Ser amable con nosotros mismos mejora nuestro estado de ánimo y nos da motivación y creatividad para solucionar cualquier problema. Sin embargo, algunas personas rechazan esta idea. ¿Cómo?
Última actualización: 31 de mayo de 2022
Sentir compasión por uno mismo es raro, también porque durante mucho tiempo se le dio al término una connotación negativa. Se ha asociado con el duelo, el dolor, la lástima y la pasividad, entre otros aspectos. Sin embargo, éste no es el caso.
Una de las razones por las que no somos compasivos con nosotros mismos es que, en principio, es una actitud que tomamos con los demás. Desde un punto de vista etimológico, el término proviene del latín cumpassio, que significa 'sufrir juntos'. Va más allá de la empatía: es ponerse en sintonía con el otro y sufrir juntos.
Cuando este término no se aplica a los demás, sino a uno mismo, significa simpatizar con el propio dolor. No silenciarlo, cuestionarlo o disfrazarlo, sino acogerlo de manera positiva, con sentido de autocuidado y autoprotección.
Sin embargo, varios factores te impiden sentir compasión por ti mismo. Te los presentamos en las siguientes líneas.
“La compasión se puede definir como la capacidad de reconocer el sufrimiento propio y el de los demás, y hacer todo lo posible para prevenirlo o aliviarlo de la mejor manera posible”.
-PAGS. gilbert-
Factores que te impiden sentir compasión por ti mismo
1. Confundir compasión con piedad
Es común confundir ser compasivo con lástima o victimismo. Aunque comparten la misma raíz, lo que diferencia a uno del otro es la acción involucrada.
Cuando sentimos pena por nosotros mismos, lo que hacemos es reconocer el sufrimiento y experimentarlo. En otras palabras, detectar una herida y ser consciente de su presencia. Lo ideal es dejar que otros lo vean y lo reconozcan también.
Uno va más allá cuando siente compasión por sí mismo, ya que no se trata solo de reconocer tu propia herida o dolor, sino también para entenderlos y curarlos de una manera amorosa. Un ejercicio de respeto y cuidado propio, no una exaltación del sufrimiento.
2. No saber ser compasivo contigo mismo
Uno de los principales obstáculos para cultivar la compasión por ti mismo es que muchas veces no sabes cómo hacerlo. A nivel teórico, podemos entender lo que significa simpatizar con el propio dolor, pero no siempre es fácil traducirlo en la práctica diaria.
Es necesario conocerse y sensibilizarse antes de ser compasivo. Solo así es posible identificar la presencia de dolor o sufrimiento y percibir su intensidad. Cuidarse significa no exponerse o limitar la exposición a lo que nos hace daño. También reduzca las demandas personales cuando sea vulnerable.
Muchas veces la mejor forma de ser compasivo contigo mismo es permitiéndote pedir ayuda.. Hay situaciones que, por una u otra razón, no podemos resolver individualmente. Pedir y aceptar la mano de los demás es también una forma de solidarizarnos con nuestro dolor.
3. Pensar que tratarte mal te hace más fuerte
Uno de los grandes obstáculos para ejercer la autocompasión. Existe la idea errónea de que uno es fuerte cuando resiste los ataques sin inmutarse., como si fuéramos robles.
El camino de la desensibilización puede protegernos del sufrimiento hasta cierto punto. No nos hace inmunes a él, pero crea cierta resistencia que mitiga el daño. El problema es ese esto también conduce a la indolencia e impide vivir plenamente.
La insensibilidad no es fuerza. La verdadera fuerza radica en la capacidad de permanecer en contacto con nuestra esencia y en paz gracias a ella.. Ser compasivo contigo mismo te hace fuerte porque te ayuda a comprenderte mejor y a adoptar la posición más adecuada en todas las circunstancias.
4. No cultives la compasión por ti mismo por miedo a ser egoísta
Otra creencia errónea es la que conduce a la confusión entre compasión y egoísmo. La idea que centrarnos demasiado en nosotros mismos es una afrenta para los demás es ampliamente compartido. ¿No hay gente que está peor que nosotros? ¿Qué dirían si nos vieran darle tanta importancia a nuestro sufrimiento?
La verdad es que es muy difícil ser compasivo con los demás si no lo eres contigo mismo primero. Uno está estrechamente relacionado con el otro. Cada uno encuentra la humanidad dentro de sí mismo, por el camino de la sensibilidad y la comprensión.
Conclusiones
Si podemos ser compasivos con nosotros mismos, reducimos la autocrítica estéril, aumentamos la confianza en nosotros e incluso fortalecer el sistema inmunológico.
También nos volvemos más comprensivos y solidarios con los demás. En breve, este hábito saludable nos hace mejores personas.