Me atrevo a decir que no hay persona que no se haya encontrado ahí frustración. Es difícil no frustrarse cuando las cosas no salen según lo planeado o cuando un gran esfuerzo no vale la pena. En algunos casos, la frustración se convierte en una compañera de viaje no deseada que nos deja con las emociones a flor de piel y nos quita el deseo.
Cuando tenemos la sensación de chocar repetidamente contra una pared, corremos el riesgo de acabar emocionalmente agotados. De hecho, alimentarla o pasar de la frustración a la frustración es como una bomba de tiempo emocional que puede explotar en cualquier momento. La frustración prolongada genera residuos emocionales invisibles que se acumulan y nos llenan de energía negativa. Por eso es fundamental aprender a desarrollar una buena tolerancia a la frustración.
¿Qué es la frustración?
La frustración se experimenta como un estado de malestar, a menudo acompañada de una sensación de impotencia o fracaso. Aparece cuando no conseguimos realizar nuestros proyectos, sueños, metas, deseos ... o simplemente cuando no cumplimos con una actividad.
De hecho, la frustración es una reacción común en los niños porque, debido al escaso desarrollo de sus habilidades, a menudo encuentran obstáculos que les impiden completar con éxito la tarea que tienen por delante. Cuando no pueden hacer algo y se dan cuenta de la limitación, surge la frustración.
Desde esta perspectiva, la frustración es un sentimiento negativo causado por el deseo de hacer o lograr algo y la incapacidad de lograrlo. Por tanto es una reacción natural, aunque eso no quiere decir que sea beneficioso o saludable.
Los tipos de frustración y nuestras reacciones.
Hay dos tipos de frustración:
- Frustración interna, que se deriva de los retos que nos planteamos, de la incapacidad para alcanzar nuestras metas, de los sueños fallidos y de las necesidades insatisfechas.
- Frustración externa, que surge de circunstancias que escapan a nuestro control y nos impiden alcanzar nuestras metas o satisfacer nuestras necesidades. Suelen ser obstáculos ambientales difíciles de superar.
La frustración puede desencadenar diferentes respuestas, que varían según la importancia de las expectativas frustradas, nuestros recursos psicológicos para hacer frente a la situación y el nivel de disonancia cognitiva que experimentamos. Las reacciones más comunes son:
- Aislarte. Muchas personas, cuando se sienten frustradas, prefieren aislarse de la situación o de las personas que las están decepcionando, levantando un muro. Es una reacción evasiva, para evitar sentimientos negativos. También es común que aparezca la apatía y el desinterés.
- Obsesionarse. La frustración también puede generar la reacción opuesta; es decir, la persona puede obsesionarse con lo sucedido, intentar encontrar chivos expiatorios o culpables, no poder seguir adelante, quedar atrapada en el círculo vicioso.
- Agresión. La frustración a menudo se expresa a través de comportamientos agresivos o amenazantes, que son una manifestación del sentimiento de impotencia.
- Regresión. Consiste en comportarse de forma inmadura e infantil porque no tienes las herramientas adecuadas para afrontar las decepciones. A menudo, esta reacción de frustración conduce a la negación de lo sucedido.
Las consecuencias de la frustración
Es perfectamente comprensible que nos sintamos frustrados si después de pasar un año completo estudiando no hemos podido aprobar el examen. También es comprensible que nos sintamos frustrados si hemos perdido algo muy valioso. Pero cuanto antes podamos resolver esta discrepancia entre la realidad y las expectativas, mejor, porque hundirse en la frustración es muy perjudicial.
En realidad, el problema no es la emoción, sino lo que hacemos con ella. Si no aprendemos a vivir con la frustración, esta se apoderará de nuestra vida y la convertirá en un verdadero infierno de desesperación, amargura, resentimiento y resentimiento.
La frustración no solo nos desestabiliza emocionalmente, sino que también genera muchas dudas. Primero empezaremos a preguntarnos: "¿Lo conseguiré la próxima vez?", Luego pasaremos a una afirmación dudosa: "tal vez vuelva a fallar" para terminar con una afirmación sensacional que mata nuestros sueños y nos sumerge en la quietud total. : “No lo conseguiré, soy un fracaso”.
De hecho, este es precisamente el mayor problema de la frustración: provoca pérdida de motivación y promueve una autoimagen negativa y de bajo valor, convirtiéndose en una profecía autocumplida. Es decir, si pensamos de antemano que fracasaremos en un proyecto, tendremos más posibilidades de fracasar porque tomaremos una actitud derrotista.
Tolerancia a la frustración
La frustración es una respuesta primaria o instintiva, una reacción natural cuando surge un obstáculo o no logramos la meta que nos propusimos. Todos nos frustramos de vez en cuando, pero es un estado reversible.
Sin embargo, hay personas que tienen poca tolerancia a la frustración, lo que significa que se desaniman ante el más mínimo contratiempo y son incapaces de reestructurar sus patrones de pensamiento y comportamiento para cambiar sus metas o formas de lograrlas. Estas personas tienen un pensamiento rígido y, a menudo, tienen expectativas poco realistas, por lo que a menudo se sienten frustradas.
Las personas con poca tolerancia a la frustración suelen:
- Tienen dificultades para manejar sus emociones, por lo que toman el control.
- Son impacientes, impulsivos y tan exigentes que desarrollan una actitud egocéntrica
- Quieren satisfacer sus necesidades de inmediato, por lo que reaccionan mal cuando tienen que esperar, generalmente enojándose
- Tienen un pensamiento rígido y dicotómico, suelen pensar que las cosas son blancas o negras
- Dejan poco margen para el cambio porque quieren que el mundo se adapte a sus necesidades y expectativas.
- Se desmotivaron fácilmente frente al primer obstáculo.
- Tienen más probabilidades de desarrollar trastornos emocionales como ansiedad y depresión
¿Cómo superar la frustración?
La respuesta está en una aceptación radical. Básicamente, una persona frustrada es alguien que tiene muchos asuntos pendientes con su pasado y poco conocimiento de sí mismo, o se conoce a sí mismo pero no se acepta a sí mismo.
La aceptación que te permite deshacerte de la frustración es un proceso que se da a un nivel profundo, no es una aceptación a nivel lógico y racional, sino a nivel emocional. Por ejemplo, probablemente sabes lo que pasará si no llevas a cabo lo que te propones, conoces las posibilidades, pero no las aceptas. Porque una cosa es saber y otra muy diferente aceptar a nivel emocional.
Entonces, en lugar de preguntarse: ¿Qué pasará si no lo logro ?, pregúntese: ¿Puedo vivir sin lograr lo que pretendo? ¿Hay otras formas de lograrlo? Y, ¿cómo no me afecta emocionalmente el no lograrlo? Solo entonces comenzarás a aceptar la aparente derrota convirtiéndola en una victoria.
La aceptación radical comienza con la comprensión de un antiguo proverbio chino que dice: "un copo de nieve nunca cae en el lugar equivocado". Esto significa que no tiene sentido luchar contra lo que ya ha sucedido y, a menudo, no tiene sentido tratar de encontrarle un significado. Algunas cosas pasan, tenemos que aprender a aceptarlas y seguir adelante, tratando de minimizar al máximo su impacto.
Por otro lado, también es fundamental aprender a aceptar nuestras limitaciones. No cabe duda de que es importante intentar alcanzar una meta, pero también llega un momento en el que es necesario abandonar o repensar las metas adoptando una perspectiva más realista.
Podemos tomar esta frase del célebre psicólogo que ha dedicado la mayor parte de su vida al estudio de las emociones humanas, William James, transformándola en nuestro mantra: "aceptar lo sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia".
Y no debemos olvidarnos de crear espacios positivos de reconstrucción que nos permitan llenarnos de energía dinámica y motivadora. Es cierto que a veces las cosas no salen según lo planeado, pero también hay muchas cosas grandes y pequeñas por las que nos sentimos agradecidos y normalmente las damos por sentadas.
Aprender a concentrarse en estas cosas, tal vez llevar un diario de gratitud, nos ayudará a compensar las experiencias negativas y recargar nuestra batería emocional con más energía positiva que actuará como un escudo frente a los momentos frustrantes.
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