El contraste mental es una estrategia muy útil para fomentar esa dosis moderada de optimismo que necesitamos para alimentar nuestra motivación. Te explicamos en qué consiste esta técnica y le sacamos el máximo partido.
Última actualización: 14 de marzo de 2022
El contraste mental es un ejercicio y perspectiva que ayuda a ver las cosas desde un punto de vista más realista. Se convierte en una gran herramienta para la consecución de objetivos y contrarresta en cierta medida el optimismo ingenuo.
Muchos textos hablan de los beneficios del optimismo sin especificar, sin embargo, que se dan bajo ciertas condiciones. A veces se cree que basta con "pensar en positivo" para que todo salga bien. Esto no solo es ingenuo, sino que en muchos casos también puede ser contraproducente para lograr los objetivos.
Así como una actitud positiva y la esperanza de buenos resultados ayudan a alcanzar cualquier meta, no es menos importante ver los límites de la realidad. El contraste mental sirve precisamente para adoptar una perspectiva más cercana a los hechos.en lugar de seguir el curso de los acontecimientos por suerte o inercia.
Un idealista es aquel que, al notar que una rosa huele mejor que un repollo, concluye que con ella se puede hacer una sopa mejor.
-Henry Louis Mencken-
Optimismo ingenuo
Ser optimista es saludable ya que es un sentido esencial de esperanza. Aunque las cosas salgan mal, la fe no se apaga. Esta es una perspectiva extraordinariamente motivadora.
El problema surge cuando la persona espera que el rumbo cambie y que el destino dirija el timón. hacia ese lugar donde se cumplirán sus expectativas. Estos viajes mentales están muy lejos de la reflexión, necesaria para modificar la inercia de los acontecimientos.
“Desde la última vez tuve mala suerte, esta vez tendré suerte y el destino me devolverá lo que no me quiso dar en el pasado”. Mucha gente cree que hay que equilibrar la buena y la mala suerte, pero lo cierto es que el destino no necesariamente está dispuesto a pagarnos todo lo que nos debe.
Ojo, porque no estamos diciendo que a veces dejar fluir los acontecimientos no sea importante. Digamos que es importante estar preparado para hacer correcciones de rumbo cuando sea necesario. Respetamos ese fluir natural, pero también intervenimos para reacomodar o corregir el curso de los acontecimientos.
el contraste mental
El contraste mental se refiere al ejercicio de comparar planes y deseos con los límites objetivos de la realidad. Una cosa es lo que queremos que suceda, y otra las posibilidades reales de que suceda. Contrastar unos con otros ayuda a trabajar con una visión más objetiva de la realidad.
¿Tiene sentido bajar los niveles de optimismo? El contraste mental sirve para identificar mejor las debilidades de las estrategias adoptadas. Si vemos un resultado negativo, preguntémonos por qué pudo haber ocurrido.
Responder a esta pregunta le dará ideas para intervenciones que aumentan las posibilidades de obtener el resultado deseado.
Los riesgos de la autosugestión y el idealismo
Cuando una persona se dice a sí misma que todo irá excelente, también se impone una presión que no solo puede ser excesiva, sino también poco satisfactoria. Pensar en una realidad y un mundo en el que todo es armonioso, maravilloso e idílico es elevar demasiado las expectativas, hasta el punto de nunca alcanzarlos.
El optimismo ingenuo a menudo conduce a la decepción. Se espera tanto de la realidad que al final ni siquiera lo positivo cumple con las expectativas.
Para los que profesan el optimismo como religión, se autosugieren. En casos extremos se cree que la fuerza de la mente tiene el poder de transformar lo negativo en positivo de una forma casi mágica.
Está claro que una persona puede imaginar un mundo color de rosa y decidir vivir en él. Sin embargo, esto te priva de las valiosas lecciones que están implícitas en los errores y fracasos. De hecho, aprendemos mucho más de las veces que tropezamos que de los éxitos.
obviamente, el contraste mental debe usarse con sensatez. Hay un viejo adagio que dice que siempre es bueno "esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor". Para eso está la perspectiva realista.