitar el contagio es hacer una pausa y respirar antes de responder. Necesitamos tomarnos unos segundos para detener el primer impulso. Se trata de aprender a actuar en lugar de simplemente reaccionar.
Cuando reaccionamos, nos dejamos manipular por las opiniones y emociones de nuestro interlocutor. Cuando decidimos cómo actuar, mantenemos el control. Una técnica sencilla para tomar un distanciamiento psicológico de lo que está sucediendo es intentar descubrir las emociones que está expresando nuestro interlocutor. Este ejercicio psicológico, que debemos realizar con curiosidad, nos convertirá en un observador externo y nos ayudará a mantener la calma.
¿Responder o no responder? Esta es la pregunta
La pregunta no siempre es "¿cómo responder a los comentarios negativos?" sino más bien “¿deberíamos responder a todos los comentarios negativos?
La respuesta corta es no.
Hay comentarios que simplemente no valen el esfuerzo emocional, el trabajo cognitivo o el tiempo que se necesita para responder. Cuando el otro no quiere dialogar sino simplemente criticar o imponer su opinión, no vale la pena responder a sus comentarios.
Tampoco vale la pena responder a comentarios negativos si no queremos invertir en esa relación. En última instancia, una respuesta generalmente implica diálogo, y puede haber ocasiones en las que no estemos interesados en tener una conversación que no nos lleve a ninguna parte.
La idea es que nos preguntemos si realmente vale la pena sacrificar algo de nuestra paz interior para librar esa batalla. Habrá ocasiones en las que valdrá la pena, otras no. Después de todo, es aconsejable saber qué batallas valen la pena y cuáles no.
Otras veces, la mejor forma de responder a los comentarios negativos es indicar nuestras limitaciones, dejando claro que no permitiremos que nadie viole nuestros derechos asertivos o nos trate mal. Un ejemplo de respuesta a un comentario negativo es: "estás alzando la voz, me estás insultando y criticando y no estoy dispuesto a que me traten así".
También podemos responder de una manera más sutil, con una pregunta que cambia la dinámica y obliga al otro a repensar lo que dijo y sus consecuencias. Podemos responder con una pregunta que resalte el absurdo, la malicia o la falta de tacto de sus palabras. Por ejemplo, algunas respuestas a comentarios negativos en forma de pregunta podrían ser: ¿Notaste que tus palabras me lastiman? o ¿Entiendes que no puedes criticar lo que no sabes?